Por: Alfonso Prieto García/ hoy me ocupo de una reciente vivencia, asistida por el sueño de conocer lo que el sector privado advierte como solución a alcanzar realizaciones exitosas y convenientes, desprovistas de la influencia de quienes ostentan la mala reputación de desmejorar las condiciones de un propósito, para aplicar tentáculos que experimenten opciones de enriquecimiento, aun cuando existan muchos casos sin que se pueda generalizar.
Con gran expectativa asistí a la presentación de una obra magistral en el llamado teatro mas moderno, dotado y dispuesto tecnológicamente, craneado por uno de los más connotados arquitectos de la región, lo que supone una exitosa propuesta y realización futurista; toda una experiencia propositiva me disponía a vivir en el imponente teatro Santander, con una ocupación del 100%, dispuesta por niveles cada uno de los cuales dispone dos descansos y tres niveles de escala por piso, dispuestos en finos terminados para ingreso a los auditorios correspondientes.
La primera inquietud es conocer como proyectan un desarrollo de un escenario cultural con una capacidad para trescientas personas, sin considerar áreas de parqueo y acceso al recinto para ciento cincuenta o más automóviles, debiendo acudir a parqueaderos aledaños en un sector de altísimo tráfico, problemas inminentes de seguridad y riesgo a la integridad de quienes asistimos.
Una vez atravesamos raudos las vías con alto tráfico, nos dispusimos al ingreso del teatro Santander, donde se evidenció la inconveniente condición arquitectónica y de infraestructura cuando al orientarnos la ubicación, nos percatamos que ésta, era en la última sala del tercer piso, lugar con un alto grado de dificultad para quienes procuramos una vida normal a pesar de tener limitaciones protésicas de movilidad; supusimos que habría ascensores o rampas de acceso a los pisos con la sorpresa que no fueron consideradas a pesar que las normas constructivas así lo exigen, incluidas las existentes para este tipo de inmuebles; no puedo imaginarme una evacuación de urgencia sin las áreas exigidas y las excepciones que el amparo dispone.
Pese a todo lo anterior, ya entrados en costos de boletería y en el propósito de presenciar la obra, iniciamos el recorrido piso a piso, por gradas que, aun cuando moderadas, no se compadecen con el grado de inclinación exigido por las normas en rampas de acceso.
Después de un recorrido lento pero seguro, logramos avistar el acceso del tercer piso y a su ingreso buscamos la ubicación de la fila y las sillas a ocho gradas arriba por el acceso lateral, enfrentando una nueva dificultad al no existir un pasamanos adecuado para apoyar tanto adultos mayores como a usuarios con limitaciones físicas; como pudimos, nos apoyamos mutuamente y logramos ubicarnos en la asignación correspondiente.
Iniciada la obra se pudo apreciar un lleno total en los auditorios, y sin que fuera inadvertida la exigencia de una temperatura adecuada, acrecentada por la ubicación sobre el tercer piso, se puso de presente otra falla en el cálculo del sistema de enfriamiento, situación a todas luces inaudita e inexplicable en un bien inmueble de poco uso y funcionamiento.
Sean instituciones públicas, privadas o de economía mixta, sus iniciativas deben estar ajustadas a la normatividad, servir de manera incluyente y descartar lo oprobioso y degradante actuar de los intervinientes.
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*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga, exdirector seccional UCC Bucaramanga, Asesor nacional de calidad UCC, Investigador Colciencias y Asesor de proyectos.