Por: Lina Rocío Barbosa Dueñas/ Esa es la esperanza de los connacionales que día a día sufren la crisis humanitaria en la que se ha vuelto insoportable vivir en Venezuela y la causa principal de las migraciones a nuestro país.
Las autoridades de Colombia señalaron que en 2018 recibieron a casi un millón de venezolanos, Perú a más de 430.000 y Ecuador a unos 200.000. De acuerdo a la ONU, para 2019 la cifra de migrantes venezolanos que huyen de la crisis sociopolítica de su país podría alcanzar los 5.3 millones.
La actual crisis social en Venezuela es consecuencia de un proceso de deterioro progresivo de su economía, encubierta por el régimen de Maduro, bajo el pretexto de una denominada “guerra económica”, excusas y cortinas de humo para adoctrinar el chavismo, mal acostumbrado a toda clase de subsidios.
Organismos internacionales preocupados por los venezolanos han realizado todo tipo de denuncias, donde se reflejan los índices de pobreza, escasez y pérdida de la capacidad adquisitiva, la represión, violencia, asesinatos, encarcelamiento por ideología (Más de 300 presos políticos), inseguridad, falta de comida y de servicios de salud.
Aunque para el régimen el cubrimiento de estas noticias es un reality show y una película, a los cuales se prestan sus opositores, es la triste realidad.
Realidad en donde las noticias son lamentables, personas enfermas no han recibido tratamiento médico, mujeres han tenido que dar a luz en salas de espera, aumenta la desnutrición, personas mueren caminando para salir del país, supermercados con estantes vacíos, hay secuestros exprés, las personas comen de las canecas de basura.
Este es el panorama en el que se encuentra un país próspero de recursos naturales que debería ser una potencia, sin embargo, por el mal gobierno y una ideología absurda está en la quiebra.
La migración de venezolanos ha encendido las alarmas en la región y por ello, el presidente colombiano, Iván Duque ha liderado una ofensiva diplomática desde que era senador con una denuncia en organismos internacionales y es quien en este momento ha llevado a que Estados Unidos, la Unión Europea y muchos países hayan reconocido al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, obligando al régimen cada vez más a salir del amañado poder.
Guaidó es un diputado nacional por el estado Vargas y pertenece al partido Voluntad Popular, quien ocupa actualmente la presidencia de la Asamblea Nacional de Venezuela y por ende, parcialmente reconocido como Presidente. Por tal motivo, ya fue amenazado por el régimen con ir preso.
Este respaldo internacional a Guiadó fue acompañado de un envío de ayudas humanitarias para el pueblo venezolano, sin embargo el orgullo y la soberbia del régimen que no puede ni expresarse dijo que el país no necesitaba ‘mendigar’, al extremo que del lado venezolano los militares ubicaron dos grandes contenedores en el puente internacional Tienditas para bloquear el paso.
Pese a todo esto, en un año electoral, los principales líderes de izquierda no se pronuncian o se acomodan a la coyuntura, pese a que en el pasado apoyaron y respaldaron a Chávez y Maduro como garante del proceso en La Habana.
Y la píldora adicional e inconcebible, la convocatoria de la marcha de Fecode para la próxima semana, en la cual una de las razones para marchar es la no injerencia en los asuntos internos de Venezuela, eso es como dejar que el vecino le pegue a la esposa y no denunciar o no ayudar a la víctima.
Por eso, mientras Venezuela retoma su rumbo sigamos siendo solidarios con cada uno de los connacionales que lo necesitan en este momento, hagamos lo que esté en nuestras manos y como dice el adagio popular: “Hoy por ti, mañana por mí”.
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