Por: John Jairo Claro Arévalo/ Esta Semana Santa de recogimiento, devoción, ensimismamiento que hace parte del año litúrgico de la iglesia católica, culmina hoy con la resurrección de nuestro señor Jesucristo, me hace recordar cuando el papa Francisco dijo: “Cuántas veces hemos visto esas personas que van a la Iglesia y después viven odiando a los demás o hablando mal de la gente», la vigencia y verdad de estas palabras que describe cerca del 90%, de los colombianos, en la presunción que el 10% es protestante, no es más que el dedo en la llaga de quienes dicen ser católicos.
La Biblia como la recopilación de libros sagrados, que contiene las historias, doctrinas, códigos y tradiciones que orientan a los cristianos, en uno de sus libros encontramos los diez mandamientos, como el decálogo de la ética, la moral, de lo debido para alcanzar la vida eterna a través del buen comportamiento, sus enseñanzas están cada día más distante de los valores y principios ciudadanos.
¿Cuántos pequeños, medianos y grandes empresarios contratan un contador o un experto en finanzas públicas para que le “ayude a cuadrar” la declaración de renta, para eludir y evadir impuestos? Del mismo modo, en la medida que el gobierno nacional disminuya las bases gravables para que más colombianos declaren renta, muchos de ellos, que no declaran renta, harán todas las “maromas” inimaginables para escabullírsele a la DIAN.
¿Cuántos dueños o propietarios de una mediagua, un ranchito, una casita, un lotecito, un local, una casa, un apartamento o de varios predios, como fincas, locales, etc., además de uno o varios vehículos de baja, media o alta gama, incluidas las motos, cuando compran o venden algunos de esos bienes muebles e inmuebles, ponen el valor igual o unos pesos por encima del valor catastral, muy por debajo del valor comercial, para evadir impuestos?
A la luz de la fe católica, traigo esta reflexión del libro de los proverbios 28:10 que nos dice “El que extravía a los rectos por el mal camino, en su propia fosa caerá; pero los íntegros heredarán el bien”.
Si uno se pusiera a describir las diversas situaciones de la vida cotidiana, es el pan de cada día: la mentira, la trampa, el engaño, la calumnia, la difamación, la denigración, la intriga, el enredo, la farsa, la asechanza, la maquinación, la usura, el vilipendio, el insulto, la deshonra, la deslealtad, la infidelidad, la traición, la vileza, el perjurio, el complot, la conjura, el timo, la estafa, la burla, la falsía, el fraude, el engatusamiento, el hurto, el robo, la negligencia, la complicidad, el infundio, el cinismo, la insolencia, el irrespeto, el maltrato, la intolerancia y la violencia.
Cuando salió la Ley 2013 en el año 2019, que obligó a todos los servidores públicos electos mediante voto popular como congresistas, diputados, concejales, alcaldes, gobernadores, además de los magistrados de las altas cortes, tribunales, Fiscal General, Procurador General, Defensor del Pueblo, ministro , entre otros, salieron a relucir algunas declaraciones de renta de los personajes más resonantes del ámbito político colombiano, por ejemplo, el expresidente Álvaro Uribe, un terrateniente, latifundista, ganadero, empresario, declara renta pero no paga impuestos, al igual que el presidente Iván Duque y la Vice presidenta Martha Lucía Ramírez, quienes el saldo a pagar de impuestos es cero pesos, esto motivó y con justa razón, el “enchichamiento” del senador Gustavo Bolívar, quien antes de ser elegido congresista, trabajó como escritor y guionista para la televisión colombiana, actividad por la cual tuvo que pagar impuesto a la renta por un valor cercano a los mil quinientos millones de pesos.
Es curioso ver tanto feligrés ir a misa y sobre todo en semana santa, con alma de penitente, dándose golpes de pecho en un “estado” de arrepentimiento total, buscando el sendero de la renovación y la felicidad eterna. Tengo la certeza de que se va a misa a encontrar el alimento espiritual y la fuerza para que después en la vida de cada uno, poner en práctica día a día todas las enseñanzas de la fe católica, sobre todo en las tareas habituales, en la familia, en la actividad diaria, en el estudio, en la recreación, en el descanso. Si no es así, no le haga perder el tiempo al cura o al sacerdote, ni se engañe a sí mismo.
Amigos ciudadanos católicos, los que se rasgan las vestiduras pontificando sobre la moral, la ética, los principios y los valores, les cae de perlas esta lectura del capítulo 6, versículo 5 del libro de San Mateo, “»Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres”.
Sobre los feligreses protestantes, merecen una columna aparte, porque de todo hay en la viña del Señor.
*Licenciado en música, artista, docente, compositor del himno de Bucaramanga, exconcejal de Bucaramanga.
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