By using this site, you agree to the Privacy Policy and Terms of Use.
Aceptar
CorrillosRCorrillosRCorrillosR
  • Nacional
  • Capitales
  • Economía
  • Política
  • Informe
  • Análisis
  • Regional
  • Internacional
  • Descubrir
Lectura: «Trabajar hasta la muerte»: la dura vida de los no pensionados
Compartir
Notificación Mostrar Más
Aa
CorrillosRCorrillosR
Aa
  • Nacional
  • Capitales
  • Economía
  • Política
  • Informe
  • Análisis
  • Regional
  • Internacional
  • Descubrir
  • Nacional
  • Capitales
  • Economía
  • Política
  • Informe
  • Análisis
  • Regional
  • Internacional
  • Descubrir
Tiene una cuenta existente? Signo En
Suscribirse con NOSOTROS
  • Advertise
© 2022 Foxiz News Network. Ruby Design Company. All Rights Reserved.
CorrillosR > Blog > Informe > «Trabajar hasta la muerte»: la dura vida de los no pensionados
Informe

«Trabajar hasta la muerte»: la dura vida de los no pensionados

De niñ0 cuidó ganado, luego limpió casas y, a sus 68 años, Gustavo Calderón todavía araña pesos como vendedor de pan en las frías calles bogotanas. Pero una reforma pensional en Colombia ilusiona a quienes, como el, se quedaron sin jubilación.

CORRILLOS
Última actualización: 2024/07/23 at 8:39 AM
CORRILLOS hace 11 meses
Compartir
COMPARTIR

Canosa y maciza, la mujer carga costales de basura por las calles de Bogotá para mantener el hogar que comparte con su esposo enfermo, de 85 años, Francisco de Paula López.

Cansada y con la voz quebrada por la pena, admite que hace un par de semanas se enfrentó a un dilema: «Yo no sabía si pagar arriendo o comer», dice.

Amarra su tesoro a un carrito metálico de ruedas flojas y baja por las empinadas calles de Las Cruces, uno de los barrios más viejos y peligrosos de la capital. La paga: tres o cuatro dólares al día.

Con una de las tasas de informalidad más altas de América Latina (56%), Colombia alberga a unos 2,6 millones de adultos mayores que viven sin pensiones y en la pobreza, según el Ministerio de Trabajo.

Para saldar esta «deuda», el presidente Gustavo Petro tramitó una reforma pensional que eleva los subsidios mensuales para los ancianos más pobres de 30 a 55 dólares.

Miriam Calderón, de 68 años, apila cartones de huevos para reciclar en una calle del barrio de Las Cruces, el 17 de julio de 2024 en Bogotá.

La cifra sigue lejos del salario mínimo (250 dólares), pero pone a esta franja vulnerable de la población sobre la línea de la pobreza extrema.

«Bendito»

Francisco -quien manejó su propio negocio de reparaciones domésticas y quedó inválido por una trombosis- fue uno de los primeros en recibir el nuevo auxilio.

«Cuando fui a cobrar yo iba a llorar, me dio mucha alegría (…) Ese aumento del bono… ¡Bendito sea el Señor!», se emociona su esposa Miriam, quien tiene alientos hasta para enfrentarse a los indigentes que intentan robarle su material.

Dentro de un año, el beneficio se extenderá a las mujeres mayores de 57 años y los hombres por encima de los 62, a menos de que la oposición de derecha prospere en sus intentos de derogar la ley en la Corte Constitucional.

«¿Por qué nos van negar lo que hemos trabajado? (…) Yo no tengo que recoger basura», se disgusta Calderón al referirse a los detractores de la iniciativa.

«Hoy no voy trabajar»

Junto a su marido y bajo un ardiente sol andino, Calderón caminó hasta la plaza de Bolívar para asistir al acto público en el que Petro sancionó la primera reforma social de su gobierno de izquierda.

Deyanira Cruz, de 65 años, habla en la cocina de su apartamento, el 17 de julio de 2024 en Soacha, carca de Bogotá.

Cerca de ella estaba Deyanira Cruz (65 años), una mujer pequeña, sonriente y de pelo corto que, como Miriam, ha tenido muy pocos días libres.

«Cuando empecé a trabajar yo era una niña (…) Tenía 10 años, pero tenía que ver por dos niños pequeñitos» de sus patrones, recuerda Cruz en la sala del apartamento que comparte con su hija y una nieta adolescente en Soacha, un municipio vecino de Bogotá.

