Por: Diana Ximena Carreño Mayorga/ Hablar del fenómeno del niño anualmente para esta época ha estado enmarcado en planes proyectivos, rutas de atención y prevención para el alto riesgo que ocasiona este evento climático de alto impacto en la salud, la naturaleza y la vida de los Santandereanos.
Pues bien, las alertas tempranas se han encendido, los cuerpos institucionales se han activado y nuestra calidad de vida disminuye cada vez más, por cada árbol incinerado, hoy lunes 22 de enero ya son 500 hectáreas en Santander y según informa Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos de Desastres (UNGRD) van 237 incendios forestales en Colombia.
El pasado sábado 20 de enero nuestra fauna se incendió por la montaña de Ruitoque, aquella meseta preciosa apreciada desde el firmamento empezó visualizándose desde el cielo con una franja ardiente que atravesaba en sentido norte-sur hasta llegar al río Hato, las noticias no paraban de informar aquel desastre natural ocasionado por el ser vivo más peligroso que quizás haya existido en el planeta tierra: la raza humana.
Irónicamente somos los seres más pensantes pero los que menos actuamos desde la misma razón. Es imprescindible y lamentable reconocer que somos la amenaza más grande de nuestro entorno y hoy el ecosistema nos expresa el mal uso que venimos haciendo de nuestros recursos.
Dándole continuidad a la noticia lamentable de los desastres, cuando el foco estaba encendido hacía la montaña, empiezan las diferentes alarmas en el municipio de Girón, Floridablanca, Matanza, las zonas de Bucaramanga como morrorico, el puente del viaducto y hoy mientras escribo, el fuego continúa extendiéndose en diferentes lugares de la ciudad.
El llamado es claro: Consciencia y empatía. Vivimos en un mundo donde la productividad del buen vivir se trata simplemente de hacer dinero y pensar en el bienestar propio y no en el bien colectivo. Hoy el calor no azota, el 99% de Santander está en alerta roja, la contaminación y la temperatura han subido como nunca lo hemos vivido y en función de esto quisiera saber, de que vale el dinero si, por ejemplo, por poco y tenemos que vivir la tragedia de perder la montaña de Ruitoque, gracias a nuestros cuerpos de Bomberos, Defensa Civil, Policía, Ejército y Fuerza Aérea fue solo la noticia de dos mansiones incineradas -si hablamos de lo material-.
Volviendo a lo importante, es indispensable que tomemos decisiones claras, cuidemos la naturaleza, reciclemos, ayudemos al prójimo a tener consciencia, pero no desde los insultos, las ofensas o imprudencias, necesitamos amor, paciencia y mucha empatía. En nuestras manos esta tener un mundo mejor y hoy marcamos un indicio importante en la historia de la tierra, de nuestra tierra Santander, esta región Andina rica en fauna y flora, un territorio lleno de gente incansable que preserva el legado de su tierra y ancestros.
Hoy nuestra geografía montañosa aclama a gritos que cada persona de este departamento aporte con acciones afirmativas, quiero ver a mi gente replantando, limpiando, reciclando y uniéndose por una causa en común: vivir en plenitud en nuestro paraíso Santander.
…
*Psicóloga con enfoque social y comunitario.