Por: César Mauricio Olaya Corzo/ Las cuchas tenían razón cuando hacían de la palabra, la mejor forma de alinear el pensamiento y el hacer, tenían razón cuando en ese rosario de sentencias, iban dando lecciones de vida, de comportamiento, de un aprendizaje que no se perdía en generaciones, porque eran dictados por el alma, el saber, la experiencia y el amor por enseñar con la pedagogía del amor.
Por estos días el mensaje “Las cuchas tenían la razón”, se ha multiplicado por cuanto mural haya disponible en todas las ciudades de Colombia y ha dado lugar para corroborar que “la constancia vence lo que la dicha no alcanza”, una frase que sencillamente traduce en un adjetivo que debería escribirse con mayúsculas, dentro del plan de nuestras vidas: perseverancia.
Pero no voy, ni pretendo detenerme en el marco situacional que derivó en este mensaje y en su multiplicación en todo el país, situación al que obviamente, le cabe su dicho: “La verdad es poderosa y prevalece”.
Lo que sí quiero, es resaltar la memoria de esas frases que con tanta fidelidad escuchamos y cuya sabiduría nadie discute, por una simple y primaria razón: es la voz de las cuchas y ellas siempre tienen la razón.
Recapitulemos algunas de estas sentencias que hacen parte de nuestro patrimonio íntimo familiar, el ADN de nuestra identidad, los cromosomas ideológicos que se recibían bajo la sentencia directa: “la letra con sangre entra y la razón con dolor”, pues con seguridad, muchas de ellas se acompañaban del chancletazo corrector.
“No se embejuque si va a salir corriendo”: de las bravuconadas a la realidad hay mucho trecho.
“No hay mejor sancocho que el que se hace con gallina de patio ajeno”: no hay nada más deseable que la buena suerte del vecino.
“No le de trabajo al flojo porque le sale más caro”: trabajar con compromiso, es un requisito del que sabe hacer lo suyo.
“Al que le van a dar le guardan… y si está frio, se lo calientan”: las cosas cuando son para uno, no hay nada que no lo haga posible.
“Amor de lejos, felices los cuatro”: la infidelidad comienza con la ausencia.
“Bala que zumba no mata”: se cumplió o no se cumplió el objetivo, el casi no es otra cosa que no cumplir.
“El mono sabe en qué palo trepa”: el que conoce el oficio, conoce sus mañas.
“Con hambre no hay pan duro”: el exigente aguanta hambre.
“Cuando has visto tú un fogón sin humo”: se identifica, se hace evidente con mucha facilidad.
“Dios aprieta, pero no ahorca”: por difícil que parezca de resolver un problema, siempre habrá una forma de solucionarlo.
“Donde se saca y no se hecha, se acaba la cosecha”: sobre la necesidad de planificar los gastos y ahorrar.
“El que tenga rabo e paja que no se arrime a la candela”: si sabes de tus errores, no critiques el de los otros, pues tarde que temprano, los tuyos saldrán a flote.
“Lo que no sirve, que no estorbe”: no seas obstáculo para quien realmente pueda cumplir con un objetivo.
“En tierra de ciegos, el tuerto es Rey”: basta con ser eficiente en algo, para sobre ponerse entre los que no pueden cumplir.
“La cabra tira p’al monte”: El que ha sido, nunca va a dejar de serlo.
“Perro que ladra no muerde”: El que amenaza y amaga, poco actúa.
“Va p’al cielo y va chillando”: la fortuna le sonríe y ella quejándose.
Y créanme estimados lectores, qué si escucháramos a las cuchas, muchos problemas dejarían de serlo y muchas respuestas aflorarían con la única pala de los saberes conjugados, de los tiempos vividos y de las canas acumuladas.
Lamentablemente, el atender los consejos de nuestros mayores hoy ha dejado de tener validez y en la falsa creencia que todas las respuestas están a un clic de distancia, se ha dejado pasar muchas de las anteriores consejas, que hoy no tendrían multiplicándose en todas las paredes, la frase que le saca canas a aquellos que creyeron que todo se resolvía con un decreto de prohibición y una acción de tapar con pintura gris, lo que era el grito libre de un pueblo silenciado.
Cierro con estas palabras de la escritora y filósofa Simone de Bauvoir, cuando decía: “que nada nos limite, que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que la libertad sea nuestra propia sustancia”.
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*Comunicador Social y fotógrafo.
