Por: Roberto Aponte/ Hoy empiezo mencionando a (Brotogeris jugularis), el nombre puede sonar poco familiar, pero la verdad es que esta denominación es dada a una criatura bastante común, es una de las especies de periquito que puede verse merodeando por los parques de la ciudad de Bucaramanga y endulzando nuestros oídos con sus cantos.
Su alimentación consiste básicamente en frutas, entre esas las ya reconocidas, mango y papaya. Aunque he visto a estas verdes criaturas picotear las vainas de los gallineros del parque San Pio. Ya que claro, estos pajaritos incluyen en su dieta frutos poco apetitosos para los seres humanos.
En resumidas cuentas, la función ecológica de las aves consiste en la dispersión de semillas, es decir, gracias a su vuelo, pueden esparcir las semillas en terrenos lejanos y permitir que las plantas crezcan. Claro que también se pueden mencionar a los sagaces halcones los cuales merodean en esta ciudad buscando a sus pequeñas presas. No obstante, la belleza de las aves va mucho más allá de su labor en la naturaleza.
Debo admitir que envidio a las aves, de cierto modo su capacidad de vuelo es para mí la representación de la libertad. Cualquiera de estos seres puede pasearse sin muchos problemas por los maravillosos paisajes de la región de Santander, teniendo ventaja ante los mamíferos terrestres los cuales se exponen al cruzar la carretera.
Es recalcitrante el hecho de jactarnos de ser el país con mayor diversidad de aves, aunque más allá del dato, es bueno indagar en lo que significa este hecho.
Su excelsa pluralidad, sus colores, sus cantos, sus múltiples formas me hace entender la fascinación que estos seres producen, lo que hace de la ornitología una interesante labor y a su vez arte tomarle una fotografía precisa al más colorido pájaro. Tenemos desde enormes y majestuosos cóndores hasta minúsculos colibrís.
Se podría decir que la variedad de plantas y de aves iría de la mano, ya que algunas especies tienen relaciones ecológicas que van en conjunto, por ejemplo, el loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis) utiliza los frutos de la planta de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense) como alimento, además de que reside en sus troncos. Por esto mismo la tala de este solo árbol se convierte en una grave amenaza para esta clase de loro.
Una de las causas de la diversidad de aves en el país se debe a la presencia de variados ecosistemas, todos con condiciones tan diferentes que permiten a las aves desarrollar diferentes adaptaciones. Otro factor a mencionar es la presencia de barreras geográficas como las tres cordilleras, ya que en los valles y terrenos separados por estas montañas se presentan dinámicas poblaciones que permiten que cada región del país tenga sus aves distintivas.
Por ejemplo, Santander tiene especies distintas, las cuales se distribuyen en sus ecosistemas, pero existen lugares destacables como el parque nacional Serranía de los Yariguies, el cual es uno de los lugares más biodiversos del departamento, a causa de su aislamiento producido por las montañas que lo rodean.
Allí se encuentran hasta quinientas especies de aves, quince de estas endémicas. Entre esas se pueden mencionar algunas clases de paujiles o pavas de monte, estas criaturas de la familia de las gallinas pueden hallarse en ecosistemas como bosques de niebla o selvas húmedas y cálidas, desafortunadamente su representante más peculiar se encuentra en vía de extinción, hablo del paujil piquiazul, (Crax Alberti) el cual se ve amenazado por la destrucción de su hábitat.
Este enclave es uno de los pocos lugares donde se encuentra el colibrí ventricastaño (Amazilia Castaneiventris) el cual desafortunadamente se encuentra en vía de extinción. Para concluir solo queda decir que somos afortunados por la gran diversidad de aves que existe en nuestro territorio.
*Ingeniero Ambiental y escritor
Twitter: @robustories