Por: Jhon F. Mieles Rueda/ Hoy muchos colombianos y especialmente los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía se preguntan qué pasará una vez Gustavo Petro se posesione como presidente de la República y asuma su rol como comandante en jefe.
El triunfo de Gustavo Petro en las elecciones se convierte en un giro político sin precedentes en la historia reciente del país y ahora son más de 420.000 hombres y mujeres de la fuerza pública a los que se les direccionará en una nueva doctrina sintetizada en el concepto de la “seguridad humana”.
En vista de que es la primera vez que en Colombia asume el poder un gobierno de izquierda, algunos militares y policías retirados creen que la relación del jefe de estado con las Fuerzas Militares tendrá complejidades por su pasado guerrillero, por sus pasadas críticas a la policía y por sus señalamientos a los generales del ejército a los cuales acusó de estar en la nómina del Clan del Golfo.
Por ahora la noticia más relevante es el nombramiento de Iván Velásquez Gómez como ministro de Defensa, responsable de la investigación judicial contra la parapolítica y excomisionado de la ONU responsable de la comisión contra la impunidad en Guatemala, quien además es un férreo luchador contra la corrupción, lo que le ha causado muchas dificultades en su carrera profesional.
Los cambios que se avecinan pueden ser trascendentales para la seguridad ciudadana y la defensa de la soberanía nacional, ya que siendo Petro partidario de un mayor gasto social, puede haber una notable reducción en los próximos años del gasto militar y del presupuesto destinado al Ministerio de Defensa.
Así mismo, algunas de las propuestas de Gustavo Petro son la eliminación del servicio militar obligatorio haciendo también ajustes en los requerimientos de contratación pública, debido a que parte de la exigencia es tener libreta militar ya sea de primera o segunda categoría.
Petro también planea impulsar la eliminación el fuero penal militar, lo que implicaría una reforma a la constitución política debido a que allí está contemplado que por temas técnicos exista el principio de un juez natural, que conozca la misionalidad y normas internas, de hecho, si se acaba el fuero, dejarían de existir delitos como el de centinela, deserción, insubordinación y peculados específicos que solo existen en el código penal militar.
También se planean reformas como la eliminación de la tesis del enemigo interno y del desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) para remplazarlo por un organismo pacifico de resolución de conflictos y cambiar la forma de llevar las estadísticas de las Fuerzas Militares en la que no primen las bajas sino la cantidad de vidas salvadas.
Sin embargo, una de las reestructuras que plantea el programa de gobierno de Petro y quizás una de las más polémicas es pasar la Policía Nacional al Ministerio del Interior o de Justicia como sucede en Alemania y Estados Unidos. Esto, para algunos podría significar la perdida de jerarquía y una disminución del presupuesto que tendrá la institución, que aseguran de por sí ya es limitado.
Los efectos de todas estas reformas mencionadas anteriormente se pueden traducir en unos años en una baja considerable en las capacidades operativas de los organismos armados del estado ya que secuencialmente se reduciría considerablemente el número de efectivos y se menguaría el desarrollo y compra de equipo militar actualizado, lo que dejaría a unas fuerzas militares con un equipo obsoleto y un personal con una deficiente capacidad de combate.
Esto significaría una reducción de las capacidades disuasorias y que Colombia en unos años estaría más vulnerable ante un eventual ataque de cualquier país de la región y no estaría en condiciones de defender eficientemente la soberanía nacional.
Además, dichas reformas podrían beneficiar indirectamente a los grupos armados ilegales como el ELN, el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc ya que, si no se llega rápidamente a un proceso de paz con dichas organizaciones delictivas, podrían fortalecerse militarmente y aumentar su poderío e influencia en las distintas regiones del país por causa del debilitamiento de las capacidades operativas y de control territorial por parte de la fuerza pública.
Así mismo, dichas reformas podrían suponer una mayor sensación de inseguridad por parte de la ciudadanía, un aumento de los desórdenes y deterioro del inmobiliario público a causa del vandalismo que se incrementará ante la eventual ausencia del Esmad y un aumento de actividades delictivas relacionadas con el narcotráfico y los cultivos ilícitos.
Sin embargo, esto no es del todo negativo, también el nuevo presidente Gustavo Petro ha contemplado reformas como la democratización de beneficios para las fuerzas en cuanto a acceso a pensión y remuneración y, un tema que retumba en las tropas, la posibilidad de ascensos, incluso a lo más alto de la cúpula, tumbando lo que Petro ha señalado como una “muralla aristocrática” para ahora quien inició como soldado, y tenga los méritos, pueda llegar incluso a ser general. Además, Petro ha recalcado que el sistema de ascensos debe ser estrictamente por mérito y no por palanca política.
También se promete ciudadelas para que los soldados y sus familias vivan con dignidad, a diferencia de lo que ocurre hoy, que dichos beneficios solo priman para oficiales y los suboficiales. No más traslados lejos de la familia, y cambiar el “inhumano” servicio de salud, plagado de críticas.
Promete mejores hospitales militares en Bogotá, guarderías y colegios para los hijos e hijas de los militares, acceso prioritario al Sena y créditos condonables con el Icetex, plan de asignación laboral en retiro con el Inpec, en manejo de tránsito y empresa privada, propuesta que busca evitar según Petro, que los militares retirados no terminen en grupos terroristas, de paramilitares o de mercenarios.
Petro sabe que la estabilidad de su gobierno depende en gran medida de tener a los militares de su lado. Eso sí, es enfático en que no son deliberantes y por lo tanto no deben participar en política.
Ahora solo queda esperar cuales de dichas reformas realmente se llevarán a cabo por parte de Gustavo Petro cuando asuma la presidencia y la comandancia de las Fuerzas Militares y de Policía, así como los efectos que dichas reformas pueden causar a la seguridad nacional en los próximos años.
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*Escritor, agroforestal y político local.
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