Cada 11 minutos una mujer es asesinada a manos de su pareja o de un familiar, tendencia que se ha agravado con la pandemia de Covid-19 que acentuó aún más es tipo de casos, en Colombia cada 12 horas hay un feminicidio y la tendencia es a crecer cada día más.
Por: Holger Díaz Hernández/ “Agredir a una mujer no es algo cultural, es un crimen y debe ser tratado como tal”: Hillary Clinton.
Paula Andrea Restrepo era una estudiante de 18 años que cursaba grado 11 de bachillerato en Los Andes, Antioquia, soñaba con ser ingeniera ambiental, fue secuestrada a la salida de su colegio en noviembre pasado y unas horas después, encontrada en una carretera, con signos de tortura, violación y heridas con arma corto punzante que le produjeron la muerte, fue capturado el supuesto asesino, pero eso no garantiza que el delito no quede impune.
En el país existen por lo menos 33 normas o leyes contra la violencia de género y que tienen como fin proteger la vida y la integridad de las mujeres, la última de ellas, la Ley 1761 de 2015 o “Ley Rosa Elvira Cely”, que define el feminicidio como un delito autónomo y aumenta las penas a entre 40 y 65 años, sin derecho a rebajas y exige al estado documentarlos para tener un seguimiento y control de los mismos.
Pero las cifras no mienten, de cada 10 feminicidios en Colombia, nueve quedan en la impunidad, incluso existen importantes diferencias entre los datos que entrega la Fiscalía y entidades independientes como el Observatorio Colombiano de Feminicidios, solo durante el año 2022, el primero habla de 180 casos y éste último de 500, lo cual permite deducir que existe un subregistro en la información o que la categorización del tipo de delito en estos episodios de violencia extrema en contra de las mujeres no corresponde a la realidad, muchos de ellos terminan como violencia intrafamiliar, tentativa de homicidio u homicidio simple, cuando no en la impunidad.
Existen muchos tipos de violencia de género contra las mujeres o las personas y ocurren fundamentalmente: en las viviendas, en el transporte público, las calles o el sitio de trabajo. La más frecuente forma de violencia es 1. la física, después 2. la psicológica, a través de amenazas, intimidación, agresión verbal o humillaciones, 3. la sexual, con actos sexuales no deseados o no aceptados, que pueden ser físicos o verbales, 4. económica, como factor de dominación o de poder sobre el otro y 5. de género, actos violentos en razón del sexo o preferencia sexual por sus condiciones de indefensión, desigualdad o poder.
En el mundo se estima que 736 millones de mujeres (1 de cada 3 entre los 15 a 49 años) han sufrido violencia física o sexual por parte de su esposo, pareja íntima o ex pareja (70%), o por un extraño y ocurren mucho más en los países de bajos o medianos ingresos. Esto trae inmersos además trastornos psicológicos como depresión o ansiedad que pueden durar toda la vida, embarazos no deseados o infecciones de transmisión sexual como el VIH.
Según la ONU a nivel mundial cada 18 segundos una mujer es agredida y cada 11 minutos una es asesinada a manos de su pareja o de un familiar, tendencia que se ha agravado con la pandemia de Covid-19 que acentuó aún más es tipo de casos, en Colombia cada 12 horas hay un feminicidio y la tendencia es a crecer cada día más.
La intensificación de este tipo de delitos en contra de las mujeres y las niñas obliga a trabajar de manera integral y articulada en la prevención y atención de los casos de violencia y acoso sexual, se considera que solo el 40% de los episodios son denunciados por lo tanto es clave estimular a las mujeres o a sus familias a hacerlo de manera inmediata ante las autoridades competentes o instituciones de salud que deberían contar con expertos en manejo de violencia de género, es necesario educar como una política pública desde las primeras etapas de la vida en contra del machismo y la desigualdad de género, requerimos mayor compromiso de los estados con el objetivo de disminuir o abolir el matrimonio infantil, la explotación sexual, la trata de personas, la mutilación genital femenina, el bullying escolar, el ciberacoso, la pornografía infantil y la violencia psicológica.
No se requieran más leyes sino tener fiscalías especializadas contra estos delitos, entidades como Medicina Legal, Fiscalía, Policía y Comisarias de Familia deben trabajar concertadamente, toda desaparición de una mujer tendría que ser considerada un feminicidio en potencia, es obligatorio un sistema de información en línea y actualizado donde se registre toda denuncia realizada y se brinde protección preventiva a las mujeres que han sido violentadas previamente por sus parejas, dado que la que la mayoría de los casos graves tienen antecedentes de agresiones leves o moderadas.
Hay que parar ya este tipo de violencia que afecta no solo a las mujeres sino también a la sociedad en su base, que es la familia.
¡Ni una más!
“El insulto y la violencia deshonran a quien lo infiere, no a quien lo recibe”: Diógenes de Sinope.
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*Médico cirujano y Magister en Administración. Director de Corrillos.