Yéssica Tatiana Arenas Díaz es la Gerente de la ESE San Isidro, del municipio de Tona, cargo que asumió en fecha reciente y le trae muchos recuerdos. Sin embargo, no es el primero con tamaña responsbilidad. Según dijo, “en el ámbito institucional, uno de los cargos que más orgullo me genera fue ser gerente de la ESE San Cayetano de Guapotá, desde el año 2016”.
Cuando asumí esa responsabilidad la entidad se encontraba en una situación crítica: con un déficit financiero considerable, salarios atrasados, infraestructura deteriorada, sin dotación ni procesos asistenciales claros. Fueron ocho años de trabajo arduo, decisiones firmes y liderazgo constante. Logramos poner la ESE en equilibrio financiero, dotarla completamente, organizar sus procesos y transformarla en una institución moderna, segura y digna, que garantiza la calidad en la atención en salud. Ese proceso me enseñó todo lo que hoy soy como líder en el sector público y marcó profundamente mi vida profesional”.
Es Yessica Tatiana Arenas Díaz Gerente quien en la actualidad asume como gerente de la ESE San Isidro, del municipio de Tona. “Un nuevo reto. Sé que es una institución con desafíos importantes, pero estoy convencida de que, con compromiso, planeación y trabajo en equipo, también lograremos grandes transformaciones. Así como lo hice en Guapotá, voy a entregar lo mejor de mí para que esta ESE crezca, se fortalezca y brinde una atención digna, humana y eficiente”.
Yessica, quien hace parte del selecto grupo de Corrillos de las Superpoderosas 2025 contó que viene de “una familia profundamente unida y llena de valores que me han moldeado como persona y profesional. Mi padre, Orlando Arenas Jaimes, es pensionado de la rama judicial, ahora ayuda a las personas más necesitadas de nuestra comunidad. Gestiona mercados, medicamentos, ropa y hasta sillas de ruedas para quienes más lo requieren. Su compromiso con la solidaridad y la empatía ha sido una de mis mayores enseñanzas. Desde muy pequeña, él me inculcó la importancia de trabajar por los demás, de ponerme en el lugar del otro, y de mantener siempre la humildad en cualquier circunstancia. Mi madre, Ángela María Díaz Blanco, es ama de casa, comerciante y una emprendedora incansable. La fortaleza de mi madre es algo que admiro profundamente. Siempre me ha enseñado que lo único que se necesita para alcanzar cualquier meta es esfuerzo, dedicación y un claro propósito. En ella veo reflejada mi propia pasión por los negocios y el emprendimiento, y creo que una de las cualidades que más valoro de ella es su capacidad para crear y transformar lo que toca. Tengo una hermana, Mayra Alejandra, abogada especialista en Derecho Administrativo y trabaja como asesora jurídica en el sector público. Soy soltera y aunque no tengo hijos en los últimos años la llegada de un miembro muy especial a nuestra familia ha sido transformadora: Roma, un pastor alemán que llegó a nuestras vidas hace 4 años. Su amor incondicional y lealtad nos han enseñado el significado del amor más puro y profundo que uno pueda imaginar. Me siento muy afortunada de haber crecido en una familia que no solo me ha dado el amor incondicional, sino también una enseñanza constante de valores como la honestidad, el trabajo duro, la solidaridad y el respeto por los demás. Estos principios son los que me han guiado a lo largo de mi vida y los que intento transmitir en todo lo que hago”.
Yessica, en el municipio de Los Santos, hizo la totalidad de estudios primarios y secundarios en el Colegio Integrado Los Santos. “Fue una etapa muy especial de mi vida, no solo por los aprendizajes académicos, sino porque allí descubrí mis primeras habilidades de liderazgo, organización y servicio. Desde muy pequeña me gustaba participar en las actividades del colegio. En primaria fui elegida personera, una experiencia que marcó mi vida y me permitió entender que tenía una voz que podía usar para representar a otros y generar cambios. Me apasionaba organizar actividades, motivar a mis compañeros y trabajar en equipo. Con el tiempo, esas experiencias fueron despertando en mí un fuerte interés por todo lo relacionado con lo social, con lo humano y con el impacto positivo que podía tener en mi entorno. Los profesores del colegio también jugaron un papel muy importante en mi formación. Eran personas comprometidas, apasionadas por enseñar, y siempre nos alentaban a soñar en grande y a creer en nuestras capacidades. Gracias a ellos, y a todo lo que viví en el colegio, fui moldeando ese deseo de dedicarme a servir, de estar al frente de procesos donde pudiera aportar algo bueno a la comunidad”, dijo.
