Por: Andrés Julián Herrera Porras/ Los cambios en la vida van de la mano de decisiones y consecuencias de lo decidido. Ese es uno de los pilares fundamentales de la vida misma que intento compartirle a mis estudiantes de la Unimonserrate. De hecho, estar en la Unimonserrate y ahora en la Manuela Beltrán es consecuencia de diferentes acciones que me han llevado allí.
Ahora, en dialogo con algunos de mis estudiantes de la Unimonserrate, tras la lectura conjunta del cuento La anciana y los gatos de J.M. Coetzee, y, sumado a algunas opiniones de lecturas de columnas de opinión traídas por ellos, pensamos en la idea de un mundo que quiere rechazar el valor de la dificultad y premiar la facilidad.
Ellos tocaron el tema y yo no hice más que suscitar un poco el debate, como quien revuelca los carbones ardiendo a ver si aviva el fuego, y si, salió una llamarada que por poco nos quema a todos. Mis estudiantes y yo llegamos a la conclusión de que nuestra sociedad está creando generaciones que rechazan cualquier tipo de valor al esfuerzo y que, por el contrario, quiere que todo se dé facilito. Ojalá la papilla se la den masticada para evitar el trabajo de la digestión.
Antes de seguir, debo advertir, que ellos, mis estudiantes, son en buena medida parte de esa generación de dientes débiles que no puede triturar el alimento, hasta yo mismo quizá hago parte de ella. No quiero decir que todo pasado fue mejor, ni más faltaba, pero si, que quizá había mayor sentido de vida en algunos elementos fundamentales, sentido que no supieron enrutar esos que se dedicaron solo a masticar y no disfrutaron de la papilla y que con el tiempo quisieron evitar que sus hijos masticaran y solo les legaron la papilla.
Estanislao Zuleta ya nos advertía del problema de quedarse con las mieles de la utopía renunciando al esfuerzo, en su Elogio de la dificultad el filósofo paisa que logro hacerse camino tras abandonar la educación formal y tomar los libros por su cuenta, explica el peligro que la ausencia del pensamiento crítico hace en una sociedad y como la lleva necesariamente a extremos irreflexivos que niegan al otro toda posibilidad de ser.
Solo una sociedad irreflexiva puede parir y nombrar congresista a un tipo como Polo Polo. Solo en una sociedad de extremos se permite que ese señor sea una figura que ostente un cargo público. No puede darse cabida a un discurso de odio —menos a las acciones que lo fomentan— en el lugar donde se supone están los representantes de la soberanía popular.
Yo dudo que la generación que se dedicó a masticar, también de forma irreflexiva, y no nos enseñó a hacerlo tenga toda la culpa. Algunos caciques dentro de esa generación se encargaron de mostrarle a los patriarcas menores —los encargados de la educación en la familia y otras instituciones— que lo mejor era evitar el riesgo de pensar y mejor procurar hacerse parte del sistema sin mucho chistar. Así fue como, lo mejor que vieron los patriarcas menores para nuestra generación fue evitar que masticáramos, generaron burbujas con buena intención que solo nos alejaron del buen alimento.
Caímos en la sociedad del espectáculo que nacía y crecimos en ella, por eso las redes sociales se han vuelto nuestra forma de ver el mundo, por eso Vicky Dávila puede ser candidata presidencial, porque renunciamos a masticar.
Cuanta falta nos hace un Zuleta que nos advierta que:
“Lo más difícil, lo más importante, lo más necesario, lo que de todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha”.
Apuntaciones:
- A Petro le pasó como al pastorcito mentiroso. Suele trinar tanto desde la desinformación que ahora cuando publica un logro de su gobierno intentan desvirtuarlo como si fuera una noticia falsa más. Ojalá comprenda que para eso son las oficinas de prensa.
- Y hablando de prensa y de Petro, en este caso de la hija, de Andrea, es completamente estúpida la forma en que le han dado pantalla en todos los medios por haber dado declaraciones sobre Uribe. ¿Acaso no se dan cuenta que lo que hace es tapar lo escandaloso de su participación en la COP 16 y el pantallazo con recursos del Estado en RTVC para su emprendimiento?
- Se me pasó hablar de “+57”. Frente a ello, basta con decir que ahí no hay ni papilla.
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*Abogado. Lic. Filosofía y Letras. Estudiante de Teología. Profesor de la Universidad Santo Tomás de Bogotá. Miembro activo del grupo de investigación Raimundo de Peñafort. Afiliado de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.
Twitter: @UnGatoPensante
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