Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Todos tenemos defectos, claro que sí, sabemos que los tenemos, aceptamos algunos de ellos, otros queremos cambiarlos, lo cual es normal, porque la identidad siempre está en un proceso constructivo, no es estática, ni coherente, cada persona reacciona de manera creativa al resolver su vida a partir de su experiencia, sus anhelos y sus deseos sobre sí misma.
Sobre estos temas se han escrito muchos libros, es más a diario vemos películas con finales felices, se escuchan y se cantan canciones que hablan de alegría, de amor, de desamor y de esperanza, se habla de igualdad de condiciones, de la eliminación del sufrimiento, lo cual demuestra que, en el corazón de los seres humanos, independientemente de la época, nacionalidad, sexo o edad, existe un profundo anhelo de cambio y una interminable búsqueda de felicidad.
Es obvio que nadie necesita de una habilidad o de un poder especial para desear cosas buenas, en el mundo hay millones de personas con una gran capacidad de oratoria hablando de buenos deseos, basta con revisar alguna entrevista hecha a algún famoso, o dar un recorrido por las redes sociales, o escuchar a un político en campaña, o a oradores en diversas plataformas o escenarios, hablando de desear el bien, y eso está bien, hablar de cosas buenas es necesario y loable.
No basta solo con hablar, con elaborar un discurso, debemos pasar del discurso y del deseo, al hecho, el verdadero merito se encuentra en aquellas personas que se arriesgan a intentar transformar esos ideales en algo real, es decir pasar a la acción o nos quedamos como esa vieja canción: “solo palabras”, en ese sentido, hay una frase de Héctor Tassinari, escritor mexicano: “Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad” en la historia encontraremos miles de personas que también soñaron con un mundo mejor y que con su esfuerzo y perseverancia, lograron un gran impacto positivo en el mundo.
Ahora bien, si tomamos lápiz y papel, y hacemos una lista de aquellas cosas que cambiaríamos, si pudiéramos retroceder en el tiempo, al hacer esa lista, nos vamos a dar cuenta de cuanto aprendimos con cada una de esas situaciones, encontraremos que esa circunstancia en la que sufrimos muchísimo, esta nos hizo más fuertes, estoy seguro de que sí… De hecho, estamos vivos, lo cual significa que sacamos fuerzas para poder seguir adelante.
Hoy somos la persona que somos, porque todas y cada una de esas decisiones que tomamos, todas y cada una de las acciones que realizamos y todas y cada una de las situaciones sobrevenidas que tuvimos que afrontar, esas, nos curtieron, nos hicieron más fuertes, más valientes y experimentados, en otras palabras gracias a todas esas situaciones crecimos, y es gracias a todo ello que hoy podemos seguir tomando nuevas y más acertadas decisiones, porque no pensamos cometer los mismos errores que cometimos en el pasado.
Así pues, nos vamos dando cuenta de que, en cierto modo, no tenemos ese super poder de cambiar las cosas, además es obvio que no podemos cambiar el pasado propiamente dicho; pero sí podemos cambiar el presente, el cual, dicho sea de paso, a cada segundo que pasa ya es pasado, entonces tengamos un buen presente, para poder mirar atrás y no tener que arrepentirnos de nada, eso sí lo podemos cambiar y está en nuestras manos, no debemos es desperdiciar la oportunidad de aprender de nuestro pasado para cambiar y mejorar el presente y nuestro futuro.
Siempre insistiré en que todos cometemos errores, cuán importante es tener eso en cuenta, entonces corrijamos con paciencia los errores de los demás, porque cuando somos nosotros los que cometemos alguna falta o no entendemos algo, quisiéramos que el mundo entero se detuviera y nos explicara: qué, cómo, cuándo y dónde; sin embargo, muchas veces nos cuesta perder algunos minutos de reloj con alguien que necesita de nuestra ayuda, seguro que esos minutos que consideramos perdidos, son los mejores invertidos.
Es muy importante tener en cuenta que todas las emociones denominadas como negativas tienen su parte positiva, la debemos buscar y ponerla a nuestro favor, por ejemplo, el miedo, alerta nuestros sentidos y los vuelve más finos, la tristeza nos desahoga y sensibiliza, y así sucesivamente, los errores las dificultades son parte de la vida, ahora bien, si no quieres tener problemas, o dificultades esto también tiene solución…. Muérase… Si.
Aprendamos, en lugar de huir de las emociones negativas, debemos disfrutarlas, bendecirlas y consentirlas, con ello, le reducimos el poder y las utilizamos a nuestro favor, un ejemplo que puedo dar es: cuando nos encontramos en un río con una fuerte corriente, si luchamos contra ella, posiblemente nos ahoguemos, sin en lugar de ello, aprovechamos su fuerza para llegar a algún lugar, nos salvamos y habremos ganado.
Otra forma de cambio es botar todo lo que nos causa esas emociones negativas, elimínenos de nuestra vida todo tipo de rencor, ese mal recuerdo, perdonemos a los demás y a nosotros mismos, perdonar es una tarea difícil a veces, el acto de perdonar está íntimamente unido a la humildad, aprendamos a reconocer que nosotros también nos equivocamos.
¿Entonces que debemos hacer? sugiero que debemos empezar por gestos de bondad sencillos, un dulce, una nota bonita, un estas guapa (o), sorprendamos a nuestros seres queridos con un regalo fuera de programa, que no coincida con su cumpleaños u otro día especial, los regalos son demostraciones de interés, de cariño y aprecio por la otra persona, y más cuando no se los espera, o regalemos lo más barato, hermoso y agradable: regalemos una sonrisa siempre, vale la pena citar a Aristóteles “De todas las variedades de virtudes, la generosidad es la más estimada” o recordemos la frase de San Francisco de Sales: “Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”.
De manera pues que sugiero colocarnos metas concretas, con pasos cortos pero seguros, ejemplo alguien que sueña con eliminar la pobreza del planeta, eso es un deseo genuino y no debe perderse, pero un cambio tan grande no depende solamente de una persona, en ese caso, comencemos por dar de comer a aquellas personas en situación de calle con las que nos cruzamos en nuestro diario andar, si hacemos esto cada vez que podamos, quizás algún día logremos abrir un comedor.
Por último, el tiempo que pasa no se recupera, por ello debemos invertirlo en cosas que valgan la pena.
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*Profesional en Mercadeo
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