Por: Carmen Elisa Balaguera Reyes/ Desde el mes de octubre los preparativos para una nueva temporada nos hacía cambiar de rutinas en mi hogar, nuestros papás se disponían a tener listo lo concerniente a que personal que los acompañaría, los pedidos, los empaques y todo lo que se necesitaba para tener un negocio que cada año daba buenos réditos económicos.
Todos los niños de nuestro vecindario, los primos, los amigos esperaban de igual manera estos momentos que no eran más ni menos que la llegada de la temporada decembrina.
La venta de los productos pirotécnicos que se producían en Floridablanca en la empresa Mariposa, lo que se producía de manera artesanal en varias partes del país y las compras al por mayor que se hacían en un gran almacén denominado Iserra que despachaba en varias ciudades de Colombia.
Recordar que en una papelería de la calle 35 con carreras 14 y 15 de igual manera se distribuía en “La Flecha Blanca” los fósforos de luz que se producían en Bogotá.
Marcos Pico (Marpico), fue otro de los grandes distribuidores en la región de productos pirotécnicos y se empezó a ver nuevos productos importados desde la china que eran traídos desde Cúcuta y comprados en Venezuela.
Las casetas que cada diciembre cambiaban de lugar, desde que conocí el negocio estaba en la cuadra que estaba muy cerca del Colegio Salesiano, en el barrio La Feria, en la Ciudadela, en la Calle 45, en la Puerta del Sol, entre otros sitios.
Bucaramanga y sus municipios aledaños se volcaban a tener para las festividades la compra de toda clase de artículos, los días de más venta eran el 31 de octubre, los días 7, 24 y 31 de diciembre, nadie quería tener en su hogar almacenado estos productos, así que era grande el comercio que se tenía en esos tiempos.
Familias enteras dedicadas a la producción, venta y al expendio de estos recuerdo los Buitrago, un comerciante de San Andresito denominado El Chato, los Balaguera, los Ojeda, los Valderrama, los Mogollón y un sin número de personas de las mismas familias dedicadas en un cien por ciento a la producción todo el año para tener su mejor temporada.
Fiestas patronales, inauguración de obras, llegadas de auxilios, todo tipo de fiestas familiares; cumpleaños, aniversarios, bodas entre otras eran animadas por el espectáculo pirotécnico. Allí donde se escuchaba el sonar de un volador era que venía un acontecimiento para la comunidad. Era la impronta de esos tiempos.
Se reunieron todos los polvoreros en Bogotá y organizaron la Federación Nacional de Pirotécnicos denominada Fenalpi, la familia Meza hermanos, importadores de materias primas de Bogotá impulsaron la idea de la organización; más de veinte mil familias vivían de lo que producían y comercializaban a lo largo y ancho del país no había un municipio donde la gente no supiera donde vivía el polvorero, y las licencias eran “Volador hecho, volador quemado, ¿para que la licencia”? Frase de don Pablo Balaguera Figueroa, en una audiencia frente al juez, quién le pidió la licencia y esa fue su respuesta, nos lo cuenta el escritor Sergio Rangel Consuegra, quién lo asistió para que no fuera encarcelado.
Una publicidad en radio y televisión quedó pegada en la mente de todos la tarareaban y era realmente pegajosa: “Chispitas Mariposa tan luminosas, tan divertidas, chispitas mariposa, las luces de bengala para niños”.
Pensaban que la organización les iba a ayudar para poder subsistir, pero no contaban con un ambientalista y conocedor de la cultura ciudadana de Bogotá que a través de comunicados de prensa y llamados de atención les advirtió que, si hubiese un solo niño quemado, la pólvora quedaría prohibida en Bogotá.
La advertencia no resulto positiva esa temporada del año 1995, dejo no sólo uno, sino 204 personas quemadas esto hizo que Antanas Mokus se dedicara de tiempo completo a acabar con esta industria el país recibía miles de millones de pesos en impuestos, ya que sólo tres empresas grandes Mariposa, Torero y Vaquero exportaban a los EE.UU. y a Europa sus productos.
En los últimos tiempos una serie de transiciones y evoluciones culturales empiezan a hacer que la industria perdiera frente a tantos procesos que provocan cada día su extinción; llega una época donde el cambio climático y los análisis sobre el impacto ambiental de la pólvora se hacen prioritarios en la sociedad. El cumplimiento de normas se empieza a establecer con la sanción social generalizada el rechazo social crece cada día más.
El medio ambiente pasa a primera fila de la vanguardia hoy las mascotas, los pájaros y toda clase de animales que forman parte de la mayoría de las familias, se conmueven ante los golpes de los voladores, carcasas y demás artículos de la pirotecnia.
La mala manipulación y el mal uso de los productos es lo que realmente ha hecho tanto daño, hoy los jóvenes y los niños la pólvora no les produce sino rechazo, por eso vemos tantos memes en las redes sociales que han posicionado la sanción social que se temía algún día llegará.
Los cambios en el quehacer para cambiar de oficio tiene preocupados a muchos, la polvorería ha sido una tradición que pasa de generación a generación, muchos no saben hacer otra cosa, y entonces ¿dónde queda el apoyo del Estado para que desde hace 25 años los polvoreros esperan?
Varias leyes en el Congreso se han tramitado para prohibirla, pero se han hundido, y los llamados a un diálogo con las partes nunca se han generado.
Pero lo que de veras queda en el tintero cada diciembre son los decretos, la estigmatización, los allanamientos que van y vienen y la pólvora se sigue escuchando, la gente no deja de buscarla creería que sólo un cambio de generación tendrá verdadero sentido al saber que una industria milenaria se niega a desaparecer.
Y lo que hoy mismo llama la atención que, aunque muchos tienen los documentos en regla, sólo una empresa cuyo aviso dice “Pólvora Legal”, es la que se permite estar en todos los rincones del país. ¿Por qué será? (Ver más)
Entonces el dilema es legal o no es legal la pólvora, con la llegada de la pandemia está haciendo que en muchos países hayan prohibido totalmente las quemas individuales y los espectáculos masivos. Seguirán llegando muchos diciembres y los fuegos pirotécnicos y sus vendedores y los compradores se niegan a desaparecer.
*Socióloga.
Correo: celisabreyes2008@hotmail.com
Twitter: @celisabalaguera
