Por: César Mauricio Olaya/ Nos dirigíamos directamente y unos kilómetros adelante ya estábamos frente al pequeño pueblo de La Paz. Nuestro objetivo era llegar al que se anuncia como el segundo hoyo más profundo del planeta y que sin duda debe conocerse en Santander.
Al indagar con el primer transeúnte que encontramos, sus indicaciones fueron más o menos comprensibles: ¨deben devolverse unos veinte minutos y preguntar por la tienda de Don Pachito, ahí cerca está el cruce para El Tigre y por ahí preguntando dan con el hoyo¨.
Así puede describirse de manera general una de las tantas situaciones que se viven en nuestro territorio cuando se habla de promoción turística; además del discurso sobre el abandono de las vías y el atraso en infraestructura turística, otro problema evidencia el desinterés por el sector: la carencia casi total de un adecuado sistema de señalización e información, que hoy es común a la mayoría de nuestros recursos turísticos en la provincia.
El lenguaje de las señas, los puntos de referencia y el consejo de preguntar para llegar a Roma, se ha extendido por todo el mapa de Santander, y voy a citar ejemplos que lo demuestran.
¿Sabe usted donde se hace el cruce para acceder al portón de ingreso (es un predio privado y se cobra la entrada) a las lagunas de Las Cuntas en el Páramo de Santurbán? En este mismo escenario, ¿tiene idea del lugar del cruce que da acceso a la trocha que lleva al predio donde se inicia la caminata hacia las idílicas Lagunas Verdes? Si usted está en el bonito pueblo de Suaita, ¿sabe qué ruta tomar para salir hacia el Corregimiento de San José de Suaita en búsqueda de la Cascada de Los Caballeros? Si ahora se encuentra en Charalá, ¿me podría indicar como llegar a las Cascadas de Las Lajas?. Si, superando el inmenso reto de tomar la vía principal hacia la provincia de García Rovira para llegar a la Laguna de Ortices, ¿Tiene claro en qué momento debe desviarse de la ruta para llegar a este destino? Para no ir tan lejos, estando en el pueblo de Rionegro, ¿cómo haría para llegar al cráter-laguna del volcán de Galápagos?
Otras estaciones del viacrucis
Supongamos que ya se han superado los dos primeros grandes obstáculos para llegar a cualquiera de nuestros destinos y creemos que ya estando en el lugar, todo es cuestión de disfrutar y hacer lo que vinimos a hacer. Lamentablemente, debemos decir que el viacrucis apenas comienza, ya que no basta con tener el recurso natural a la mano; su disfrute exige de ciertas medidas que aseguren bienestar, seguridad y un equilibrio entre la presencia humana y el uso adecuado y equilibrado del bien.
Veamos algunos casos puntuales. Empezamos con el más avanzado de todos: la práctica de los deportes de aventura y en particular el rafting sobre el rio Fonce en las geografías de la llamada capital turística de Santander, el municipio de San Gil. Pregunto: ¿la sobreoferta de prestadores del servicio no llega a convertirse literalmente en una forma de acoso para el turista? ¿Se puede hoy garantizar qué además de los chalecos salvavidas, exista un control o recursos disponibles para apoyar accidentes como volcamientos de los botes en ciertos puntos críticos? y una última, no menos importante, ¿garantiza esta importante fuente hídrica un adecuado manejo sanitario, habida cuenta de la ausencia de plantas de tratamiento en los municipios que vierten directamente las aguas servidas a este río?
Trasladémonos ahora a uno de los sitios de moda en Santander, el balneario Las Gachas en el municipio de Guadalupe, donde se presentan dos particularidades: sobreexplotación del recurso, donde en un área relativamente pequeña se acumulan cientos de viajeros, con el agravante de que, por alguna razón difícil de encontrarle una raíz lógica, comparten unas particulares condiciones de incultura ciudadana, desaseo, importaculismo absoluto con relación al cuidado del medio ambiente.
En segundo lugar, el área presenta una tendencia a la desertización, si se tiene en cuenta que durante décadas y mucho antes de que este lugar se volviera un sitio turístico, el llamado Valle del Tirano fue absolutamente arrasado de cuanto árbol obstaculizara la intensión de convertir esta zona en cultivos de café o lotes para ganadería, lo cual hoy amenaza viva para la existencia futura de la pequeña quebrada Las Gachas; es decir, de no llevarse a cabo una urgente intervención de recuperación forestal, este recurso no tiene futuro.
Un tercer lugar en el largo listado de los sitios turísticos con determinantes críticos: el embalse de Topocoro, hoy convertido en el mar de los santandereanos y literalmente con todos los elementos que opacan cualquier esperanza de un proyecto turístico serio, pues son muchas los factores negativos que contribuyen a esta desesperanza. Carencia absoluta de planeación y control en la prestación de servicios turísticos con pésima oferta de restaurantes, escasas medidas de seguridad en embarcaciones y otros elementos de recreación, carencia total de controles sanitarios para el manejo de aguas residuales que se vierten directamente en unas aguas estancadas por la escasez de corrientes y una infraestructura hotelera muy escasa que apenas asoma con algunos proyectos en desarrollo por cuenta de inversionistas privados y cajas de previsión social que lideran la construcción de sedes recreacionales en su entorno.
Para terminar con estos ejemplos de este viacrucis, hago referencia al tema del páramo, el ecosistema más crítico y que, al igual que los anteriores, carece de control y planeación, convirtiendo al turista en una de sus mayores amenazas. Docenas de operadores se han volcado con cientos de visitantes que quieren la foto junto al frailejón ¨Ernesto Pérez¨, de manera que hoy es una procesión de visitantes, pisoteando sin regulación los reductos de capa vegetal que rodean las laguas Negra, Cunta y quizás en menor proporción la de Las Calles, tres de los lugares más promovidos cerca al pueblo de Vetas.
Pareciera que un concepto esencial para una adecuada práctica del turismo de naturaleza en este lugar, como lo es la llamada capacidad de carga, estuviera engavetado en la biblioteca de las letras muertas. Cada paso sobre estos colchones o reservorios de agua representa una amenaza total contra el recurso vital.
No quiero ser tachado de ave de mal agüero, pero ahora que el Gobernador de Santander ha enarbolado la bandera del turismo como el primer trampolín del desarrollo futuro del departamento, es el momento justo para tomar acciones que conlleven planeación, control, educación y organización, si lo que se quiere es que haya futuro en la materia.
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*Comunicador Social y fotógrafo.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