Comentó que “soy odontóloga, egresada de la Universidad Santo Tomás y desde el principio tuve claridad en que esta era la carrera que quería para mi vida. Fue una decisión completamente personal nacida del profundo interés por la salud, el bienestar y el deseo de transformar vidas, empezando por algo tan esencial y humano como una sonrisa. Siempre me atrajo la posibilidad de combinar el conocimiento técnico con el trato cercano y directo con las personas. Mi camino profesional me llevó a buscar una formación más integral, así que realicé una especialización en Gerencia de la Calidad y Auditoría en Salud en la Universidad Cooperativa de Colombia. Esto me abrió la puerta a la gestión en salud una dimensión que me apasiona porque me permite impactar de manera estructural los procesos que garantizan una atención humana, eficiente y de calidad. Más adelante, decidí seguir formándome como ortodoncista y me especialicé en Ortodoncia y Ortopedia Funcional en la Universidad de la Ciudad de São Paulo – UNICID, en Brasil, una experiencia enriquecedora tanto a nivel académico como personal. Hoy me siento afortunada porque tengo el privilegio de ejercer en dos áreas que me apasionan: soy gerente de un hospital público, desde donde trabajo cada día por una salud digna, cercana y con calidad para la comunidad, y también soy ortodoncista, lo cual me permite mantener el contacto directo con los pacientes y seguir transformando vidas desde el ejercicio clínico. Combinar estas dos facetas no ha sido fácil, pero ha sido una de las decisiones más gratificantes de mi vida. Me permite ver la salud desde todas sus dimensiones: desde la planificación estratégica hasta el trato humano en el consultorio. Y esa dualidad me ha hecho más completa más comprometida y sin duda más feliz”.
Sobre su etapa laboral Yessica contó que “mi primera experiencia laboral fue como odontóloga general en la ESE San Isidro del municipio de Tona, justo después de terminar el servicio social obligatorio. Allí comencé a poner en práctica mi vocación, atendiendo a la comunidad y aprendiendo los desafíos y satisfacciones de la profesión. Luego, como odontóloga en otras instituciones de salud, lo que me permitió afianzar mis conocimientos clínicos y ampliar mi visión sobre el sistema de salud. Sin embargo, siempre tuve claro que no quería quedarme solo en la parte clínica. Desde el principio supe que debía seguir creciendo no solo como profesional sino también en el ámbito de la gestión. En 2016 asumí mi primer cargo como gerente en la ESE San Cayetano de Guapotá, una experiencia única que me formó como líder y me enseñó a gestionar, a tomar decisiones difíciles y a ser más empática con las necesidades de la comunidad. Fueron ocho años de aprendizaje, crecimiento y retos que me prepararon para lo que vendría después”.
Después de esa etapa, dijo Yessica, “la vida me brindó una oportunidad muy especial: regresar a la ESE San Isidro de Tona, el lugar donde comencé mi carrera, pero esta vez como su gerente. Regresar con una nueva perspectiva y la experiencia acumulada de varios años me ha permitido seguir construyendo con propósito y responsabilidad. A lo largo de todo este proceso también tomé la decisión de no abandonar mi pasión por la odontología y me especialicé en ortodoncia. Hoy, aunque ejerzo la gerencia, la ortodoncia sigue siendo una parte fundamental de mi vida profesional y me siento afortunada de poder combinar ambas áreas. Mi historia es una de crecimiento constante de esfuerzo y sobre todo de compromiso con lo que amo hacer”. También intentó emprendimientos personales, dijo al respecto que “aunque gran parte de mi carrera ha estado vinculada al sector público y al ejercicio profesional de la odontología, también decidí explorar el camino del emprendimiento algo que siempre me ha inspirado gracias al ejemplo de mi madre. Junto a ella y a mi hermana lanzamos Meraki, un proyecto que nació del amor por la naturaleza, la familia y los pequeños detalles que hacen la vida especial. Meraki está conformado por dos experiencias: por un lado, una hermosa casa de campo en La Mesa de Los Santos que ofrece hospedaje en un ambiente completamente familiar y acogedor; y por otro, una zona de glamping pensada para quienes buscan desconexión, naturaleza y un espacio íntimo, ideal para parejas. Este emprendimiento no solo nos ha unido más como familia, sino que también ha sido una oportunidad para aplicar todo lo que he aprendido sobre liderazgo, gestión y servicio”.
