Por: Luis Eduardo Jaimes Bautista/ Creo que uno de los mayores escapes del ser humano, en estos inicios del siglo XXI, con la inteligencia artificial (IA) en los Smartphone o celulares de media y alta gama, que existe por cada habitante en Colombia, desde el más pobre hasta el más rico y desde la perspectiva pesimista como lo afirmó Humberto Eco, que las redes sociales le han dado “derecho de hablar a las legiones de idiotas” donde antes no tenían voz. Después de todo, la sofisticación intelectual no va siempre de la mano de la sabiduría, y viceversa. Puede que sean más susceptibles en términos generales a los “argumentos” emocionales, pero las grandes masas no tienen, ni de lejos, el monopolio de los prejuicios, en la misma forma en que las élites carecen, por mucho, de la lucidez.
Ahora bien para tomar las determinantes de la pobreza, que engendra violencia en Colombia, a pesar de pensarse en una Constitución de un Estado Social de Derecho, seguimos siendo un estado fallido, porque esas expectativas sociales reivindicativas, exitosas que durante gran parte de los 200 años de independencia, la vasta mayoría de su población ha vivido en la pobreza o la miseria y ha sufrido las consecuencias de la violencia y la opresión. Durante este tiempo el desempeño económico se ha distanciado de los países más avanzados y aparentamos metiéndonos en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que somos desarrollados y me preguntó ¿por qué?
Los imperios de la palabra revestidos de mentiras, como traté el tema en una columna en el Frente, la mayoría de los colombianos han estado atrapados dentro de un sistema de instituciones económicas extractivas que los han mantenido pobres, pues asfixia sus iniciativas, sus incentivos y sus oportunidades. Teniéndolos vulnerables e impotentes porque detrás de las instituciones económicas extractivas que han concertado el poder de la manera estrecha y han llevado a la creación de un estado débil e inefectivo (en la justicia, control fiscal). No hay ninguna razón fundamental que impida a Colombia alcanzar los mismos niveles de ingreso per cápita de los EEUU, historia jamás alcanzada por el endeudamiento desde 1819.
El país y las instituciones colombianas también se mantienen en su lugar no solo gracias a los intereses de las élites, sino también por el fracaso de la acción colectiva de quienes están afectados por el sistema. Todo porque jamás han encontrado una inclusión en el Estado, resultado de las contradicciones del sistema que se ha salido de control, sin que exista un movimiento como el de Gaitán que absorbió las masas populares.
Han pasado años de historia política, con mucha sangre de una población marginada, hoy dentro de los conceptos sociales y comentarios, donde la época de tensiones y cambios estructurales, han sido llevados a la descomposición social en la degradación urbana, sin hablar de la violencia rural que es un capítulo aparte y apéndice de los nuevos malestares, atendidos por el populismo esperanzador de una democracia raquítica que nos gobierna, sin soluciones ciudadanas, permitiendo los focos alimentados por una economía de estupefacientes, que alimenta la descomposición social de los que buscan entre la pobreza los ciudadanos: Idiotas útiles.
Lo que han sembrado los gobiernos, con su política malsana se refleja en la degradación como en la pérdida de calidad de vida, falta de acceso a mejores servicios públicos sociales, una mejor escolarización, trabajo, vivienda, salud, cultura que todos los gobiernos entran al mismo molde, predican a probar como elaboran sus resultados y muchas veces fallan.
En tiempos pasados se trató de crear como en Grecia, el ágora de los sabios, pero jamás tuvo eco,
Seguiremos siendo un país, una nación, pesimista, pobre y con un alto crecimiento en la descomposición social, que los políticos jamás serán capaces de llegar al consenso de la sabiduría y la inteligencia de encontrar ese desarrollo armónico, incluyente para toda la población colombiana.
Twitter: @LuisEduardoJB1