Por: Carlos Andrés Mahecha/ A pesar de la crisis que vive el país, la polarización no para, cualquier excusa es perfecta para poder discutir, atacar o lanzar juicios en contra de los que no piensan igual que uno. Es tan palpable que es divertido ver como los que creen en el Covid-19, atacan a los que no creen, lo más interesante es que ninguna de las dos partes tiene argumentos fuertes, sino que se basan en opiniones muy personales, apasionadas y sesgadas.
Ninguna situación de emergencia, social, económica, sanitaria impide que grupos y discursos oportunistas intenten sacar ese redito político pisando el delgado hilo del populismo y lo absurdo. Aun así, no podemos dejar de ver como las medidas tomadas por el gobierno nacional son tomadas sin mala intención, desconocimiento, ingenuidad o, todo lo contrario, puesto que estas benefician los grandes empresarios, el sector financiero, haciendo que siempre respondan y revienten los de siempre la clase media del país.
Estos son los grandes perjudicados, al igual que los pequeños empresarios, comerciantes y trabajadores independientes. Pues no cumplen requisitos para los beneficios de población vulnerable, pero tampoco de aliviosa económicos del sector empresarial y financiero (jodidos) más que antes.
Los bares, restaurantes, salones de belleza, instructores privados, centros comerciales, trabajadores informales solo por nombrar algunos, no aplican a ningún tipo de ayuda o alivio económico, excepto a re-diferir los créditos, medida que en realidad no soluciona si no que posterga la ansiedad y preocupación. Pues el aumento del desempleo es una realidad y las consecuencias de este es muy grave llevando a la pobreza y miseria miles de familias colombianas.
Las verdaderas consecuencias se estarán viendo a finales del año, aquellas trampas de pobreza que se sabían que existían en ciertas circunstancias y entornos, hoy afecto a todos, sin olvidar los problemas de salud, emocionales, afectuosos y psicológicos que también los estaremos viendo más adelante, el hecho que haya cambiado nuestro estilo de vida, el no salir o hacer lo que ya era inherente a nuestras vidas diarias hacen que crezca el estrés y la ansiedad, sabemos que esto afecta muchas más cosas sin profundizar en el miedo irracional que nos puede generar la desinformación o exceso de información de la situación.
La invitación a que no caigamos en discusiones sin sentido, actuemos con seriedad, solidaridad y entendamos que hasta ahora solo inicia los momentos difíciles de miles de personas, que se pude agudizar los efectos de esta emergencia sanitaria y seguramente vendrán más cambios a los cuales debemos estar preparados, pero como decían los viejos, cualquier problema es más llevadero acompañado que solo. Momento de sujetarnos a nuestras familias y nunca perder de vista lo que en verdad importa.
*Administrador Público y Especialista en Desarrollo Social.
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