La reina Isabel II pasó la noche del miércoles en un hospital en el que se sometió a exámenes médicos preliminares, informó el Palacio de Buckingham.
La monarca de 95 años regresó a Windsor, a las afueras de Londres, a la hora del almuerzo de este jueves.
«Siguiendo el consejo médico de descansar unos días, la reina acudió al hospital el miércoles por la tarde para realizar unos exámenes preliminares, regresó al castillo de Windsor hoy a la hora del almuerzo y se mantiene de buen humor», informó el Palacio de Buckingham la noche de este jueves.
Estaba «decepcionada» de haber tenido que cancelar una visita a Irlanda del Norte el miércoles, luego de que sus médicos le aconsejaron que descansara unos días de su apretada agenda de compromisos públicos.
Un paso breve por el hospital
El miércoles, Isabel II fue atendida por especialistas en el hospital privado Rey Eduardo VII, ubicado en el centro de Londres. Su ingreso no estuvo relacionado con el coronavirus.
Pasó la noche en el hospital por razones prácticas. Este jueves, al volver a Windsor, a 32 km del sanatorio, la reina estuvo trabajando en su escritorio, ocupándose de tareas ligeras por la tarde.
Se la vio en público el martes, cuando fue anfitriona de la Cumbre de Inversión Global en el castillo de Windsor, al lado del primer ministro Boris Johnson.
El miércoles, un portavoz del Palacio de Buckingham dijo que la monarca había «aceptado a regañadientes el consejo médico de descansar durante los siguientes días».
Se espera que encabece una delegación real en la cumbre sobre el cambio climático COP26 de Glasgow, en Escocia, a principios de noviembre.
En la última semana, Isabel II ha tenido una agenda apretada. El despliegue de colores en vestidos y sombreros reafirma la decisión de la monarca de dejar atrás cuanto antes el luto por su esposo, Felipe de Edimburgo, que falleció el pasado 9 de abril. Algunos detalles, sin embargo, no han pasado inadvertidos.
Por primera vez en un acto público, la reina se ha dejado ver con un bastón. Fue el pasado 12 de octubre, durante la celebración del centenario de la Royal British Legion, que se celebró en la abadía de Westminster. Es verdad que en 2003 también lo utilizó, pero entonces se encontraba recién operada de la rodilla.
Isabel II sigue siendo el principal activo de un país que no vive su momento de mayor popularidad en la escena internacional, después de un Brexit agridulce que sigue arrastrando consecuencias negativas. Por eso Boris Johnson pidió a la monarca que fuera la anfitriona, en el castillo de Windsor, de la Cumbre Global de Inversión, un evento con el que Downing Street confiaba en atraer inversores internacionales al Reino Unido, y dar un empujón a la idea de una Gran Bretaña global que Johnson defiende desde que se convirtió en primer ministro.
La reina recibió esta semana junto a su hijo, el príncipe de Gales, y a su nieto, el duque de Cambridge, a un nutrido grupo de millonarios que incluía a Bill Gates, el fundador de Microsoft, o Hamed Bin Zayed al-Nahyan, el director general de la Autoridad de Inversión de Abu Dabi.