Por: Juana Yolanda Bazán Achury/ La conocí en el Partido Liberal hace ya muchos años, cuando ella era senadora y yo diputada a la Asamblea de Santander, militando en la tendencia que orientaba Horacio Serpa Uribe, desde el mismo instante que nos conocimos tuvimos afinidad, mis inquietudes eran iguales a las de ella, compaginábamos en la política, teníamos la idea de un liberalismo progresista, que en su momento tenía un vocero autorizado, reconocido en el ámbito Nacional: Serpa. De hecho, el movimiento que encabezó en Santander, se denominó Frente de Izquierda Liberal Autentico (Fila).
La ideología que defendíamos mutuamente era de profundo contenido liberal, de corte social demócrata, ideas que tenían auge en países de Europa Occidental, que abrieron el debate sobre la posibilidad de implementar la social democracia en América Latina; sistema que propugna por una economía que se sustente en la producción industrial, contrarrestando las políticas neoliberales, que precarizaron y precarizan las condiciones de la clase trabajadora, ampliando la brecha social hacia la pobreza.
Estudiosos han considerado que, en la medida que se profundice la democracia, podría llegar a prosperar esta ideología en los países de Suramérica, buscando tener mejores niveles de crecimiento, inclusión social, superación de la pobreza y las desigualdades, para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, el tema quedó aplazado como consecuencia de las dificultades estructurales y políticas que en su momento se presentaban y se presentan en estos países.
Piedad propuso al interior del Partido, que organizáramos un colectivo amplio de líderes y lideresas de distintos sectores sociales, multiétnico y multicultural para abrazar las causas sociales, la defensa del género y la raza, para que todos seamos uno en la sociedad.
Realizamos grandes encuentros de mujeres y otros líderes en todo el país, construimos una agenda social y de paz que terminó llevando al Congreso de Colombia, proyectos fundamentales para avanzar en el equidad de género, queríamos muchas mujeres en la política, en los cargos de representación en los niveles locales y departamentales, en secretarías de despacho e institutos descentralizados, teníamos claro que las mujeres deberían estar en los lugares en los que se tomaban las decisiones, para poder superar el patriarcalismo y avanzar en una sociedad más equitativa lo cual se ha logrado raquíticamente.
La Ley de Cuotas ha sido relativamente bondadosa para la inclusión y participación de la mujer, las leyes de protección contra la violencia de género y domestica han hecho visible una problemática que por muchos años estuvo guardada y que ha revelado los graves índices de violencia que traspasan la sociedad misma.
Acudiendo a un llamado del presidente Uribe (craso error), intervino en el trámite de la liberación de muchos secuestrados, este, uno de los flagelos que más ha azotado a la sociedad colombiana, los secuestrados del momento tuvieron una esperanza de liberación a través de una vocera comprometida y decidida, poniendo incluso en riesgo su vida y su patrimonio económico, para que se diera el mayor número de liberaciones, pero no es como lo dicen sus enemigos, que se trataba de lucro personal, qué forma tan baja usan los falsarios; la satanizaron después de haberle pedido ayuda, la desacreditaron, la vituperaron, sin comprender que la vida y la dignidad es lo que vale en la persona.
La maledicencia humana es tan grande y perversa, donde la lengua hiere y mata más que una bala, querían limpiar el camino hacía el poder, Piedad estorbaba, entonces utilizaron las artimañas de los feroces trashumantes del Waldorf Astoria, cenagales, verdugos, piara de prostibularios, esquiroles gubernamentales, sin otra ley y esperanza de apoderarse de todo.
Piedad tuvo un gran reconocimiento internacional por sus posiciones decididas, férreas y de profundo contenido social sobre la situación de América Latina, sentía la necesidad de transformar el crítico estado de pobreza y abandono de grandes grupos poblacionales; en todos los países de la región hay problemáticas comunes, falta de oportunidades, pobreza, alto costo de vida, narcotráfico, estancamiento en el crecimiento, migración, violencia e inconformidad social.
Aprecié a Piedad con el alma, su muerte a mi juicio prematura, por lo cual viviré triste, fue una amiga entrañable, mi yunta en la política, un ser humano extraordinario, valerosa, inteligente, luchadora, decida, comprometida con los más débiles, no tenía pelos en lengua, con fuerte carácter, defensora de sus convicciones a toda costa. Caminamos hombro a hombro con el vivac de la jornada, en nuestra lucha por dar luz al pueblo, amanecíamos soñando que podríamos cambiar esta manigua de cemento.
Muchos colombianos no reconocen su valía y el aporte que le hizo a esta sociedad, otros, por el contrario, la admiramos, añoramos sus palabras de lucha en el Congreso, sus verdades sin temores y las conjeturas que a los contrarios les producía resquemores.
En éste país estamos acostumbrados a jugar a la doble moral, al quita y pone, a imaginarnos que el país está bien eligiendo a lobos disfrazados de ovejas, creyéndonos ricos, sabiendo que tenemos que ver pasar el desayuno y engañar el hambre con promesas, a pesar de esto nos oponemos al cambio, el líder que salga del redil de la mayoría es duramente cuestionado y desacreditado sin consideración alguna, no hay respeto por la diferencia, no hay derecho a disentir tenemos que tener unanimidad para la conformidad de todos.
Piedad escribió: “Poder Ciudadano en las Calles. (…) Colombia es un país de un grupo de familias que se han sucedido gobernando para enriquecer sus patrimonios y los de sus socios. Colegas, inversionistas a partir del uso del estado y de un marco legal que les ha permitido sostener un sistema de naturaleza colonial a lo largo de más de doscientos años de vida republicana. Este país de estrato 5 y 6 es lo que se denomina la oligarquía, Este país desprecia al campesino, ve con desconfianza al indígena o a la palanquera, le huele a feo la palabra Popular. Por eso las reformas son un asunto de justicia social de equidad e de inclusión (…)”
La historia la escribió Piedad, sobre la lucha social y las etnias, el resto lo escribirán las nuevas generaciones.
Piedad, no te enterramos, te sembramos. De tu tumba florecerán más líderes como tú.
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*Exrepresentante a la Cámara por Santander.