Por: José Federico Pelayo Rueda/ Estamos en un periodo, donde algunas personas con acceso a internet se vuelven expertas en opinión de acuerdo a lo mas popular del momento, si hay una guerra en curso, se desparraman en publicar cosas referentes a ese conflicto armado, si Shakira es engañada por su pareja, se transforman en licenciados de la farándula, si la ola de calor está azotando, o en su defecto el Fenómeno de la Niña aparece, la experticia es en pronóstico del clima, en fin, estamos rodeados por expertos casi en todo, pero desde una pantalla de celular, y es ahí donde aparece el problema.
Se llega a un punto donde hay una saturación de la información y lo que parece importante, deja de serlo, pasamos de la preocupación real por algo a una simple información repetida muchas veces que pierde importancia.
Pero si bien los temas de farándula u otros parecidos no generan un impacto fuerte dentro del que hacer diario del ciudadano, y donde no hay problema si no le damos la suficiente importancia, hay otros temas que no podemos dejar pasar por alto, o simplemente compartiendo estados en el WhatsApp como para ser parte de la ola de preocupados desde una red social.
Y acá nos adentramos en lo realmente importante, en especial por esta época, y es el hecho de tomar conciencia de nuestra realidad circundante respecto al cambio tan drástico del clima, poder aterrizar nuestra vida cotidiana y preguntarnos, ¿qué estamos haciendo desde la práctica para mitigar el cambio climático? ¿Nos estamos quedando nada más desde un celular preocupados por los incendios forestales y la escasez de agua?
En estos días he escuchado demasiado la famosa frase, “tomar conciencia” y revisando a profundidad, cualquier ser humano con sus cinco sentidos bien puestos debería darse cuenta que su significado es sencillo de asimilar y en algunas ocasiones difícil de practicar, es algo así como buscar hacer lo correcto siempre en el momento indicado y en la situación indicada para conseguir transformar un escenario complejo que puede llegar a perjudicar la paz, la vida de una comunidad, de un lugar determinado o de un entorno medio ambiental sano, y en este caso hablando de cambio climático y de calor excesiva por esta temporada, deberíamos darnos cuenta que el mayor afán es proteger nuestra casa común, la tierra.
Esto me hace recordar a un filósofo precursor del idealismo alemán, Immanuel Kant, respecto al deber ser de toda persona, un imperativo categórico, algo universal que debemos acatar casi por obligación, ¿y cuál sería ese deber ser, o ese imperativo categórico mas urgente que debe cumplir la humanidad hoy? Respuesta que se da de manera transversal en el presente artículo.
Pero lamentablemente los preocupados son muchos y los que toman acción son pocos, creemos que nuestra única responsabilidad u obligación es pagar los recibos, hacer el mercado, ir al trabajo, etc. Y eso hay que hacerlo claro está, pero hoy debe existir una máxima, un imperativo categórico que debe aplicar todo ser humano, desde el niño que empieza a tomar conciencia de lo que hace, o sea a darse cuenta, hasta el anciano que aún tiene fuerza para moverse, la tierra no aguanta mas gente preocupada desde una red social, nuestra casa común necesita gente que actúe en pro de lo poco que nos queda, y no es ser trágicos, es ser realistas.
Frente a este panorama, siempre están los que sacan la cara, las organizaciones ambientales, o los que sin necesidad de pertenecer a ninguna organización y sin mucho ruido hacen un trabajo extraordinario, siembran árboles, protegen las fuentes hídricas, de manera particular en la esquina, en la tienda de barrio o en cualquier espacio buscan concientizar a la comunidad de la importancia de cuidar los recursos naturales.
En fin, darnos cuenta no es solo la reacción apacible en nuestra mente, aterrizada en una red social de algo que esta mal, es ponernos en acción constante, es usar el famoso trinomio de ver-juzgar-actuar, debe ser un imperativo categórico, una obligación frente a un problema como el cambio climático, nuestro deber ser es tratar de subsanar el mundo que nosotros mismos hemos deteriorado.
Como siempre, desde un punto de vista personal, la idea no es cambiarle el significado a los términos, si no profundizar en ellos y que eso nos impulse a llevarlos a la práctica. El hecho de tomar conciencia, no nos puede sencillamente dejar estáticos y asustados frente a los cambios bruscos de clima, es tomar acción desde nuestros quehaceres diarios, y desde un activismo no farandulero de la protección del medio ambiente.
¿Le está afectando demasiado el calor de estos días? Indígnese desde una red social, pero también ojalá siembre árboles. ¿No hay suficiente agua en su casa? Llame a la oficina de servicios públicos de su Municipio y quéjese, pero por favor, cuando le llegue suficiente agua no malgaste, además si puede haga una salida de campo y siembre árboles.
En conclusión, el compromiso es de toda la humanidad, pero la toma de conciencia (darnos cuenta), debe por obligación llevar a la práctica, a la acción estrategias para resarcir tanto daño que le hemos hecho al planeta.
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*Caficultor, estudiante de Licenciatura en Filosofía de la UNAD y concejal del Municipio de Zapatoca.