Aquellas viejas costumbres políticas de armar coaliciones para sumar mayorías que permitan el control de las decisiones al interior –y por fuera- de una corporación pública, las mantendrán vigentes los concejales de Bucaramanga que asumirán el 1 de enero de 2020.
Los electos corporados ya tienen, entre sí, un trabajo adelantado para tomarse por asalto, entre otras, la elección de la mesa directiva para el primer año. Tres grupos bien definidos se vienen confeccionando, pero por ahora ninguno cuenta con las mayorías absolutas.
Una coalición que le apuesta a defender al alcalde Juan Carlos Cárdenas, que seguramente le jurará lealtad con condicionamientos; otra que se declarará en oposición y que es integrada por los partidos tradicionales que perdieron con su candidato a la alcaldía y otra más, la que se autodeclarará ‘independiente’, que jugará a favor o en contra del mandatario local, según conveniencia política.
Esta última, que será la de menor número de integrantes, paradójicamente será clave para la toma de decisiones. De ahí el desespero de las otras dos para tenerla de su lado.
Las tres coaliciones
Uno de los nuevos concejales le reveló a Corrillos que ya están claras las tres coaliciones que intentan lograr ‘mayorías’ en la Corporación. En total serán tres y se evidencia que ninguna –por ahora- podrá imponer su ley.
La coalición de gobierno, la que se conforma para apoyar a ciegas las iniciativas del alcalde Juan Carlos Cárdenas, estará integrada por dos bancadas políticas que suman siete corporados.
La más grande, la Liga, que es integrada por cuatro concejales: Antonio Sanabria, considerado el ‘cerebro de esta lista’ y las desconocidas Silvia Moreno, Marina Arévalo y Luisa Ballesteros.
Y la bancada de la Alianza Verde, integrada por tres corporados, Carlos Parra, Wilson Lozano y Carlos Barajas.
La segunda coalición, la de oposición, será integrada por las bancadas de cuatro partidos, sumando siete concejales.
Por un lado, el Partido Liberal que cuenta con tres concejales, Robin Hernández, Javier Ayala y Francisco González. Cambio Radical, con dos corporados, Fabián Oviedo y Cristian Reyes y el Mais, con el concejal Nelson Mantilla. A estos los une su voto para la alcaldía por Fredy Anaya.
A esta coalición también se sumaría la bancada del Partido Colombia Justa Libres, que cuenta con el concejal Tito Rangel y con la curul de oposición que le otorga la ley al segundo con mejor votación para la alcaldía. En este caso, Jaime Beltrán.
Y la tercera coalición, o ‘independiente’ estará integrada por cuatro partidos, cada uno con un concejal. A ellos los une el haber votado –en su gran mayoría- por Claudia López para la alcaldía.
Integrarán este grupo los concejales Leonardo Mancilla (Alianza Social Independiente), Luis Ávila (Hagamos Ciudadanía), Luis Fernando Castañeda (Centro Democrático) y Jorge Humberto Rangel (Partido Conservador).
La puja por el poder
Por ahora, por número de integrantes, la coalición de oposición (con ocho concejales) es la más grande, pero no cuenta con mayorías decisivas. Y, aunque la de gobierno (con siete concejales) es mínimamente inferior, podría contar con la coalición independiente (cuatro integrantes) y sumar mayorías para –de entrada- poner presidente y elegir a su antojo la mesa directiva de la corporación para el primer año. Entre las dos sumarían 11 concejales contra 8 de la oposición.
“Ya los acercamientos entre la bancada del alcalde Cárdenas y la independiente están dados. El problema es que los verdes quieren poner el presidente, un concejal que, aunque está amparado por esa estructura política, no deja de ser un camaleón de la política, que proviene de la politiquería que tanto rechazan”, dijo la fuente, quien pidió reserva de su nombre.
Corrillos abordó a otros corporados para verificar esta in información y, aunque estuvieron renuentes, no solo la corroboraron, sino que expusieron que el nombre del concejal ‘verde’, Carlos Barajas es quien les genera discordias.

“Si siguen imponiendo el nombre de ese concejal, seguramente esa alianza entre las dos coaliciones podría romperse antes de comenzar”, indicó un concejal de esa misma colectividad.
Inicialmente fue propuesto el nombre de Antonio Sanabria para la presidencia en el primer año, pero hasta hace unos días la Liga desistió y prefirió que los ‘verdes’ tuvieran ese primer turno. El problema es que ninguno de los tres tiene, ni la experiencia ni la capacidad para presidir el concejo, por lo que la estrategia de elegir al “menos malo” salió a relucir.
La manzana de la discordia

Si los ‘verdes’ se mantienen en su idea de proponer para el primer año como presidente a Carlos Barajas, no solo podrían perder la elección (tras el rompimiento con los independientes), sino también, echarían al traste su lucha contra la politiquería.
Corrillos investigó el por qué la resistencia de varios de los concejales electos para que Barajas sea elegido presidente y encontró situaciones serias, que deberían llevar a los ‘verdes’ a echar el reversazo. O ser arrastrados por él y por su pasado político.
A Carlos Barajas –en la Contraloría de Bucaramanga, donde estuvo durante dos años como jefe de Participación Ciudadana- lo conocen como ‘el arcoiris’. Ese peyorativo –según dijo un contratista de ese ente de control, es porque ha pasado por todos los partidos, buscando siempre el árbol que mayor sombra le dé.

