Por: Yamil Cure Ruiz/ Agradeciendo a todos los que me contactan y me piden volver a escribir sobre el Covid, pero es decisión tomada, la vida sigue y hay que aprender a convivir con el virus.
Sin embargo, les dejo dos encales para que aprecien que tan adelantados estábamos a la realidad y que con Corrillos! nos anticipamos las fechas de todo lo que ya pasó y lo que falta por pasar.
Aquí en Corrillos! hace dos meses escribimos una columna (clic aquí). Revista Semana entrevista al experto que ratifica todo eso a hoy (clic aquí).
Entremos a mi columna de hoy, que como todo lo que intento sentenciar es real -ni optimista ni pesimista- solo realista… Sin más preámbulos, empecemos.
El año electoral pasado luego de las elecciones regionales, como se debe, ‘Los Mosqueteros’, la alianza que tengo con otras firmas encuestadoras independientes del país, realizamos un estudio cualitativo para entregar a nuestros clientes y para explicar los causales del resultado.
Uno de los resultados tabulados de nuestro instrumento encuesta, que recuerdo porque me llamó poderosamente la atención, fue una pregunta cerrada que decía: ¿cuál es su pensamiento ideológico político? Marcó: 76% de centro, 15% de centro izquierda y 9% de centro derecha.
Me llamó poderosamente la atención es que a nivel nacional ese fue el consolidado y ver tres hechos contradictorios: Las presidenciales se definieron polarizadas entre izquierda y derecha; politólogo que uno se encuentra le dice a uno que la ideología de centro no existe; y todos firman sobre piedra que el próximo gobierno será de izquierda.
Entonces si los estudios dicen que la gente que se identifica con el centro es mayoría, ¿por qué estamos polarizados? Por qué todo lo político en cualquier latitud de este país está entre Petro y Uribe.
Porque las redes sociales diariamente se turnan la tendencia de lo que dicen los uribistas y la izquierda de la ‘Colombia Humana’. (En momento que se escribe este artículo es tendencia #PetroJamaseraPresidente).
¿Por qué nos definen políticamente a todos como de izquierda o de derecha antes de opinar?
Y lo que encuentro, fruto de mis estudios instrumentados por encuestas, es que no hay lucha de clases, xenofobia marcada o posiciones radicales de izquierda y derecha. Solo hay una lucha generacional entre los Millennialls y la Generación Y. Es decir, entre las personas de 21 a 35 años y los mayores de 43 años.
Los Millennialls reaccionarios al pasado de guerra (aunque todavía existe), donde todo lo que sea estamento les genera anti; desde la policía hasta los congresistas; queriendo que le den soporte económico a todo con subsidios y que el precio de su trabajo sea por menos de 4 millones de pesos mensuales o sino no se trabaja. Un populista se los lleva porque le dice lo que quieren escuchar.
Y la Generación Y, divididos en los ‘mamertos’ y ‘furibistas’ tomando como referencia a las dos figuras que representan dicha división: Petro y Uribe. O el ‘cacas’ y el ‘paraco’ como se dicen despectivamente.
¿Cómo es posible que un genocida sea Senador? Dicen los petristas. ¿Cómo es posible que los magnicidas de Álvaro Gómez y un guerrillero con delitos de lesa humanidad sean senadores? Dicen los uribistas.
Si el espectro es de polarización es tan evidente ¿por qué la gente en todas sus manifestaciones medibles exterioriza ‘No más Petro’ y ‘No más Uribe’?
Quien escribe esta columna se declara antipetrista y vota uribista para que los Intereses del primero no prosperen, pero es claro que lo hago porque no hay otra alternativa electoral.
Y me parece al reflexionar, que esto puede ser lo que le pasa a una gran parte de los votantes a la hora del sufragio.
Mucho el ‘querer ser’, mucho el ‘deber ser’, en teoría, pero en la práctica no hay nadie que encarne el querer ser de centro de la gente y deber ser del anti (uribismo – petrismo).
Por la influencia de los Millennialls se percibe un giro a la izquierda eminente, pero es porque no se ve una tercería a la vista.
Supuestamente Sergio Fajardo sería esa tercería a hoy, es de izquierda, no le camina a nada de lo que dice y hace Petro y también es claro que no es uribista, pero esa tibieza por lo cual le acusa la gente de las dos orillas será su anti a la ahora de lo electoral.
En esta tercería estarían también configurados ‘Fico’ Gutiérrez, Camilo Romero y aunque usted no lo crea Rodolfo Hernández cuya estrategia en Posición ‘E’ es intervenir dentro de las consultas de estas tercerías para potencializar, o una vicepresidencia o una candidatura a la gobernación de Santander en 2023.
