Por: Juvenal Bolívar Vega/ Se acabó el cuento de, “no tengo plan de desarrollo”. Con la aprobación de los mismos, los alcaldes municipales y gobernadores, comienzan en firme su labor de administrar los recursos, de gestionar otros a nivel nacional y de impulsar planes y estrategias que le permitan cumplir con todo aquello que prometieron en campaña.
Tras la aprobación de esas cartas de navegación, los gobernantes territoriales tienen el reto de saber de qué están hechos. Y es aquí, donde la capacidad de gestión se pone a prueba. Todos entendemos que los recursos de un municipio son limitados, no alcanzan a suplir las grandes necesidades que tienes las comunidades, especialmente las ubicadas en zonas rurales.
Los planes de desarrollo, en términos muy sencillos de entender, son instrumentos fundamentales para orientar las acciones de los gobiernos locales en la consecución de metas y objetivos a corto, mediano y largo plazo. Su misión principal es fomentar el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en sus respectivas jurisdicciones.
Corrillos y la Fundación Observatorio para la Excelencia Pública (FOEP), desde hace cuatro años han venido realizando el concurso Alcaldes Eficientes, una estrategia que en el primer año de gobierno, permite evaluar qué tan reales y aterrizados fueron formulados estos planes y si tienen la capacidad de atender las necesidades más apremiantes.
Un eje importante de ese concurso tiene que ver con la participación ciudadana en la construcción del mismo. La gente se erige como un pilar fundamental en la elaboración de los planes de desarrollo municipal. Los expertos entienden que, al involucrar a la comunidad en la identificación de necesidades, la definición de prioridades y la evaluación de resultados, se garantiza que las políticas públicas respondan de manera efectiva a las demandas reales de la población.
Los mejores planes de desarrollo suelen incluir etapas de diagnóstico, formulación, ejecución y evaluación. Durante cada fase, la participación ciudadana se vuelve esencial para asegurar la legitimidad y eficacia de las acciones emprendidas por las autoridades locales.
Las cartas de navegación bien diseñadas y ejecutadas pueden traducirse en beneficios tangibles para la comunidad, tales como mejoras en infraestructura, acceso a servicios básicos, creación de empleo, preservación del medio ambiente y fortalecimiento de la cohesión social.
Con el plan de desarrollo en la mano, el alcalde de cada municipio debe hacer uso de “la multiplicación de los panes”, aquella historia de Jesús de Nazaret, en la que los recursos eran tan pocos para tantas necesidades.
Un ejemplo claro de alcalde populista, con una infructuosa administración, es el de Rodolfo Hernández, quien se dedicó a palear con todo el mundo y por esa razón, los recursos nacionales nunca llegaron»
Y para ello, deberá seguir los siguientes pasos, para que su gestión de recursos ante ente nacionales y regionales, no se quede en letra muerta:
1: Identificación de fuentes de financiamiento: El alcalde debe identificar las instancias nacionales, como ministerios, entidades gubernamentales y programas de financiamiento, que puedan ofrecer recursos para los proyectos municipales. Es importante investigar y conocer las convocatorias y requisitos de cada fuente de financiamiento.
2: Formulación de proyectos sólidos: Es fundamental presentar proyectos bien estructurados, con objetivos claros, indicadores de impacto, presupuestos detallados y estrategias de sostenibilidad. Los proyectos deben responder a las necesidades y prioridades del municipio, y estar alineados con las políticas y programas nacionales.
3: Elaboración de propuestas técnicas y financieras: El alcalde y su equipo deben preparar propuestas técnicas y financieras sólidas que justifiquen la necesidad de los recursos solicitados, explicando de manera detallada cómo se utilizarán y cuál será su impacto en la comunidad.
4: Presentación ante instancias nacionales: Una vez que los proyectos estén listos, el alcalde puede presentarlos ante las instancias nacionales correspondientes, siguiendo los procedimientos y plazos establecidos en cada convocatoria. Es importante destacar los beneficios y la viabilidad de los proyectos para aumentar las posibilidades de obtención de recursos.
5: Seguimiento y gestión de fondos: En caso de que los proyectos sean aprobados y se asignen recursos, el alcalde debe realizar un seguimiento riguroso de la ejecución de los mismos, garantizando que se cumplan los objetivos y se manejen los fondos de manera transparente y eficiente.
6: Evaluación de resultados: Una vez finalizados los proyectos, el alcalde debe evaluar los resultados obtenidos y el impacto generado en la comunidad, para informar a las instancias nacionales sobre el uso efectivo de los recursos y demostrar la importancia de continuar apoyando iniciativas locales.
Y, como complemento de la gestión, es necesario que los mandatarios territoriales (incluyendo a los gobernadores), dejen de ser candidatos y se dedique a gobernar. No pueden seguir criticando decisiones del gobierno nacional, cuando requieren de su chequera. Su misión es la de administrar, no la de generar actos populistas.
Un ejemplo claro de alcalde populista, con una infructuosa administración, es el de Rodolfo Hernández, quien se dedicó a palear con todo el mundo y por esa razón, los recursos nacionales nunca llegaron y las grandes obras, que tanto requiere Bucaramanga, no se ejecutaron, lo que derivó un gran atraso.
En sus tiempos, Jaime Andrés Beltrán Martínez criticó esa desatinada estrategia de gobernar de Hernández. Esperemos que no siga sus pasos y se dedique -por fin, a gobernar: para eso lo eligieron.
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*Comunicador Social, estudiante MBA con concentración en Marketing Digital y docente universitario.
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