Por: Juan Camilo Revelo/ “Errar a veces suele ser humano”: Fito Páez.
En primera persona. La vergüenza posterior a un estallido de ira, pone en la circunstancia de caer en cuenta sobre lo ridículos que nos vemos cada vez que de forma impulsiva y nada reflexiva, el dolor, la rabia o la frustración, dominan el criterio del buen juicio y la compostura.
El EGO, entendido por sus siglas como “Exceso Güevón de Orgullo”, puede ciertamente dejar en ridículo cuando no se miden las consecuencias del trato que se le da a los demás en relación con la forma, por no saber controlar impulsos que dan lugar a palabras, acciones u omisiones que generan recordación y en ocasiones desgaste en las relaciones interpersonales.
Justo en este punto comprendí mejor que antes las palabras que contienen esta parte de la canción “al lado del camino”, que hoy dan entrada a esta lectura de la vida en relación con sus vicisitudes anímicas, por llamar de algún modo el alcance que puede llegar a tener la mirada hacia la subyacencia de los comportamientos humanos.
Y no hablamos de justificaciones. No. Hablamos de motivantes reales que desde el trasfondo anímico de cada quien, subyacen como insumo para actitudes inintencionadas, es decir aquellas actitudes que realmente no son fruto necesariamente de la premeditación ni la auto-deliberación y que dan lugar a esa “capacidad de errar” en las personas.
Detenerse por un momento, quizás incluso con ocasión de un malhumorado y desafortunado episodio, puede servir de faro ¡para darse cuenta! y hacer algo al respecto. Al final es esto de lo que trata la introspección como capacidad reflexiva también propia del ser humano.
Ya hemos escrito en anteriores oportunidades respecto a los tres niveles que tiene la empatía como capacidad humana, pero ninguna de ellas representa algo si antes no se cae en la cuenta de la propia empatía, esa que corresponde para consigo y frente a sí mismo.
De manera que cuando diferenciamos -con base en estudios publicados en la Harvard Business Review- lo que es la empatía cognitiva, la emocional y el interés empático, debemos entonces traducir esto a ser conscientes de qué es lo que pensamos -y por qué lo pensamos así-, de cómo se llama lo que sentimos -y por qué- y de cuál es mi interés empático respecto a definir qué es lo que necesito para mí mismo, con base en lo que quiera que sea que atormente o que afecte y reste la sensación vital de paz interior.
En el terreno de la vida cotidiana, conceptos como empatía y simpatía tienden a confundirse. Considerando que, aunque sonoramente son semejantes, distan mucho en el impacto que pueden llegar a tener cuando son llevados a la práctica, y sobre todo respecto de uno mismo cuando se trata de dar respuesta a preguntas como las anotadas antes y donde puede caerse fácilmente en el escenario del “autosabotaje por maquillaje” (o no reconocimiento) de los verdaderos pensamientos, emociones y necesidades.
En muchos entornos familiares es frecuente que, dada la natural informalidad del trato cotidiano, pueda pasar desapercibida la necesidad de generar espacios propicios para la reflexión o la introspección.
A pesar de que es justamente la familia el lugar seguro que muchos sienten como auténtico refugio, es también allí donde muchas veces se siembran las semillas de la desconexión, la indiferencia y la indolencia, bajo la “certeza” de conocer a los suyos y casi por ese mismo hecho, asumirse todos confiados en saber qué piensan, cómo se sienten o qué necesitan de nosotros los demás.
No asumir cosas -casi pensando por los demás-, es precisamente el tercero de los cuatro acuerdos fundamentales que Don Miguel Ruiz en su libro “Los cuatro acuerdos” enseña, en términos de “No hagas suposiciones”.
Y, ¿qué son los acuerdos? Son cada letra y cada palabra de cada lengua. Son acuerdos que comprendemos.
Al final y como cierre, quedémonos con la invitación de Henry David Thoreau, quien respecto a las formas de los trasfondos dijo: “El único modo de decir la verdad es hablar siempre con amor”.
Feliz y consciente semana para todos.
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*Abogado conciliador en Cámara de Comercio de Bucaramanga. Especialista en Marketing Político & amp; estrategias de campaña (U. Externado). Experiencia +10 años en Resolución de Conflictos. Mentor en Comunicación estratégica Verbal – No Verbal e Inteligencia Emocional Empresarial.
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