Por: Pedro Bernard Sarqués Plata/ Los influencers, figuras que han ganado popularidad y credibilidad entre sus seguidores, a menudo opinan sobre cualquier tema, escudados en el libre albedrío y la libertad de expresión. Sin embargo, esta práctica puede poner en peligro a otras personas y hasta afectar la política de un país.
La libertad de expresión es un derecho fundamental, pero como cualquier derecho, tiene límites cuando su ejercicio pone en riesgo la salud pública, la seguridad y el bienestar de la sociedad. En Colombia y a nivel mundial, se ha observado cómo influencers sin capacitación adecuada emiten opiniones sobre temas delicados como la medicina, la política y la economía, sin comprender las implicaciones de sus palabras
Un ejemplo claro es el caso de personas que, sin haber estudiado medicina, ofrecen consejos sobre tratamientos y medicamentos a sus seguidores. Recientemente, un influencer recomendó el uso de ciertos suplementos para tratar enfermedades graves, lo que llevó a varios seguidores a experimentar efectos secundarios adversos y casos como esos hay miles denunciados.
De manera similar, hemos visto a individuos opinar sobre política sin conocer siquiera cómo está constituido el Estado o cómo funcionan sus instituciones, lo que puede llevar a la difusión de ideas erróneas y perjudiciales. Si no me cree, eche un vistazo a nuestro Congreso, donde encontrará a algunos de los miembros más activos en redes, con diversas tendencias políticas.
Estos casos no solo son absurdos, sino peligrosos. La credibilidad de estas figuras públicas se basa en la empatía y la confianza que generan en su audiencia, más que en su capacidad técnica o conocimiento experto.
La necesidad de una legislación y regulación
Para proteger a la sociedad y asegurar la calidad de la información que se comparte, es imperativo considerar una legislación que requiera a los influencers estar certificados en los temas sobre los que opinan. Esto no significa limitar la libertad de expresión, sino fomentar una divulgación responsable y profesional.
Proponer una legislación que exija a los influencers demostrar experiencia o educación en los temas que abordan podría ser un paso crucial. Imaginemos una sociedad donde las opiniones sobre temas médicos provengan de profesionales de la salud y las discusiones políticas sean dirigidas por politólogos y expertos en la materia. Esto no solo elevaría la calidad de la información disponible, sino que también reduciría el riesgo de desinformación y daño a la audiencia.
Respeto y profesionalismo en la opinión
La opinión y la divulgación de información deben ser tratadas con el respeto y profesionalismo que merecen. No se trata de silenciar voces, sino de asegurar que las voces que se escuchan son informadas y responsables. En última instancia, el objetivo es crear una sociedad más informada y consciente, donde las decisiones se tomen basadas en información veraz y bien fundamentada.
La responsabilidad de las redes sociales
Es fundamental que las plataformas de redes sociales también participen activamente en esta regulación. Dado que son el principal medio de difusión de información, deben adecuar sus sistemas para asegurar que el contenido compartido sea óptimo en términos de credibilidad. Esto podría incluir la implementación de algoritmos que prioricen la información verificada y la colaboración con expertos para evaluar la veracidad del contenido publicado.
Opinión sin restricciones
Existen temas, como la política, la religión y la educación, sobre los cuales cualquier persona debería poder opinar libremente. Estos asuntos son fundamentales para el debate democrático y la diversidad de pensamiento. La opinión libre en estos campos enriquece el diálogo social y fomenta la participación ciudadana. Sin embargo, es crucial distinguir entre opinar y enseñar. Enseñar sobre estos temas sin la debida capacitación puede llevar a la desinformación y a la propagación de conocimientos incorrectos.
Para terminar, podríamos decir que el impacto de los influencers en la sociedad actual es innegable. Sin embargo, con gran poder viene una gran responsabilidad. Es crucial que quienes tienen una plataforma comprendan la influencia de sus palabras y actúen con responsabilidad. Implementar una legislación que exija certificación y capacitación en los temas que se abordan puede ser una solución viable para asegurar que la información que circula en las redes sociales sea precisa y beneficiosa para todos.
La libertad de expresión no debe ser un escudo para la irresponsabilidad. En cambio, debe ser un catalizador para una sociedad más informada y consciente, donde la opinión profesional y fundamentada sea la norma y no la excepción.
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*Ingeniero de Sistemas, director de proyectos de innovación tecnológica.
Feliz tarde son las mejores opiniones del país y queles siga bendiciendo cada dia mas con más opiniones y mejores resultados para todos