En las encuestas serias (y hace rato que no es posible hacer algo realmente aceptable), Fajardo encabeza los indicadores electorales, no la falacia de medir intención de voto a dos años del evento; sino la capacidad de convertir la favorabilidad y conocimiento de las personas en votos.
Primero Fajardo, eso que llaman centro; segundo Petro, eso que llaman la izquierda progresista y tercero Char, eso que llaman la derecha democrática; tal como ideológicamente se identifica la gente en los estudios hechos descritos aquí.
Pero mientras las diferencias entre el anhelo de tercerías de centro son muy amplias en los porcentajes de esa respuesta, qué me llamo la atención e inspiro este escrito descrita al inicio de la columna.
A la hora de encarnarla con sus representantes a hoy en esos mismos estudios, se estrechan las diferencias entre los porcentajes, tanto, que no permite ver esa tercería y si una nueva polarización izquierda–derecha para el siguiente proceso electoral presidencial 2022.
¿Qué debe hacer entonces un candidato que quiera recoger la mayoritaria votación proyectada de 9,7 millones en una grilla de cinco candidatos en una primera vuelta que anhela estar lejos de esa polarización de izquierda y derecha?
Primero empezar a posicionarse ya como candidato ‘anti Petro’ y ‘anti Uribe’, no tener un pasado político que lo vincule a ningún partido, venir de las regiones y abandonar el bogocentrismo y tener un perfil estereotípico de joven, con resultados comprobables en su desempeño público o privado.
Pero, sobre todo, tener un matiz equilibrado entre las libertades que ofrece la izquierda y orden que pone la derecha. Ser un escudo patrio, libertad y orden.
En un país polarizado en donde se atacan los de un lado y los del otro, una tercería es muy difícil porque recibirá ataques de dos frentes y quedaría en el ‘sándwich electoral’, atascado en el trecho ideológico que no tiene la sal y la pimienta del debate.
Debe encontrar la forma de debatir con Petro y con el candidato apoyado por el actual gobierno y también, con los candidatos avalados por los partidos tradicionales en la grilla de manera tangencial con una propuesta semi estructurada entre lo populista y lo estructuralista y eso implica una personalidad, actitud muy estereotípica entre los grupos etarios descritos que pujan por imponerse.
Debe imponerse en una consulta popular de candidatos avalados por firmas y lograr una unidad de poder comunicacional y organizacional que lo identifique como una opción alejada del Petro y Uribe.
Luego, veamos a manera de conclusión…
No se puede decir que el centro es una alternativa porque el término alternativo ya fue apropiado por los de izquierda; el centro no es demócrata porque es un término apropiado por defensores de la derecha.
El centro no puede ser anticorrupción, término apropiado por los alternativos; no es ‘anti populista’, eso se lo apropio los demócratas.
Por eso el centro para ser opción debe ser simplemente tercería es su denominación, pero no se ve.
Algo que no llame a desobediencia civil pero tampoco al respaldo inconmensurable de las instituciones.
Algo que haga conexión con esa mayoría que no ve si no a los a favor del gobierno y los en contra del gobierno.
Algo que no sea alternativa si no opción, algo que sea un proyecto político lejos del petrismo y el uribismo y que no se divida en este aislamiento de esas dos orillas en varios candidatos.
Algo que haga coalición con personas sin historia política en el Congreso, pero si como influyente en las regiones y así como aleja al petrismo y al uribismo; también aleje a los partidos incluyendo todos los tradicionales (Liberales, Conservadores, Cambio Radical, Centro Democrático, la U y todos los emergentes como el Mira, Colombia Justa Libres, ADA, Mais, ASI).
Pero también se aleje los alternativos (Alianza Verde, Polo Democrático, Farc, UP, Aico, Colombia Humana).
Un candidato que la gente lo vea con una Izquierda como la de Jorge Robledo y una Derecha como Rafael Nieto Loaiza… ¿Quién? ¿Quién? Algo que se quiere, pero no se ve. Algo llamado tercería a las presidenciales 2022.
Con mis días cada vez menos, será que alcanzaré a ver una tercería que haga esa disruptiva a la polarización que se ve todos los días en el desacreditado Congreso y choques de trenes de las cortes.
Si la tercería surge tiene tres cosas: Las mayorías, la integración generacional y la inmunidad al escándalo que da la opinión.
Usted quiere a votar por una tercería para la presidencia 2022, amigo lector, o más bien se mide al debate-ataque sin ideas, del show de ‘los trapitos al sol’ que deja un país polarizado.
Como dice la Registraduría ¡Colombia decide!
Bendiciones.
*Encuestador, docente y consultor.
Twitter: @yamilcureruiz