Por: Holger Díaz Hernández/ “Vive como si fueses a morir mañana. Edúcate como si fueses a vivir para siempre”- Mahatma Gandhi.
El anuncio del gobierno nacional en cabeza de la Ministra de Educación, María Victoria Ángulo hace pocos días del fin del programa “Ser Pilo Paga” ha producido gran desazón en los miles de estudiantes de escasos recursos económicos que terminan sus últimos años de bachillerato y que se enfrentan a la incertidumbre de no tener definido como van a poder costear sus estudios universitarios, para la gran mayoría esta es la única oportunidad para poder salir de la trampa de la pobreza.
Desde el 2014 cuando inició “Ser Pilo Paga” llega a 10.000 estudiantes por año de los aproximados 480.000 que se gradúan, con el objetivo de permitirles a los jóvenes con los mejores resultados en las pruebas de estado de los niveles 1, 2 y 3 del Sisbén ingresar a las universidades del país que poseen Acreditación de Alta Calidad, con un crédito condenable en el 100% que solo es exigible si no terminan la carrera que iniciaron en pregrado, además garantiza la gratuidad de la inscripción y el apoyo económico con medio salario mínimo para el sostenimiento del educando.
El programa no ha estado exento de críticas por parte de algunos sectores que argumentan que con esos 4 billones que vale “Ser Pilo Paga” se podría costear la matrícula de 500 mil estudiantes en las 32 universidades públicas existentes en el país.
La posibilidad de acceder a la educación superior de los más pobres con el programa “Ser Pilo Paga” pasó del 37% al 69% generando un impacto demasiado importante en la posibilidad de tener un país mucho más equitativo, Santander ha sido uno de los departamentos más beneficiados ya que solo en 2017 luego de las pruebas Saber 11 fuimos segundos a nivel nacional con el 9,42% del total del país, aproximadamente 735 estudiantes; comportamiento que nos ha permitido acceder a miles de becas en los cuatro años de “Ser Pilo Paga”.
Uno de los desaciertos del modelo ha sido que desde el punto de vista económico se han beneficiado principalmente solo algunas de las universidades privadas élite del país como los Andes, Javeriana y la Universidad del Norte en la costa atlántica que se han quedado con aproximadamente el 80% de los recursos del programa y muy pocos en las universidades públicas que arrastran además un deuda histórica cercana a los 18 billones de pesos.
El déficit de 2 billones de “Ser Pilo Paga” llevó al gobierno de Iván Duque a tener que salir a conseguirlos del presupuesto nacional garantizando que los beneficiarios actuales terminen sus carreras becados y a redireccionar un programa que a pesar de las críticas ha posibilitado que decenas de miles de jóvenes de escasos recursos tuviesen una oportunidad única de competir hombro a hombro con esa minoría más pudiente del país; en manos de la ministra y basados en la promesa de campaña del Presidente no podemos permitir que desaparezca uno de los proyectos más ambiciosos y que más impacto han producido en esta nueva generación, las universidades privadas “deben poner” eso es contribuir con parte de los costos de las becas y el Estado inyectarle más recursos a las universidades públicas para hacerlas más competitivas en términos de calidad.
Hay demasiados pendientes en materia de educación, por lo tanto programas como “Ser Pilo Paga” son solo uno de los factores que permiten hacer la diferencia y lograr que seamos un país con una educación de alto nivel y mejorar nuestros resultados a nivel internacional, voces como la de Rodolfo Llinas llaman la atención en qué la educación en Colombia es malísima, porque “no hemos aprendido a usar el conocimiento”.
Esto significa que tenemos una deuda demasiado grande con nuestros jóvenes y no es el momento para ser inferiores al reto.