Sobre los reconocimientos recibidos dijo que “he tenido el privilegio de recibir distintos reconocimientos, tanto institucionales como comunitarios, que han valorado mi liderazgo, gestión y compromiso con el servicio público. Uno de los más significativos fue el reconocimiento por parte de la comunidad del municipio de Guapotá y de entidades locales, al culminar mi gestión como gerente de la ESE San Cayetano. Allí se me reconoció por liderar una transformación institucional profunda: recibí una ESE en crisis financiera y con una infraestructura deteriorada y logré entregarla renovada, con equilibrio económico, procesos asistenciales organizados y una infraestructura moderna y dotada. Fue un reconocimiento al trabajo serio, constante y al enfoque humano que siempre le he dado a mi gestión. También he sido invitada como referente en espacios académicos y técnicos del sector salud, donde he compartido mi experiencia en gestión institucional y liderazgo femenino, especialmente en escenarios donde la salud pública necesita ser visibilizada como motor de cambio en los territorios. Sin embargo, más allá de los reconocimientos formales, el mayor premio ha sido ver cómo las instituciones que he liderado se convierten en lugares dignos para la atención en salud, cómo los equipos de trabajo se sienten valorados y cómo las comunidades recuperan la confianza en sus servicios de salud. En cuanto a los reconocimientos que aspiro a ganar, sin duda, me motiva seguir siendo referente en liderazgo femenino dentro del sector público. Me gustaría recibir un reconocimiento regional o nacional por la innovación en gestión en salud, y también por la sostenibilidad de Meraki, como modelo de turismo responsable en el ámbito rural. Pero más allá de los premios, mi mayor meta es seguir generando impacto positivo, transformar realidades, crear oportunidades y dejar una huella firme, humana y coherente donde quiera que esté”.
De igual forma dijo Yessica que se siente “honrada de ser reconocida como parte de este grupo de mujeres valientes, determinadas y transformadoras. Creo que lo que me ha dado el privilegio de estar aquí es haber sabido combinar con equilibrio y determinación diferentes facetas de mi vida, la profesional, la personal, la emprendedora y la humana. Soy odontóloga, ortodoncista, gerente de instituciones de salud, empresaria y, sobre todo, una mujer apasionada por servir. Lo que me hace destacar es la capacidad de asumir retos con entereza, incluso cuando las circunstancias no son fáciles. Lideré durante ocho años una institución en crisis y logré convertirla en un modelo de gestión eficiente, moderna y humana. He formado equipos, generado confianza en comunidades y he trabajado con transparencia, siempre enfocada en lograr resultados reales y sostenibles. También me considero una mujer empática, que entiende que liderar no es imponer, sino inspirar. Que transformar no es mandar, sino acompañar. Y que el poder no está solo en un cargo, sino en el impacto que generas en los demás. Ser parte de Meraki, un emprendimiento que comparto con mi madre y mi hermana, me ha permitido ver también el valor de crear, de soñar juntas y de construir desde el amor y la visión empresarial. Soy una mujer que no se conforma, que sigue preparándose, que se reinventa. Y creo que eso justamente es ser una Superpoderosa: no tener miedo a comenzar de nuevo, no renunciar a los sueños, y usar cada experiencia buena o difícil como una plataforma para crecer y hacer crecer a otros”.
Sobre las recomendaciones que daría a las jóvenes, Yessica señaló que “les digo con toda certeza que lo primero es tener una meta clara y trabajar todos los días por ella. No importa en qué etapa estén, si tienen un objetivo definido con disciplina con amor y dando siempre lo mejor de ustedes, todo es posible. Cada experiencia laboral por más pequeña que parezca debe vivirse con entrega, con pasión y con responsabilidad. Crean en ustedes, incluso cuando todo parezca difícil. Y si se presenta un obstáculo no se detengan todo tiene solución, siempre hay una forma de seguir adelante. Lo importante es no quedarse quietas, no conformarse. Salgan de la zona de confort, atrévanse a intentar, a fallar, a aprender y a crecer. El camino se construye paso a paso y cada paso vale la pena cuando se da con convicción. Podemos lograr absolutamente todo lo que nos propongamos si estamos dispuestas a trabajar por ello”.
