Por: Jairo Vargas León/ Cuando hablamos del urbanismo táctico se refiere a aquellas acciones urbanas de modificación, renovación, intervención en el espacio público de una manera específica, muy puntual y controlada en una porción previamente determinada. El propósito está dirigido a resaltar al ciudadano, al peatón que circula como transeúnte, cuya presencia debe prevalecer frente al transporte automotor en cualquiera de sus expresiones, por ello el espacio público está llamado a reclamar para el ciudadano el disfrute de su uso y del bienestar local.
Uno de los orígenes de este tipo de intervenciones puntuales temporales se dio en el año 2010, mediante un proceso de peatonalización temporal de la famosa “Times Square” de Nueva York, en la que un nutrido grupo de transeúntes tomaron una calle que se caracterizaba por ser una intersección vehicular, ruidosa y contaminada a ser una zona completamente peatonal dedicada a la cultura, la convivencia y el comercio.
Esta intervención popular tuvo gran impacto en el mundo sus efectos se sintieron en diferentes ciudades, numerosas comunidades se propusieron intervenir con presencia ciudadana el espacio público, esta intención se materializó en la ocupación de puestos de estacionamiento en las calles de San Francisco para colocar parklets (parques de bolsillo), transformación de la calle Madero en el centro histórico de la ciudad de Méjico en un corredor peatonal, la plaza de Wenceslao en Praga para visitar uno de sus lugares preferidos como es la catedral de esa bella ciudad.
En algunas ciudades de Colombia se han realizado algunas intervenciones eventuales y otras permanentes, la Plaza Santodomingo en Cartagena, el Malecón del Río en Barranquilla, el mercado de las pulgas, ferias de libros, estas dos últimas han sido cuestionadas por la improvisación y desorden en que han incurrido, pese a ello estas expresiones cuando son organizadas su intervención urbana es eficaz, además de la reactivación económica son fiel muestra de espacios del urbanismo táctico.
Cabe recordar que las primeras formas de intervención se hicieron en espacios puntuales en particular en lugares considerados en desuso dentro de un barrio, parque o alamedas poco concurridas, posteriormente se fue escalando a sitios de aglomeración, sobre el concepto que el espacio público es de los ciudadanos, es decir “menos autos más ciudadanos”, esta concepción también produjo una nueva variable bajo la cual se adoptó la categoría de la movilidad.
La movilidad hoy en día hace parte de la competitividad de las ciudades, cuanto tiempo tarda en desplazarse el ser humano desde su residencia hacia el sitio de trabajo o bien a cumplir actividades cotidianas, comerciales o sociales, esto tiene que ver con la forma como se crean las nuevas centralidades urbanas que van ofreciendo nuevos servicios y productos.
En Bucaramanga según el índice de transporte público de Moovit, el promedio de tiempo de las personas en el transporte público es de 57 minutos, más del 58% de esos pasajeros gastan un tiempo superior a 2 horas de su tiempo en el transporte público todos los días, un desgaste socio-productivo en una ciudad que sus habitantes dilapiden su tiempo por una estructura de movilidad obsoleta e ineficiente.
Este esquema ha configurado como respuesta centralidades improvisadas, alrededor de las cuales se van constituyendo nuevas actividades informales económicas y sociales, su configuración es desordenada, sin planeación, sin urbanismo, si la administración pública no diagnostica su problemática y su respectiva solución no hay urbanismo táctico que valga, no ofrece respuestas adecuadas a la realidad apremiante que sufre la ciudadanía.
Urbanismo táctico Vs. Densidad urbana
En Bucaramanga dos de las mayores densidades de población por hectárea se concentran en fres comunas: Morrorico y Nororiental, ambas con problemas de precariedad urbana y presencia de remoción en masa, la tercera comuna es Ciudadela, la cual surgió como un modelo de Ciudad dentro de la Ciudad a comienzos de los setenta, la desfiguración urbana de todas estas es visible trastornando su modelo original incrementando de manera sensible su hiperdensidad.
“Estas comunas han sido registradas como las más densas están ocupadas por un elevado porcentaje del total de estratos 1 y 2 que para Bucaramanga representa el 33,9%, en donde es significativo señalar su comparación con algunos Núcleos Provinciales de Santander. Solo la comuna Morrorico tiene más población que Málaga y Vélez; Ia Comuna Norte, tiene más del doble de las dos anteriores y más que Socorro y san Gil[1]”.
Estos datos son relevantes porque las ciudades de provincia señaladas tienen mejor calidad y cantidad de servicios públicos, sociales e institucionales y por consiguiente mejor calidad de vida y seguridad. Resulta paradójico cuando en estas comunas se han asentado poblaciones provenientes de esos lugares de origen que se trasladaron a la capital en la búsqueda de mejor calidad de vida, por el contrario, la ciudad ha golpeado los sueños de plasmar el propósito de un bienestar para sí y por supuesto para su nicho familiar.
El municipio de Bucaramanga, siempre ha tenido más del 50% de la población del AMB en su espacio físico. Es el generador principal de empleo en la conurbación, el 51% de los habitantes del área están empleados en este municipio, con un número significativo en actividad informal.
Los Planes de ordenamiento territorial de los diferentes municipios del AMB, no establecen las condiciones para la planeación, construcción, mantenimiento y protección del espacio público sobre los demás usos del suelo, no hay programas ni proyectos que permitan la generación, mejoramiento e integración entre los mismos. No existen estudios o análisis que definan el déficit cuantitativo, que identifique la carencia o insuficiencia y disponibilidad de dicho espacio público.
Según la organización mundial de la salud -OMS, se requiere un estándar de 9 a 15 metros cuadrados por habitante, así mismo ONU HABITAT, determina como estándar deseable 15 metros cuadrados por habitante; En los municipios del Área Metropolitana de Bucaramanga, se tiene el siguiente registro: “Bucaramanga 131 hectárea-Ha, Floridablanca 97 Ha, Girón 9,4 Ha Piedecuesta 69, para un total de 306 Has. Lo que equivale a 2,8 metros cuadrados por habitante[2])”, cifra que se aparta sensiblemente del promedio establecido por el ente internacional competente.
En Bucaramanga la administración del período anterior realizó una serie de intervenciones en diferentes puntos de la ciudad entre estas: La Calle de las Letras, el paso peatonal del Parque de Los Niños, ‘El Tierrero’, la Calle de los Estudiantes, la carrera 20, la Avenida González Valencia con calle 53, la Bahía Fundadores, Cuadra Play, etc.
ha transcurrido escasos quince meses de haber terminado su período y los vestigios de estas obras demuestran un claro deterioro del denominado urbanismo táctico, fundamentalmente porque se hizo en torno a ello un populismo mediático sin que estuviera debidamente planificado un plan maestro, pero en particular no contó con la deliberación ni participación ciudadana que garantizara su apropiación y respeto por lo público.
El urbanismo táctico no puede imponerse, debe ser concertado, discutido con los habitantes del entorno para generar un sentido de pertenencia con la intervención pública, lo efímero de una importante inversión pública está postrada en el abandono, traduciendo un peculado demagógico del gobernante. ¿Acaso hubo táctica para ello?
*Abogado-Economista, Magister en filosofía, Doctorando en Derecho, Docente Universitario
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
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[1] Plan de desarrollo de Bucaramanga 2016 a 2019.
[2] PDB.