Como un monstruo de innumerables rostros, la violencia que segó la vida de cientos de personas LGBTIQ+ en nuestro departamento reapareció en forma de discurso político.
Por: Diego Ruiz Thorrens/ Junio es mes del año donde un amplio sector de personas LGBTIQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y queers) u OSIGD (personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas) conmemoran las históricas luchas de la población, en especial, los disturbios ocurridos en el bar Stonewall en la calle Cristopher del Greenwich Village (New York, EEUU, 1969). Esta fecha marca el inicio del movimiento de liberación homosexual. Por esta razón, cada 28 de junio, la población LGBTIQ+ sale a marchar con el objetivo a instar a la tolerancia, la igualdad y la dignidad.
Los años 70 e inicios de los 80 marcan la historia del Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia (MLHC). En esta época, dos grandes nombres salen a relucir: León Benhur Adalberto Zuleta Ruiz (asesinado el 23 de agosto de 1993 en su apartamento en la ciudad de Medelín) y Manuel Antonio Velandia Mora, quien fue refugiado político y asilado en España en razón a su orientación sexual. Actualmente, vive en la ciudad de Bogotá.
En el departamento de Santander, la línea del tiempo que nos permite ubicar y/o trazar los orígenes del movimiento LGBTIQ+ son algo difusos, aunque los testimonios y la tradición oral, sumada a los pocos (poquísimos) registros fotográficos que aun existen, permiten ubicar el grueso de sus orígenes a principios de la década de los 70. Curiosamente, la primera marcha LGBTIQ+ realizada en Bucaramanga no ocurrió sino hasta inicios del 2003, donde un pequeño pero consistente grupo de valientes personas sexo – diversas salieron a marchar, caminando desde el puente la Flora, recorriendo la carrera 33, tomando dirección por la calle 36 con destino al Palacio de Justicia (Plazoleta Luis Carlos Galán Sarmiento). En 2013 y 2014 (debido a problemas en la organización de la marcha, a duros rumores de “molestias” al interior del grupo organizador e, incluso, a hechos de corrupción y mal manejo de los recursos asignados para la misma) y, durante pandemia, la población LGBTIQ no marchó.
Orgullo, violencia política y social en Santander
En 2015, el regreso de la marcha del Orgullo LGBTIQ+ significó un cálido aliento donde una generación de jóvenes cimentó un nuevo episodio LGBTIQ+ en la historia del departamento. No obstante, también se tradujo en el regreso (la metamorfosis) de un aspecto que, desafortunadamente, pareciera inherente a la historia del movimiento sexo – diverso en nuestro país: la violencia.
Como un monstruo de innumerables rostros, la violencia que segó la vida de cientos de personas LGBTIQ+ en nuestro departamento reapareció en forma de discurso político. Discurso manipulador, disruptivo, que impulsó mentiras como la embustera “ideología de género”, la supuesta “homosexualización” de los infantes y la “aniquilación de la familia”, peroratas que retornan cada cierto tiempo. Estos discursos también han impulsado una agenda desde los sectores más radicales (muchos de ellos, de carácter político) que consideran el aniquilamiento de la población LGBTIQ+ (y de sus líderes y lideresas) como una solución para la “preservación” de los “valores sociales” y la familia.
En Santander, las luchas históricas del movimiento LGBTIQ+ han permitido recuperar e innovar importantes espacios sociales, culturales y políticos. Ejemplo de ello, son los nuevos programas de diversidad sexual que lideran las Alcaldías de Bucaramanga y el Distrito del Magdalena Medio, administraciones que cuentan, no solo con programas de diversidad sexual propositivos, incluyentes e innovadores, sino que, a diferencia de administraciones anteriores, también son dirigidos por profesionales de la misma comunidad y no por profesionales que “cumplían con la cuota política”, muchos de ellos (no todos) que aprovecharon su cargo para realizar actos non sanctum en nombre de las poblaciones LGBTQI+.
El próximo 28 de Junio las poblaciones LGBTIQ+ de Bucaramanga, su área metropolitana y de algunos municipios del departamento saldrán a marchar y conmemorar una nueva fecha del Orgullo LGBTIQ+ de Bucaramanga. Y, en esta ocasión, honrar y celebrar los primeros 20 años de la Marcha del Orgullo LGBT de Bucaramanga (2003). También, esta será una nueva oportunidad para promover las urgentes acciones de inclusión social, entendida a partir de la transformación cultural (principalmente, la eliminación de machismo y la misoginia) y erradicar los discursos de odio que, al parecer, existen y emergen exclusivamente con el propósito de desviar la atención de los reales problemas sociales, muchos de ellos, que afectan por igual tanto a las poblaciones LGBTIQ+ como a los niños, niñas y adolescentes, las mujeres y las poblaciones más vulnerables.
Este 28 de Junio tenemos una nueva oportunidad para abrazar y ser cobijados con el arcoíris que representa la bandera del Orgullo LGBTIQ+, bandera que no excluye a nadie y que busca poner color a las grises vidas de todos aquellos que encuentran en el odio un sentido y sentimiento de autoridad, superioridad y autodestrucción.
Bienvenido los primeros 20 años de la Marcha LGBT de Bucaramanga, y ojalá vengan muchas, muchísimas marchas en el futuro.
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*Estudiante de Maestría en Derechos Humanos y Gestión de la Transición del Posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP Seccional Santander.
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