Por: Jhon F Mieles Rueda/ Para nadie es un secreto que nuestro campo colombiano cada día se está quedando mas solo, ya que cada año cientos de miles de personas dejan sus hogares en las zonas rurales y migran hacia centros urbanos tanto dentro como fuera del país.
Aunque en pandemia se frenó parcialmente este flagelo debido a que muchas personas por el miedo a contagiarse huían de las ciudades a los pueblos y veredas, lo cierto es que nuevamente continua la migración en especial de la población joven.
Según estimaciones realizadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre los años 1985 y 2015, más de 2 millones de colombianos se fueron de su municipio de origen.
Algunas de estas personas comúnmente se desplazan para buscar nuevas oportunidades y mejorar sus vidas. Otras se ven forzadas a huir debido a la violencia o a desastres, tales como sequías, inundaciones, o aumentos en los niveles de las mareas, los cuales a menudo son exacerbados por la contaminación y el cambio climático.
Es muy preocupante observar cómo la juventud está abandonando los campos, donde solo están quedando los ancianos; en algunas regiones se han cerrado escuelas por falta de alumnos y existen otras que corren el mismo peligro, porque solo cuentan con tres o cuatro alumnos.
Una de las principales causas para que los jóvenes abandonen los campos es que en el campo hay escases de oportunidades reales para tener una buena calidad de vida y a los bajos salarios que se pagan en las actividades agropecuarias.
Muy contrario a los salarios que se pagan en las actividades de minería, la industria, la seguridad, el comercio, el transporte o en las fuerzas militares y de policía haciendo que los campos se queden cada vez más solos y con gente mayor.
No podemos ignorar a las familias que abandonan las herramientas de labranza, debido a que año tras año es menos lo que logran obtener de la misma parcela de tierra. Incluso cuando la cosecha es buena, como lo es el caso de la producción de maíz donde a causa de los bajos precios del producto, se debe luchar para sobrevivir.
Frente a esta situación se hace necesario buscar la forma de detener parcialmente la migración del campo a las ciudades y esto requiere un proyecto de desarrollo rural integral para que los productores obtengan ingresos razonables por su trabajo y puedan tener una vida digna y así evitar la tentación de abandonar los campos.
La clave para luchar contra el desplazamiento y la migración es atacar las causas que le dan origen, ayudando a las comunidades rurales a prevenir de la mejor manera y a prepararse para afrontar desastres y para otras crisis que pudieran afectarlas, desarrollando medios de producción agrícola que sean más resilientes.
Para ello se requiere limitar la importación de productos extranjeros y fortalecer al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural destinando más recursos para conceder los créditos que requieran los campesinos con las más bajas tasas de interés posibles y los plazos convenientes para que puedan cumplir con sus obligaciones.
El Gobierno Nacional debe impulsar grandes proyectos en el área rural ya que estas generan el retorno de la inversión a mediano plazo y logran fortalecer la economía nacional, así mismo se deben impulsar proyectos de restauración ecológica y reforestación para incrementar las fuentes de trabajo.
La acción en materia de clima es primordial. El cambio climático está teniendo efectos de amplio alcance en la productividad agrícola y en la seguridad alimentaria y por ello se deben tomar medidas que permitan mitigar sus efectos.
Además, en las universidades debe promoverse el reconocimiento a nuestros productores para evitar su estigmatización social, así como fortalecer los programas académicos direccionados a optimizar la producción agropecuaria de manera que nuestros campos sean territorios más productivos y de oportunidades.
Si no hacemos hoy algo al respecto para detener esta migración de los campos a las ciudades y para limitar la importación de productos agrícolas del extranjero, en algunos años tendremos una grave crisis de desempleo en las ciudades y de desabastecimiento de alimentos.
Nuestros campesinos son héroes quienes proveen alimento para todos nosotros y tanto el estado como la sociedad colombiana debemos reconocer su ardua labor y bridarles más garantías para que puedan mejorar su calidad de vida en sus territorios.
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*Escritor, agroforestal y político local.
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