Como “un regalo de Dios y la vida” describe Yeniffer Díaz Forero lo que sintió cuando supo que había entrado a la carrera de Economía en la Universidad Industrial de Santander. Algo que va a recordar siempre, pues representaba la dedicación y disciplina que había tenido durante sus años de colegio para forjarse un futuro y marcar un hito en su familia al tener la oportunidad de entrar a una institución de educación superior.
Oriunda de Lebrija, Santander, Yeniffer fue la única mujer entre tres hermanos varones. Viene de una familia emprendedora dedicada a las labores agropecuarias y la producción de ganado bovino. Su niñez y adolescencia las vivió entre la ciudad y las fincas, motivo de orgullo para ella, pues conoció y aprendió de la vida del campo. Comprendió que si bien admiraba y respetaba a las mujeres que se dedicaban exclusivamente a las labores del hogar, ella deseaba estudiar y prepararse académicamente.
El deseo de superación y de encontrar sus pasiones la motivó a trazarse un camino diferente al que todos veían para ella, así que después de mucho pensarlo, de hacer pruebas de aptitudes en el colegio de Lebrija, en el cual cursó sus estudios de grado 11 y de recibir el consejo de una de sus docentes, quien se convirtió en gran amiga, decidió estudiar economía, una carrera que describe como hermosa y que la llevó a enamorarse de la ciencia política.
Al emprender su formación académica, ella no tenía idea de todas las cosas que iba a vivir y a las cuales se iba a tener que enfrentar, pero que, a fin de cuentas, la llevaron a madurar y a entender situaciones y momentos de la vida que no siempre son fáciles. Los primeros semestres universitarios todo se dio muy bien; desafortunadamente, cuando se encontraba cursando cuarto semestre su padre sufrió un atentado frente a ella. Esto generó una situación difícil en casa, su situación socioeconómica cambió y conllevó a que su rendimiento académico bajara, pues había cosas que no lograba entender.
Debido a esta situación debieron mudarse a Bucaramanga como víctimas de desplazamiento forzado y muchas dinámicas en la vida de Yeniffer cambiaron. Decidió que debía ayudar en su casa de la forma en la que le fuera posible, así que mientras estudiaba consiguió un trabajo, en el centro comercial Quinta Etapa, en un juego de mini golf, los viernes, sábados, domingos y festivos, y aunque el tiempo de estudio se reducía, porque no era fácil, eso le dejaba el dinero suficiente para los pasajes y cualquier eventualidad que sucediera mientras su papá se recuperaba de la crisis por la que pasaba.
Tiempo después se enteró de que en la Asociación de Estudiantes de Economía UIS había una solicitud del Centro de Estudios Regionales que necesitaba auxiliares para unos encuentros que se iban a hacer en el Banco de la Republica de Bucaramanga. Decidió presentarse, fue seleccionada y empezó este nuevo trabajo, que era de una o dos horas a la semana, a la par del que tenía en el centro comercial. En ese trabajo le fue muy bien y decidieron dejarla tiempo completo, por lo cual renunció al otro empleo y se quedó como auxiliar en el Centro de Estudios durante bastante tiempo.
El pasado 11 de julio se posesionó como nueva Coordinadora de Servicios de Alimentación UIS.
Su padre se recuperó socioeconómicamente, pudieron volver a las fincas y empezar a recuperar lo perdido. Estando a puertas de graduarse se postuló para trabajar en planeación UIS, fue ahí cuando empezó su trayectoria laboral en su alma mater. Su siguiente contratación fue en Planeación Académica, en donde ayudaba al también docente y colega Carmelo Briceño y en donde, como ella lo describe, aprendió mucho y surgió la curiosidad y posterior amor por la pedagogía.
“Estuve en esa época por muchas escuelas trabajando en estos proyectos, pero la parte curricular no la hacía porque para hacerlo se debía estudiar pedagogía y modelos pedagógicos, lo cual me llevó a estudiar pedagogía porque quería entender ese componente bien y quería que la malla curricular se hiciera de la mejor manera posible, así que hice mi especialización en pedagogía en la UIS, después de eso cuando ya cogía un proyecto educativo, ya podía manejar todo lo que implicaba desarrollarlo y cuando ya lo montaba, no me hacían tantas correcciones, Carmelo o la doctora Martha Vitalia”, mencionó Yenyffer.
Después se desvinculó de la universidad por un tiempo, en ese lapsus estudió su maestría en la Universidad Externado de Colombia y se convirtió en madre. Decidió volver a vincularse a la universidad como docente, por medio de la convocatoria de concurso, el cual ganó con méritos. Ingresó a la Escuela de Trabajo Social y de Historia, donde terminó dictando economía política y ciencia política de ambas escuelas.
Siendo docente, la llamaron y tuvo la oportunidad de ocupar el nuevo cargo como coordinadora de Servicios de Alimentación UIS, el cual aceptó porque vio en él la posibilidad de ayudar a los estudiantes, de trabajar ciertos aspectos desde la pedagogía, de seguir cumpliendo el eje misional de la formación y seguir apoyando el bienestar de los estudiantes, que es uno de los principales objetivos en este nuevo cargo.
“El propósito también es cambiar esa percepción de lo que es el servicio de comedores y ya porque esto va más allá, es por eso que en la reestructuración organizacional que hizo el rector el nombre cambió a Coordinación de Servicios de Alimentación, lo cual no es solo entregar el plato al estudiante, sino empezar a generar una cultura del autocuidado en el estudiante, de comprender que la universidad está velando y trabajando por proveer y entregarle al estudiante un servicio que tiene todos los mínimos nutricionales requeridos y después de eso no es solo entregar la comida y terminamos el servicio, lo cual significa que debemos empezar a crear programas de futuro, que se desarrollan, que tengan una estrategia en pro de la salud y el autocuidado de los estudiantes”, resaltó Díaz Forero.
Entre sus metas en este nuevo cargo está plantear proyectos que no se queden en solo palabras y que puedan ser estudiados a fondo para así planear coherentemente las fases en las que se deben llevar a cabo, teniendo en cuenta que en la cultura del autocuidado es donde se deben sentar las bases de los mismos.
Yeniffer se considera una mujer con un don de servicio y empatía por el otro, que espera poder aplicar en este nuevo cargo, el cual conlleva, más allá de las tareas administrativas e investigativas, que son igual de importantes, ponerse en los zapatos del otro, empatizar con las personas, ver de qué manera se les puede ayudar, sin restarle responsabilidades propias.
“Siento que me caben en el corazón las personas, el reto en este sentido es que soy una académica, pero que he llegado a un lugar donde se debe hacer la carpintería desde debajo de todas las cosas que administrativa y teóricamente conozco; entonces eso es un reto de aprendizaje, pero aprendo rápido y hago lo necesario para aprender de la mejor manera, así que tendrán Yennifer para rato”, manifestó.