Por: Jhon F Mieles Rueda/ Desde el momento que Gustavo Petro fue elegido como presidente de la República, hubo mucha incertidumbre no solo en Colombia sino en el continente entero acerca del futuro que le esperaría al país en materia económica, política y social.
Actualmente la preocupación en el país se centra principalmente en el ámbito económico que además de afectar el bolsillo de los ciudadanos, repercute directamente en el ámbito político y social, ya que desde el primer día de la posesión de Gustavo Petro se inició hablando de la radicación de la reforma tributaria que comenzó su curso en el Congreso de la República y que ya fue aprobada en primer debate.
Sin embargo, la nueva reforma tributaria no es un capricho del nuevo gobierno, ya que es importante aclarar que el país tiene actualmente una deuda pública de niveles nunca antes vistos alcanzando para este 2022 la suma de US$175.917 millones lo que representa el 50,6% del PIB, esta es la razón de la celeridad por llevar a cabo este proyecto, que permitirá financiar las grandes propuestas que este gobierno entrante prometió en campaña como los programas socioeconómicos y de infraestructura.
Para lograrlo, según José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, la clave está en un sistema donde quien tenga más ingresos pague progresivamente más, en eliminar beneficios fiscales y, además, luchar contra la evasión de impuestos. Básicamente, es cambiar aspectos de la estructura tributaria con el propósito de impulsar la economía y llevar a cabo planes para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Esta reforma pretende con los nuevos acuerdos, recaudar inicialmente ya no 25 sino 22 billones de pesos, consiste en aumentarle significativamente los impuestos a las personas naturales más ricas, a la explotación de los recursos del subsuelo, algunas actividades económicas tradicionalmente privilegiadas en materia tributaria, impuestos a las iglesias y los impuestos verdes y saludables.
Estas medidas lejos de lo que el gobierno espera pueden significar una reducción de la inversión extranjera, fuga de capitales, un aumento considerable en el precio de los combustibles que a su vez aumentará significativamente el precio de los alimentos, en un aumento del desempleo, de la inflación y en una ya de por sí, exagerada devaluación del peso colombiano.
De llegarse a producir esta crisis en el país, tendría un alto precio político para el presidente Petro y para la izquierda política, ya que la ciudadanía saldría a marchar en contra del gobierno. No obstante, este no será un problema solo de Colombia pues el derroche global de estímulos económicos por la pasada pandemia del Covid-19, junto a los atascos en las cadenas de suministros por las restricciones de China y la invasión rusa de Ucrania, entre otros factores, han disparado la inflación en el mundo a niveles no vistos en décadas.
Habitualmente para frenar la inflación, los bancos centrales recurren al manual y suben tipos de interés por lo que las personas y empresas dejan de recurrir a los créditos para financiarse, reduciendo la circulación de dinero en el mercado y haciendo que los precios de los productos se estabilicen. Sin embargo, esta medida según los expertos, causará una gran recesión que se traduce en una depresión de las actividades económicas y en el decrecimiento del producto interior bruto (PIB). Por lo general se establece un término de dos trimestres consecutivos de contracción económica del PIB para decretar una «recesión técnica».
Aunque dicha recesión económica se daría a nivel global, los países del tercer mundo como Colombia serán los más afectados ya que dependen económicamente en gran medida de las exportaciones de materias primas las cuales no tendrán mucha demanda ante una eventual crisis económica.
Esta situación dibujaría un panorama de tiempos difíciles para nuestro país, sin embargo, hay estrategias a las que se pueden recurrir para sobrevivir a una recesión económica tales como que las familias que tengan tierras produzcan sus propios alimentos, no endeudarse, fortalecer la cultura del ahorro, reducir costos y diversificar las fuentes de ingresos. De esta manera es como se puede hacer frente a una crisis que se aproxima de forma inevitable y apocalíptica.
*Escritor, agroforestal y político local.
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