Por: Javier Orlando Acevedo Beltrán/ El sábado pasado salí con mi familia a pasar un rato divertido, de esos planes que incluyen visita a algún parque, aprovechando que tengo un bebe de tres años, y posteriormente, este tipo de planes incluye una “salidita a comer”; últimamente, mi esposa y yo hemos tratado de dejar de comer comidas rápidas o como lo llaman jocosamente los nutricionistas “comidas chatarra”, y es que éstas comidas incluyen un repertorio de cosas que, según los expertos de la salud, hacen mucho daño como lo son las salsas, grasas saturadas e hidrogenadas que son las culpables de producir obesidad, patologías cardiacas, digestivas, y otras enfermedades que incluyen inflamación del organismo.
Pero, como todo buen colombiano hice alarde a ese equivocado refrán que dice “uno al año no hace daño” y me dispuse a ir a comer a un sitio de un conocido y viejo amigo que acabo de abrir hace pocos meses, producto de los estragos que produjo el Covid-19 en todo el mundo, y que por supuesto Santander no fue la excepción, y es que en el departamento para el punto más álgido de la pandemia 123 mil personas perdieron su trabajo en el área metropolitana y mi amigo fue uno de esos 123 mil nuevos desempleados del 2020. Sin embargo, la reactivación económica inicio con la vacunación y mi amigo está iniciando de nuevo con su emprendimiento gastronómico como él llama a su negocio de comidas.
Después de saludar a mi viejo amigo, pedí el famoso Salchipapa, pero para sorpresa mía, mi amigo me respondió que por ahora no vendía salchipapa, que me ofrecía Salchiyuca, inicialmente solté la risa pero después me di cuenta que me hablaba muy en serio, y cuando le pregunte, ¿por qué ya no vendía este producto? -me respondió- “es imposible comprar papa con esos precios de este año”, me dijo algo que me quedó sonando muchísimo… “La inflación está más agresiva que el Covid”.
Mi amigo que no es economista y me dio una gran lección del impacto de la inflación en el mercado y en la canasta familiar, así como del impacto en el sector productivo y comercial del país a pequeña y gran escala. Es que, según el DANE, la inflación en Colombia está casi por el 7% y los alimentos incrementaron su valor en casi un 20% en promedio; para el caso de la papa paso de $2.000 la libra a $3.500, es decir incremento del 75% y se dice que las carnes aumentaron su valor entre el 30-35%.
Ahora entiendo a mi amigo y mientras estos valores sigan incrementando a causa del alza de los fletes, de la escasez de conteiners, del alto costo de los insumos agrícolas y de la aparición y desaparición de las variantes del Covid-19, por ahora se acabó el Salchipapa.
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*MBa en Administración, Master en dirección empresarial, especialista en gerencia de proyectos, ingeniero UIS, analista de variables económicas y sociales.
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