A ese cargo llegó gracias a la concejala liberal Nancy Elvira Lora. “El señor Barajas dijo que le había puesto mil votos en su elección de 2015. Cuando fue aliado de ella, y para congraciarse, le daba garrote al gobierno de Rodolfo (Hernández). Así lo corroboran varios mensajes de redes sociales que él mismo enviaba”, dijo la fuente de la Contraloría.
Un colaborador cercano a la concejala Lora informó que la salida de la Contraloría de Barajas -además de ser originado por un acto de deslealtad- se debió a la inoperancia en sus funciones. De hecho, el ente de control le abrió un proceso disciplinario interno por incumplir con las obligaciones laborales, investigación que está vigente.
“La concejala le quitó el respaldo político porque en las elecciones de 2018, Barajas –aun siendo servidor público- decidió apoyar a candidatos al Congreso diferentes a los de esa casa política, con quienes negoció directamente. Nancy se enteró que la había traicionado”, dijo.
Intentando mantenerse en su ‘jugoso’ cargo en la Contraloría, Barajas hace un viraje político y, a través de la esposa del entonces concejal liberal Jaime Beltrán, se vincula a esa casa política. Sin embargo -para su desgracia- Beltrán renunció a la curul en el Concejo y su anhelo de seguir postrado en el ente de control se vio truncado.

El pasado oscuro

Pero la historia oscura del hoy concejal ‘verde’ no termina ahí. Carlos Barajas ha pasado por todas las toldas políticas, dejando a su paso novelas de traición. A la Alianza Verde llegó a través de Sergio Prada Marín.
La primera vez que se supo de Barajas fue en el Partido Conservador, cuando apoyó y se benefició del entonces candidato a la Cámara, Carlos Alberto Marín. Una fuente cercana del dirigente ‘azul’ dijo a Corrillos que “mientras lo tuvieron comiendo (refiriéndose a contratos que le dieron en algunas entidades públicas) estuvo firme, pero cuando se quedó sin trabajo, abandonó el barco”.
Luego apareció como abogado de la Secretaría del Interior, en el gobierno de Carlos Roberto Ávila, en Floridablanca. A ese puesto llegó por la amistad que tuvo con Roberto, el padre del entonces mandatario.
El propio Roberto Ávila fue quien lo ayudó a vincularse como docente en Uniciencia. “Lo presentó a las directivas y lo propuso para que diera clases allá. Esa influencia del señor Ávila le abrió las puertas en la universidad”, dijo un amigo cercano a la familia del exmandatario florideño.
Pero esa amistad también dejó una historia de traición. Los Ávila, quienes llevaban candidato para la Asamblea por la Alianza Verde pensaron que Barajas –como candidato al concejo del mismo partido- sería aliado político suyo. Pero no fue así.
“El señor Roberto y el propio Carlos Roberto pensaron que por la amistad y porque se había favorecido de ellos, Barajas les devolvería el favor”, reconoció la fuente.
Además, en su paso por Uniciencia, Barajas ha tenido situaciones incomodas, según una persona del claustro universitario, ha sido denunciado por pedirles plata a los estudiantes para mejorarles las notas. Corrillos intenta averiguar con la institución universitaria sobre esas denuncias, pero las directivas no han dado información al respecto.
Otra situación incómoda sufrida por Barajas se dio también en la Contraloría de Bucaramanga cuando era funcionario. Una asistente de ese ente de control recordó que a la oficina del hoy concejal electo llegaban personas a hacerle reclamos por dineros que le entregaron.
“Al parecer, a la par de sus tareas en la Contraloría, el también litigaba y le cobraba a la gente honorarios por procesos judiciales. También pedía plata prestada. Recuerdo que en varias ocasiones una señora de avanzada edad, Rosa Abreo Merchán, se plantaba en la recepción de la Contraloría a esperarlo, para que le les devolviera la plata. Y él, preciso no iba a trabajar ese día”, dijo la funcionaria.

Ante esta situación, solo le resta a la Alianza Verde cumplir su ideario político y pregonado a los cuatro vientos durante la campaña, el de combatir la politiquería y para ello tendrá que tomar la primera gran decisión, previo a la instalación de nuevo concejo de Bucaramanga: Hacer una purga interna.