Por: Holger Díaz Hernández/ Américo Vespucio, el florentino, es uno de aquellos casos de coincidencias y errores en los cuales ha sido prodiga la historia de la humanidad.
Fue un viajante al servicio de quien lo contratara, pero al mismo tiempo un erudito y cartógrafo que resultó siendo el padre putativo como fruto de la casualidad, del continente recién descubierto en 1492.
Vespucio quien solo llegó al nuevo mundo cinco años después de Colón, arribando a las costas de Brazil, primero a nombre del rey de Castilla y después del rey de Portugal, terminó dándole el nombre a una de las mayores proezas logradas por el hombre hasta ese momento, que cambió la relación de fuerzas entre quienes se disputaban la supremacía del mar y el poderío económico necesario para dominar el mundo.
Su nombre ha generado a lo largo de los últimos cinco siglos encendidos polémicas de quienes lo acusan de ser un gran defraudador y los que defienden sus importantes logros.
La publicación en París y Florencia en 1503 de unos folletos de contenido epistolar firmados por un tal Albericus Vespucius (en latín) con el título de “Mundus Novus”, 32 páginas traducidas del italiano al latín, que se convirtieron en poco tiempo en la fuente de la cual bebieron en los albores del siglo XVI los navegantes, geógrafos, cosmógrafos, los hombres de ciencia y la realeza europea.
Él fue el primero en describir lo que los ojos de muy pocos habían visto en esas vastas tierras que todos consideraban, empezando por Cristóbal Colon, un camino diferente y más corto hacia la India, creyó haber llegado a la isla de Cipango (Japón) y a Mangi (China) y estado muy cerca de la desembocadura del Río Ganges.
Navegando hacia el oeste habían llegado al paraíso terrenal, al jardín del Edén que describía la biblia: donde existían animales exóticos y especies nunca antes vistas, mujeres de sin igual belleza y habían encontrado ríos, lagunas y montañas de oro.
La promesa de riquezas inmensurables sacudía la mente de decenas de miles de aventureros y era el comienzo de la competencia entre las grandes naciones que se disputaban la hegemonía del mundo y por quedarse con la mejor parte del botín.
Se explora y descubre en muy poco tiempo mucho más que en el milenio anterior, lo que no ocurrió en más de mil años, pasó en apenas una década, el continente encontrado representaba increíblemente, una cuarta parte de toda la tierra hasta entonces conocida.
El gran éxito de Vespucio fue haber llamado la atención de la mayoría sobre un suceso conocido, pero no promocionado, ya que sus escritos fueron traducidos y multiplicados para ser leídos por las mayorías e introdujo el concepto de que se descubrió una tierra nueva, un mundo nuevo.
Es este tal vez su mayor logro, haber convencido a los demás, que estaban ante el descubrimiento de un continente diferente a lo conocido hasta entonces, hecho que se sumó a una publicación en 1507 sobre cosmografía que actualizaba los antiguos trabajos de Tolomeo, aquí Vespucio es llamado el gran descubridor de ese nuevo mundo, apareciendo por vez primera en imprenta el nombre de “America”, ignorando a Cristóbal Colon y a Jhon Cabot quien es considerado el descubridor de Norteamérica.
En esa larga cadena de errores el mapa de que se creó estaba plagado de inexactitudes que solo en los últimos siglos han sido corregidas, tanto Colon como Vespucio murieron solos y sin el reconocimiento que merecían en vida, triste final para quienes ayudaron a cambiar la historia del mundo.
Se considera que Américo Vespucio nunca quiso atribuirse la autoría de un descubrimiento que no realizó, el azar y un documento llamado Mundus Novus generaron la gran confusión que cambió para siempre la historia del nombre de nuestro continente, seguramente se hubiese llamado Colombia y nosotros seríamos probablemente “Bolivia”.
“No se debe confundir la verdad con la opinión de las mayorías”: Jean Cocteau.
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