Por: Andrés Negrete/ Luchas incesantes en las calles dieron los jóvenes, las mujeres, la clase trabajadora, los intelectuales, los abuelos, todos unidos en una causa que era tumbar la reforma tributaria por ser perjudicial para el pueblo colombiano, pero, especialmente para las clases medias que tenían que soportar más impuestos y el país estancado.
Bueno, al parecer hay consenso entre la clase política y los diferentes sectores que se opusieron a tan nefasta reforma y hoy lanzan la tributaria 2.0., que promete ser más beneficiosa para con los colombianos; ¿se necesita? Muchos expertos en el tema opinaron que no, sin embargo, otro sector se inclinó por la reforma. Indudablemente hay una verdad: necesitamos una reforma institucional que permita transformar el sistema jurídico y político que rige en nuestro país, no es una sino muchas las reformas que se necesitan para medianamente ir avanzando hacia el país que todos queremos.
Sí, se necesita plata. ¿Y de donde sale la plata? Sale del bolsillo de todos los colombianos, pero, como esta y muchas reformas que hay en el país, es a la clase trabajadora a la que más gravan con impuestos, pero, yo me pregunto, ¿se necesitaba todo lo que paso? Lamentamos la muerte y lesiones graves que se causaron a los ciudadanos y a la fuerza pública, somos un mismo pueblo, que vive las mismas necesidades de siempre: falta de oportunidades laborales que desembocan en un alto índice de desempleo, crisis sanitarias que agravan la situación de los pacientes que requieren de atención médica, falta de acceso a la educación que es la base de la transformación social de nuestros jóvenes, fortalecimiento de instituciones democráticas más participativas, el poder debe estar en manos de la ciudadanía pero para ello necesitamos descentralizarlo y reformas nuestras entidades territoriales.
Sin bien es cierto, la academia en cabeza de los especialistas en materia económica auguran un mejor porvenir con esta reforma, lo cierto es que, necesitamos muchas más; siento que las marchas y todo lo sucedido estos meses no ha tenido la fuerza suficiente para volcar al país a una honda reflexión acerca del modelo social, económico y político que tenemos, por el contrario, pasaron las marchas y quedamos ahí, expectantes de lo que pueda suceder y lo que me preocupa ad portas de unas elecciones y lo más preocupante ya se siente el cansancio y la desazón de muchos que en un inicio apoyaron las protestas pero que hoy dicen no sentirse identificados con ellas.
La verdadera movilización debe darse en las urnas, ahí es donde veremos el primer cambio que requerimos como nación, elegir un congreso que este comprometido con la transformación política, que represente los ideales sociales y económicos de una clase trabajadora y empresaria que jalona el desarrollo de las regiones, que defienda sin miedo las causas de nuestra sociedad; no quiero aquí decir, que todo está mal, pero, si quiero manifestar que requerimos cambios urgentes que no dan espera, hay que salir a las urnas a elegir ese congreso y exigirle la transformación de nuestro país.
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