Pequeño, iluminado y pulcro, su hogar emula las «casas de ricos» en las que trabajó la mayor parte de su vida. No tenía contrato laboral y a veces recibía menos del salario mínimo, explica Deyanira.

«A muchas no les pagaban, solo la comida y el techo. Yo di con buenas familias», relata la mujer, quien recibió de sus empleadores una parte del mobiliario de su sala.

También tuvo un puesto de comidas callejeras y fue mensajera en una tienda de materiales de construcción. Todo eso mientras criaba dos hijos sola. «Si uno tenía 24 horas, trabajaba prácticamente 19 o 18 horas para salir adelante», relata.

Al cumplir la edad de jubilación (57 años) el sistema pensional solo tenía registro de siete años de su trabajo.

Sin derecho a pensión, el Estado le da unos 30 dólares mensuales, que aporta a las apretadas cuentas de un hogar sostenido por el sueldo de su hija Paola, quien es vigilante.

«Aun sigo jugándomela el todo por el todo, trabajando si me dan un turnito» limpiando casas, explica Deyanira, quien también se verá beneficiada por la reforma a partir de 2025.

La colombiana Deyanira Cruz, de 65 años, hace la cama en su apartamento, el 17 de julio de 2024 en Soacha, carca de Bogotá.

«Es un aporte muy grande. De pronto ya uno dice: ‘Hoy no voy a trabajar’ si me llegan 100.000 pesitos (25 dólares) más», se ilusiona.

Demandas

Bajo el sistema actual, la mayoría de los empleados aportan a su propia pensión en cuentas individuales administradas por fondos privados.

La reforma, que cobrará plena vigencia dentro de un año, obliga a cotizar los primeros 2,3 salarios mínimos en un fondo público. De esta manera el gobierno financiará el incremento en los subsidios para millones de personas de la tercera edad y ancianos.

Varios parlamentarios de derecha ya han demandado el proyecto alegando vicios en su trámite.

Sobre los opositores, Miriam se pregunta: «¿Nos quieren comiendo mierda?».

Expertos coinciden en que la iniciativa está bien encaminada, aunque señalan que para hacerla sostenible será necesario aumentar la edad de jubilación, que para los hombres es de 62 años.

Sus detractores sostienen que los aportes obligatorios al sistema público son una «confiscación del ahorro» y reducirán las pensiones de los empleados formales.

You Might Also Like

La juventud agoniza

Como evitar el nuevo método de estafas por mensajes de texto

La oposición en posición

Alarma por aumento de menores vinculados a delitos en Colombia: más de 1.800 casos en 2025

¿Consultar al pueblo es un acto dictatorial?

ETIQUETADO: Empleo, Gobierno, Gustavo Petro, Pensional, Reforma, Social
CORRILLOS julio 23, 2024 julio 23, 2024
Compartir Este Artículo
Facebook Twitter Whatsapp Whatsapp Email Print
Artículo Anterior Lula insta a Maduro a reconocer los resultados de las próximas presidenciales
Próximo Artículo Una tonelada de residuos se recogió en el primer Plogging por Bucaramanga
Deja un comentario

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Corrillos edición 41

Síguenos

en nuestras redes socilaes
Facebook Like
Twitter Follow
Instagram Follow
Youtube Subscribe
Tiktok Follow

Noticias populares

Opinión

La juventud agoniza

CORRILLOS Por CORRILLOS hace 17 horas
Una ciudad universitaria
Ratificado fallo en contra del alcalde de Concepción, Eduard Abril Borrero
Por primera vez, Colombia produce medicamento para tratar la malaria
Consulado de Colombia en Tel Aviv emite recomendaciones ante situación de seguridad en Israel

Las principales noticias de Colombia y el Mundo.

  • Política
  • Economía
  • Nacional
  • Internacional
  • Regional
  • Moda y Estilo
  • Corrillos TV
  • Judicial
  • Capitales
  • Entretenimiento
  • Informe
  • Análisis
  • Tendencias
  • Opinión
  • Tecnología

Siganos en nuestras redes sociales

COPYRIGHT © 2023 CORRILLOS SAS NIT. 901671461-9. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular.

WhatsApp us

¡Bienvenido de nuevo!

Iniciar sesión en su cuenta

Perdido tu contraseña?