Un hecho que delata que los peligros de la migración hacia el norte de América siguen sin solventarse. Al menos diez personas murieron ahogadas en una zona del Caribe panameño. Según las autoridades de ese país, los migrantes habrían tomado una ruta para evitar un camino más largo por la selva del Darién.
«De acuerdo con información recibida en las afluentes ribereñas cercanas a la comunidad de Carreto, se observaron diez cuerpos de migrantes que fallecieron ahogados producto de una cabeza de agua», informó el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) en un comunicado.
El hecho se da en medio de unas semanas movidas en términos de regulaciones migratorias en Panamá. Desde la llegada de José Raúl Mulino a la Presidencia el 1 de julio, las medidas para contener los cruces al país se han endurecido: se anunció un acuerdo con Estados Unidos para devolver a sus países a migrantes que llegaran a Panamá por el Darién y también se han cercado algunos de los pasos migratorios, entre otras medidas.
Las autoridades panameñas señalan que buscan “canalizar la migración irregular” por una ruta que han denominado como un “corredor humanitario” por el Darién. Se trata de un paso que “conduce a Cañas Blancas» donde, señalan los funcionarios, «se dispone de patrullas especializadas para su protección y asistencia humanitaria».
Según el Gobierno de Panamá, esto ayudaría a brindar más protección a los migrantes y combatir la delincuencia que afecta a buena parte de los migrantes que cruzan por la selva que divide a Colombia y Panamá. Sin embargo, las medidas no han estado exentas de críticas y cuestionamientos sobre si ponen en riesgo a la población migrante.
A pesar de los cuestionamientos, el Gobierno de Mulino asegura que las medidas son un intento por contrarrestar el aumento de los cruces irregulares, que en 2023 llegaron a una cifra récord de 520.000 personas. Mientras que en lo que va de este año ya ha habido 216.000 cruces.
Mulino, a la defensa de los pasos cercados del Darién
Las autoridades de Panamá han estado cercando de manera progresiva los cruces con vallas de alambres de púas. Específicamente, unos 4,7 kilómetros en cinco pasos no autorizados han sido cerrados con esas “barreras perimetrales”.
Según Mulino, el flujo de migrantes ha disminuido desde que se han implementado estas medidas. El 8 de julio, el presidente señaló que veía “con satisfacción los informes” del Servicio Nacional de Fronteras.
El mandatario detalló que en junio atravesaron el Darién unas 31.049 personas y en lo que va de julio lo han hecho 11.386. Sin embargo, todavía se está a la espera de las cifras oficiales de todo el mes, para poder tener un punto de comparación certero.
«Creo que el sistema de haber puesto las cercas y reconducir el tránsito hacia una sola dirección ha ayudado mucho, así como también el patrullaje intenso las 24 horas», sentenció Mulino.
Ola de críticas a las medidas de Mulino
Los cierres adoptados por el Gobierno panameño han tenido una serie de críticas debido a que podrían violar los derechos de los migrantes. Uno de los primeros cuestionamientos vino desde el país vecino. «Los alambres de púas en la selva solo traerán ahogados en el mar», señaló Gustavo Petro en su cuenta de X.
También lo hizo la Defensoría del Pueblo colombiana, que pidió que las autoridades panameñas aseguren «los postulados del derecho internacional de los derechos humanos».
Roger Mojica, director de Migración Panamá, dijo que las medidas buscan “permitir que el servicio nacional de fronteras pueda brindar la seguridad a los migrantes”. Y añadió: “debería ser una migración segura, ordenada y regular… y el paso de estas personas por nuestra selva no es ni segura, ni ordenada, ni regular”.
Además, señaló que solo “algunos pasos” han sido cerrados y que “las patrullas le están indicando a los migrantes el paso correcto para seguir”.
Sin embargo, la medida ha generado dudas entre organismos humanitarios como Human Rights Watch. Martina Rapido Rogozzino, investigadora de esa organización, afirmó para France 24 que la preocupación está en que «la falta de control estatal en esa área» abra «nuevas rutas que expongan a los migrantes a nuevos peligros».
Acuerdo de retorno con EE. UU.
También este mes, Panamá anunció un acuerdo con Estados Unidos sobre el retorno de migrantes que hayan atravesado la selva del Darién. Una estrategia conjunta que busca reducir el flujo migratorio.
Todo el mundo que el Gobierno de Panamá determine que debe ser retornado van a ser ‘elegibles’ para el programa» que devuelve a los migrantes a su país, dijo en Ciudad de Panamá la agregada regional de Seguridad Interna de EE. UU., Marlen Piñeiro.
Además, Piñero señaló que se están discutiendo los detalles para un “piloto” del plan. También afirmó que los migrantes «no necesariamente tienen que tener un antecedente criminal», sino que tienen que «caer bajo la ley de deportación y expulsión» del país centroamericano.
«Este programa de repatriación está basado en la ley panameña, que tiene tres categorías: deportaciones, expulsiones y repatriaciones voluntarias. Estamos elaborando y colaborando en el espacio de expulsiones y deportaciones», detalló.
El acuerdo entre Panamá y EE. UU. tiene un valor de seis millones de dólares. Un monto que estará destinado a los organismos encargados de aplicarlo.