Por: Óscar Prada/ En la narrativa colectiva el anterior criterio está bien extendido; sin embargo, es muy cuestionable. Veamos.
¿Derechos de izquierda?
Es pertinente definir el término “izquierda” desde un contexto histórico, siendo producto de la ubicación de los asambleístas que deseaban el cambio en la época de la Revolución Francesa, los cuales se situaron a la izquierda del rey.
Con posterioridad, los burgueses de la izquierda se convirtieron en la nueva derecha al ostentar el poder. Como era de esperarse, surgieron movimientos opositores que concibieron en primera medida la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, como perpetuadora de los privilegios de la clase dominante.
En un principio, la búsqueda de la igualdad de los derechos de la mujer y las minorías tampoco estaba en la agenda de los movimientos opositores de la nueva izquierda.
¿Una derecha nacida en la izquierda?
Previsiblemente, a la derecha del rey se ubicó el clero y la aristocracia. Es decir, los privilegiados que se aferraban al statu quo, y se oponían al cambio.
Paradójicamente la clase empresarial que ostentaría el poder más adelante, se encontraba a la izquierda del monarca. Algo impensable al día de hoy.
De ello, el término derecha se asocia en su gran mayoría al régimen establecido, que determina cierto orden social y cierta jerarquía “deseable”, para un grupo social en particular. No obstante, lo anterior no se cumple en todos los casos.
¿Enarbolar riqueza o derechos?
Ahora bien, sin desviar el tema principal se abordará la premisa casi irreconciliable, entre la búsqueda por la obtención de riqueza frente a la lucha por los derechos y libertades a nivel social.
Por una parte, la aplicación de la igualdad ante la ley, sin considerar las marcadas diferencias individuales; podría fomentar más desigualdad en algunos casos. Dicha premisa razonable y garantista le es atribuida a los movimientos de izquierda, porque presupone cuestionar lo establecido.
Por otra parte, la disminución de la burocracia a través de un Estado minúsculo que respete las reglas del propio mercado, y que no adquiera obligaciones paternalistas con sus ciudadanos; suele enmarcarse a la derecha.
Casos excepcionales, como el de China, desbaratan las nociones tradicionales de izquierda progresista y derecha neoliberal. El régimen chino combina un modelo capitalista con un Estado comunista que controla rigurosamente el mercado, mientras limita las libertades civiles de sus ciudadanos.
En consecuencia, la eficiencia económica y las garantías de un Estado Social no son realidades excluyentes. Se puede aplicar lo mejor de cada una, ajustándola a las necesidades de cada sociedad en búsqueda del bien común.
En consonancia, los derechos y garantías de las personas, así como los medios económicos para materializarlos, no deberían estar condicionados a la política y su gradación entre izquierdas y derechas.
Un concepto subjetivo
Simplemente las corrientes políticas varían y enarbolan lo que las masas desean, para conquistar sus votos. Desde la Revolución Francesa hasta hoy, la mutación filosófica de la izquierda y la derecha ha sido extrema.
Por ende, la simplificación de una derecha empresarial y una izquierda libertaria es bastante apresurada, por no decir prejuiciosa. Es por eso que las etiquetas no son suficientes para definir la compleja realidad en materia política.
No existe una denominación técnica que defina los conceptos de izquierda y derecha en política. Su significado dependerá principalmente de las luchas que emprendan dichas corrientes políticas en una época y contexto determinado. ¿Qué opinas?
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