El ronroneo antes de comenzar un disco es vida para una élite. El acetato para los antiguos es el sonido puro, su vintage. Aunque lo antiguo es bonito, la mayoría preferimos el olor a nuevo, ese aroma que seduce.
La conexión mundial nos muestra lo que estrena Europa. El apetito nos hace suspirar y dejar pasar a la espera del siguiente año para tener lo visto en la red. Muchos años atrás frente a ese menú, solo quedaba la resignación.
En una calle del área metropolitana de Bucaramanga sucedió lo inesperado. Ingresamos al mundo soñado. Un hombre de 42 años y su familia estaban allí atareados unos al teléfono, otros al computador. Y los restos de diálogos que se escuchaban eran sencillos: “sí señor”, “con gusto”, “claro que sí”, “sí, el que acaba de salir”, “hoy mismo lo podemos enviar”, “en pesos”, “original, con garantía”, “certificados”, “lo enviamos o con gusto lo esperamos”, “lo que necesite”.
Estamos en el siglo 21 y todas las respuestas terminaban en un sí. Rommel Jesús Herrera se presentó ante nosotros como un comerciante de 42 años que trabajaba con su familia desde hacía diez años. Dijo que por estos tiempos abrió la posibilidad de empezar sus negocios por internet y ha sido un éxito.
Una rápida mirada a los productos y sus precios de inmediato nos generó dudas. La desconfianza primero que todo, bandera propia del colombiano. Casi todo estaba por debajo del costo, inclusive de la tienda mayorista más cercana. ¿Gato por liebre? ¿Todo es réplica, falsificado o sin las piezas originales, solo carcasa?
Rommel es un hombre sencillo. Abierto, afable, acostumbrado a tratar con todo el mundo. Es el dueño del negocio, pero no hace sentir al recién llegado como raro, al contrario permite preguntar y zanjar las dudas. Es más cuando notó la cara de desconfianza pareció eludirla y continuó su presentación.
Dijo que cuando sabía de un producto que podría interesar a los santandereanos, iba él mismo al lugar de donde saldría el equipo, hablaba con el fabricante y establecía el negocio.
Como el contacto es directo no hay gastos de intermediación y así logra primicias a un costo que sin lugar a dudas favorece a sus clientes. ¿Cómo se logra? Con el contacto directo, acude a la fuente, pregunta, entiende el producto y presenta la oferta. Quien fábrica quiere vender, Herrera quiere comprar, el asunto es de sentar acuerdos y llegar a Santander con la oferta. Solo queda que pida y pague un Pid Pag, ¿más fácil? Por ahora no.
Una calificadora de riesgos para una empresa es su misma clientela y si a usted le entraban dudas para dar el paso Pid Pag, el voz a voz le convencerá de que está en el lugar preciso para adquirir su equipo celular.
Sucede que en este caso la promoción de “atendido por su propietario”, más que un slogan, es la realidad, garantía que le permite a usted quejarse, si lo debe hacer, ante quien recibió el pago y la misma persona le responderá. El negocio es virtual pero la tienda es física, usted la puede visitar con solo tomar el transporte público en Bucaramanga. Si tiene una queja no lo pondrán en lista de espera, su necesidad es ya y Pid Pag lo sabe, no deja para mañana lo que debe hacer hoy.
Después de esa presentación compramos un celular y nos fuimos. Era el último, si usted lo quiere vaya a Pid Pag o espere el otro año, o cómprelo hoy pero amarrado a un plan.
Ver edición impresa Revista Corrillos
