Por: Dilmar Ortiz Joya/ Al escribir esta columna, siento en mi corazón rabia, desesperanza, miedo y una serie de sensaciones al saber que más de 21 familias no podrán volver a abrazar a sus seres queridos que la violencia les arrebató. En pensar que la navidad del 2018 fue su última fecha que compartieron felices con sus familiares y amigos, que todos sus sueños fueron eso, sueños que jamás se realizarán.
Estoy mamado que otra vez el terrorismo, acto vil y repudiable, se levante temprano para acallar con sus estruendos los corazones de jóvenes que se preparaban para servirle al país en una institución que vela por la protección de la vida y la integridad de la sociedad.
Duele en lo más profundo los hechos, pero duele aún mas, la insensibilidad de la gente que con rapidez divulga la tragedia en las redes sociales esperando hacer del morbo la mejor noticia del momento.
Estoy mamado que nuestra patria se haya acostumbrado a tanta barbarie de toda clase durante años y que sólo falta que ocurra algún escandalo más de corrupción para olvidar rápidamente la tragedia de la familia policial o se aprovechen estas situaciones para echar cortinas de humo y olvidarnos de Odebrech, de los Nule, de Rodolfo Hernández, de Leonidas Gómez, del puente Hisgaura, de Néstor Humberto Martínez, Leonidas Bustos.
Estoy mamado que todos los medios de comunicación, incluyendo nuevamente a las redes sociales, no hacen otra cosa que ganar “rating” a través del registro de hechos violentos, generando una pandemia infecciosa y contagiosa de insalubridad menta en todos los Colombianos, pues la historia violenta de Colombia siempre será un buen guion para un noticiero, una novela, película o serie televisiva, ahondando el sufrimiento de quienes las han padecido en carne propia y entrenando a las nuevas generaciones de jóvenes en las maneras y tácticas más efectivas para delinquir en contravía de los valores fundantes de una sociedad que se presta a salir del Sub desarrollo mundial.
Estoy mamado que ahora comienzan a salir los servidores públicos “eficientes” del Estado a dar su parte de victoria en las “exhaustas” investigaciones haciendo de éstas una cacería de brujas para buscar a los responsables del vil atentado contra los jóvenes policías y luego nos toca pagarles las indemnizaciones por privación injusta de la libertad.
Estoy mamado que digan: “Ahora sí, se irán a tomar todas las precauciones necesarias para que estos hechos no se repitan”. Estoy mamado de lo mismo, de tener delitos de primera, segunda y tercera clase, de tener delincuentes estratificados, de tener normas flexibles contra los peores atropellos contra la vida, la dignidad de las personas; estamos cansados de negociaciones con la guerrilla sin efectividad, de un gobierno al cual no se le ve el rumbo o que perdió la brújula para conducir el país por la mejor ruta.
Exijo como colombiano que voté libremente por los gobernantes que nos rigen hoy, que dejen de adoptar todas las medidas necesarias de seguridad cuando se pierden valiosas vidas por no ser preventivos. Que se haga del día a día una puesta en escena de seguridad constante y no se relajen porque ven una aparente calma en un país que infortunadamente se mantiene en alerta de guerra; que las negociaciones con “delincuentes” se hagan con mano dura, sin concesiones, con firmeza y autoridad, para que se imponga el Estado de Derecho y no nos impongan el querer de los criminales; porque tal y como lo afirma W. Churchill: “El que se arrodilla para conseguir la paz se queda con la humillación y con la guerra”.
Qué los servidores públicos entiendan que su mandato y autoridad se hace respetar de todo y para todos por igual, porque, estoy mamado de elegir a personas que considero competentes, adalides de la lucha contra la corrupción, probos, honestos, respetuosos de su dignidad como servidores públicos, objetivos e imparciales y nos son más que lobos con piel de oveja.
¡Estoy mamado… Benditas almas!
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Twitter: @dilmarortizjoya
