Por: Holger Díaz Hernández/ “Soy un optimista. No parece útil ser otra cosa”: Churchill.
Hoy se cumple un año del primer caso de Covid-19 en el país y 15 meses del inicio de la pandemia en Wuhan (China), con 116 millones de casos y 2.58 millones de muertes en el mundo, en Colombia 2.27 millones de infectados y 60.300 muertes.
Millones de cuartillas se han escrito en los medios de comunicación, en las redes sociales y en las más connotadas revistas médicas sobre esta enfermedad, las más grave que ha asolado al mundo en los últimos 100 años y la primera considerada sindemia en la historia de la medicina.
Se han realizado miles de trabajos clínicos y de investigación sobre el Covid-19, es la enfermedad más estudiada en las últimas décadas.
Gran parte de estos estudios se han hecho en la búsqueda de compuestos o medicamentos que eviten, mejoren los síntomas o curen la enfermedad, desde la moringa y otras plantas hasta el dióxido de cloro o la ivermectina entre otras muchas, pero los esfuerzos han sido vanos. Nada hasta ahora ha resultado realmente efectivo.
En lo que si la ciencia ha tenido resultados espectaculares es en el desarrollo de un grupo muy importante de vacunas que hoy garantizan en general el 100% de protección para muerte por el virus y por lo menos el 85% para enfermar gravemente, siendo este es uno de los logros más importantes de la ciencia médica en los últimos años.
Desde el mes de diciembre pasado cuando inició el proceso de vacunación en el Reino Unido, se han aplicado a más de 270 millones de personas alrededor del mundo, 82 millones en Estados Unidos y más de 50 millones en China.
Israel fue el primer país en vacunar a más del 70% de su población y en lograr la inmunidad de rebaño.
América es una de las zonas donde más retraso han tenido estos procesos de inmunización, con excepción de EE.UU. y Chile que han vacunado más del 20% de sus ciudadanos el resto de países van a la zaga.
Colombia ocupa uno de los últimos lugares en la fila, no solo inició en forma tardía la negociación de las vacunas, sino que además hasta el momento sólo ha logrado hacerlo con el 0,39% de la población.
Las cifras muestran que se han vacunado en promedio 13.000 personas día, a ese ritmo necesitaríamos 9 años para tener cobertura total.
En muchos de los departamentos solo se han aplicado el 40% o menos de las dosis enviadas, lo que evidencia la inoperancia del sistema y un caos en la implementación de los planes de contingencia que debían estar listos por parte de los entes territoriales y el ministerio de salud.
Santander no ha sido ajeno a esta problemática, a pesar que su población corresponde al 4% aproximado de la del país a la fecha sólo le han asignado el 2.8% de las vacunas distribuidas, de estas solo el 40.7% han sido aplicadas a la población priorizada en fase 1, estas cifras comparadas con departamentos como Atlántico o Nariño cuyos porcentajes superan el 70% de inmunizados nos deja mal parados en el contexto nacional; algo debe estar pasando con los responsables de implementar las políticas públicas en salud de la región.
Si nos detenemos a observar el número de muertes por Covid-19 en el país en las últimas dos semanas, entre el 8 y el 10% han ocurrido en nuestro departamento, estas cifras deberían llamar la atención de las autoridades médicas locales y de los epidemiólogos ya que triplican el promedio con respecto al resto del país, en un momento donde han disminuido en forma importante el número de casos.
Hay que advertir que estamos ante un relajamiento de las medidas de protección necesarias, como si la enfermedad se hubiese ido, pero desde ya se anuncia una nueva ola de casos en el mes de abril que podría ser más grave.
Se requieren unas 12.000 millones de dosis para vacunar a los 7.800 millones de habitantes de la tierra, hasta el momento se ha vacunado al 4%, de estos el 45% han sido de los países ricos del G7 (EE.UU., Japón, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Canadá).
La mayoría de ellos han garantizado un número de vacunas que excede en tres o cuatro veces las necesidades de su población, en una estrategia que es la más desigual de la historia humana reciente.
Se anuncia la posibilidad que algunos grupos empresariales puedan importar vacunas para ser adquiridas por quienes tengan la capacidad económica de hacerlo, pero pasará mucho tiempo antes de que esto ocurra porque la disponibilidad de las mismas está restringida a todos los niveles.
La otra posibilidad a explorar y ante la cual el gobierno del presidente Duque debe concentrar sus esfuerzos futuros es la de producir las vacunas en el país. Los problemas no son sólo técnicos, sino además jurídicos y políticos.
A pesar que el país no cuenta con la tecnología para producir vacunas de ARN mensajero como las de Pfizer o Moderna esta puede ser proveída por las farmacéuticas productoras, el obstáculo de fondo es el tema de la propiedad intelectual de las patentes, estas duran por lo general 20 años, hay dos caminos: negociarlas con las multinacionales o unirnos a los países que han propuesto a la OMS la posibilidad de una excepción temporal frente a los tratamientos y vacunas contra la Covid, dadas las condiciones extraordinarias de esta pandemia que no solo ha llevado al colapso sanitario si no también financiero del mundo.
Colombia tiene una posición geográfica ideal que sumada a su excelente infraestructura sanitaria y a su talento humano en salud garantizarían la producción de vacunas no solo para el consumo interno sino además para proveer las de Centroamérica y parte de Suramérica.
Esto requiere un esfuerzo diplomático audaz con Estados Unidos y los estados europeos productores de vacunas, el presidente ha anunciado conversaciones con Emmanuel Macron de Francia, pero debe explorarse mucho más con Reino Unido y Alemania.
Cada día que pase, cada paciente nuevo infectado es un riesgo de mutación del virus lo que representa la posibilidad de resistencia a las vacunas disponibles hoy.
Es claro que con la actual capacidad instalada de los países productores aun trabajando a todo vapor es imposible que logren tener en el corto plazo los miles de millones de vacunas necesarias para erradicar esta pandemia nefasta, haciendo más necesario que países como Colombia las puedan producir.
De poco sirve aplicar una dosis de vacuna si no está garantizada la segunda en los casos que se requiere, la inmunidad de rebaño tan ansiada hoy por la humanidad se logrará en la medida que la mayoría de la población sea vacunada en un periodo específico de tiempo.
Hoy esto es muy poco probable para la mayoría de los países más pobres del mundo.
“No debes tener miedo a la oscuridad, si revisas está llena de oportunidades”: Anónimo.
*Médico cirujano y Magister en Administración.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).