Por: Carolina Rojas Pabón/ A propósito del reciente informe del top de los mejores colegios del país, realizado por la firma de consultoría Sapiens Research Group, donde no es sorpresa el resultado, ya que hace varios años se destacan en su mayoría las mismas instituciones educativas privadas vs algunas instituciones educativas públicas.
Es costumbre exaltar y reconocer el trabajo de ciertas Instituciones educativas privadas de la región, lo hacen muy bien, pero también nos acostúmbranos a escuchar elogios a las Secretarias de Educación del área metropolitana de Bucaramanga cuando salen estos resultados, por hacer que Santander se destaque en materia de educación.
Y entonces, aparecen los discursos del arduo trabajo de articulación que desempeñan las administraciones municipales para obtener dichos resultados.
Si bien es cierto, es un trabajo articulado para el caso de las instituciones públicas; también lo es, que el mayor trabajo se hace al interior de la institución educativa con o sin las herramientas que da el Estado.
Los colegios que logran aparecer en las mejores categorías de este ranking, son aquellos que ofrecen un proyecto educativo con un enfoque diferente a lo que se traza en los planes de desarrollo en materia de educación.
En lo público la línea para formular los proyectos educativos de cada institución, es el plan de desarrollo, ahí están los objetivos, metas y presupuesto para trabajar articulados año a año y conseguir resultados.
Juegan múltiples factores sociales, económicos y geográficos, que hacen, que algunas instituciones alcancen o no este ranking, pues en educación pública no todos se pueden medir de la misma manera.
Sin embargo, si la elaboración de los planes de desarrollo dejará de ser un “hacer más de lo mismo” y “mantener lo que ya funciona” podrían reflejarse resultados significativos académica y socialmente en otras instituciones e impulsar las que ya figuran.
Por ejemplo, el plan de desarrollo de Bucaramanga vigencia 2020 -2023 fue aprobado en el mes de mayo, en pandemia, en época de aislamiento preventivo obligatorio; con la sorpresa que, en ningún componente, ni línea estratégica en materia de educación se mencionó el cambio exponencial en la modalidad de este año por el Covid -19.
Con corte al año 2019 en Bucaramanga de 7.586 niños matriculados en transición el 14% no avanzó, en el grado tercero de 5.451 matriculados el 31% no avanzó, y la educación media con porcentajes en noveno y décimo grado entre el 20% y el 30% sin avanzar (cifras diagnóstico página 43 plan de desarrollo).
Se describe en el diagnóstico una problemática preocupante, pero en los indicadores y metas no hay ninguna estrategia propia para controlar la deserción y repitencia.
Bucaramanga, lleva cerca de cuatro administraciones ocupando los primeros lugares en calidad educativa, y desde hace dos administraciones en el plan de desarrollo las metas son las mismas, con la percepción de querer mantener lo que ya está bien.
Tenemos un plan de desarrollo que cumple, ajustado a los lineamientos Nacionales y apuntando a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), en el que se hace lo que corresponde en materia de educación.
Fue aprobado sin planteamientos nuevos que construyan ciudad conforme a la realidad; al observar su contenido vemos metas de mantenimiento, con estrategias limitadas, las mismas de hace cuatro años, con reducida posibilidad de inversión en recursos propios.
Los proyectos trasversales impulsados con recursos propios hace años no se ven; casos como la participación en mundiales de robótica a instituciones educativas como el Santo Ángel; intercambios académicos y culturales por el manejo de una segunda lengua como francés, a Instituciones como la Medalla Milagrosa, Club Unión, Inem, entre otras.
El bilingüismo es otro de los componentes en el Programa Nacional “Colombia Bilingüe” que en el plan de desarrollo se observa limitado, solo con lo que oferta el Gobierno Nacional, sin un proyecto sólido que permita una articulación con el sector laboral a corto plazo para los jóvenes bachilleres.
Hace dos administraciones se discute la deficiente conectividad con las instituciones rurales, ya se conoce el operador puede mejorar esta dificultad, pero el plan de desarrollo solo plasma una meta de mantenimiento y no de solución.
Sin duda que las instituciones educativas públicas figuren en las categorías del top de los mejores colegios del país es importante; sin embargo, en la ciudad hay mucho talento y experiencias significativas por impulsar.
El índice sintético de calidad educativa puede repotenciarse con la formulación de políticas públicas, con el diseño estrategias y proyectos nuevos que permitan el intercambio de experiencias y acerquen a las familias a mejores oportunidades.
La ausencia de un plan de desarrollo en educación novedoso, ambicioso, arriesgado, con metas de crecimiento y con inversión en recursos propios limita los resultados de las instituciones educativas públicas.
El aprendizaje en casa merecía un buen capítulo dentro del componente de educación; toda vez que ha hecho de las suyas en nuestros niños y ni las estrategias, ni las consecuencias en el corto plazo no fueron planteadas.
Con seguridad nuestros niños, jóvenes y docentes responderían de manera positiva a programas de impacto, ya lo han hecho en otras oportunidades.
Hace falta salir del discurso de articulación para compartir los elogios; y a futuro pensar en diseñar un plan de desarrollo ambicioso que permita un crecimiento en los indicadores más que mantenernos en materia de educación.
*Abogada Unab, Especialista en Derecho Administrativo U del Rosario y Especialista en Derecho Constitucional U del Rosario. En curso Maestría en Políticas Públicas y desarrollo Unab.
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