Por: Holger Díaz Hernández/ Donald Trump arrancó su periodo presidencial con la firma de órdenes ejecutivas y decisiones en materia de inmigración ilegal, imposición de nuevos aranceles a las importaciones, su papel como árbitro de las guerras de Rusia-Ucrania y de Israel-Palestina, la intención de retomar el Canal de Panamá y la propuesta de comprar Groenlandia y Canadá que son inéditas en la política exterior del gigante del norte, a lo cual se suma el retiro voluntario del pacto de París y de la Organización Mundial de la Salud, previsibles por lo visto en su anterior gobierno, la suspensión temporal de la ayuda a países aliados mientras se revisa la relación costo- beneficio y la desclasificacion de los archivos de los asesinatos de JFK, de su hermano Robert y de Martin Luther King, entre otras muchas, que generan preocupaciones y cuestionan el papel de los pesos y contrapesos que tienen las naciones para su actuar por encima de los acuerdos internacionales.
Hay décadas en que no pasa nada, hay semanas en que pasan décadas”. Lenin
Tal vez la más relevante para nuestros intereses tiene que ver con la política migratoria, el anuncio de la deportación masiva de más de 11 millones personas indocumentadas, preocupa de sobremanera ya que se calcula que por lo menos un millón de ellos son colombianos, inicialmente se aplicará para los migrantes comprometidos en delitos y para quienes tienen una orden de deportación, que son 1.5 millones aproximadamente.
Ya empezaron las redadas en escuelas, iglesias y en lugares de trabajo en casi todo el país, el gobernador de California anunció una cifra de 3 mil millones de dólares para perseguir a los inmigrantes ilegales y en la Florida su homólogo Ron DeSantis, amenaza en convertir el ingreso ilegal en un delito estatal. Todo esto permite avizorar que en la frontera sur con México se producirá una catástrofe humanitaria en los próximos meses.
Nuestra relación con Trump será compleja y con poca tolerancia a las políticas del gobierno Petro, temas como la Paz Total y las prebendas a las guerrillas y grupos subversivos, la inclusión como gestores de paz a personas catalogadas como violadores de derechos humanos, la permisividad con la migración por el Tapón del Darién (se cree que han pasado por ahí desde el 2022, unas 7 millones de personas de las cuales unas 500 mil son colombianas), el aumento incontrolado de las hectáreas de coca sembradas y su escasa erradicación. Se habla de una posible descertificación por primera vez en muchos años y la pérdida de los recursos del Plan Colombia que en el 2024 significaron 410 millones de dólares.
A todo esto, se suma la política confrontaciónal que ha caracterizado a Petro, su interés en renegociar el TLC con EEUU en el peor momento, las molestias por la no invitación a la posesión de Trump y los dardos enviados a través de las redes sociales, no auguran nada bueno para nuestro país.
Serán los próximos 18 meses de tira y afloje en la relación con el gobierno Trump, quien tiene como secretario de estado a Marco Rubio, cercano a Colombia por muchos motivos y crítico de la izquierda, enemigo frontal de Maduro y de los gobiernos de Nicaragua y Cuba.
Es otra piedra en el zapato para Petro que se suma a los ya graves problemas por los que atraviesa el país, donde nada parece salirle bien, crisis política con el congreso, proyectos de ley que no pasan de las comisiones, cuando no se le caen en la corte constitucional, la famosa paz total en el peor de los mundos, guerra en el Catatumbo y asomos en el Cauca, Nariño, Sur de Bolívar y Choco, decreto de conmoción interior que desde ya se da por descontado que no pasará el rasero de la corte, lo mismo que ocurrirá con la reforma pensional.
Cada palabra tiene sus consecuencias, cada silencio también”. Jean Paul Sartre.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.