Por: Jhon F. Mieles Rueda/ Mucho se habla de ella, especialmente después de la particular manera en la que el presidente Duque en un conversatorio de talla internacional, explico de que se trataba mientras sostenía un vaso de jugo de naranja para mezclarlo con agua, pero la verdad es que no todos saben de qué se trata.
Es por ello que si aún no tienes bien claro de que se trata, aquí te colocaremos en contexto ya que silenciosamente, este sector ha ganado fuerza en el país.
Se presume que la Economía Naranja representa actualmente ya más del 3.2 por ciento de todo el producto interno bruto (PIB) colombiano. Esta ha sido una de las banderas del gobierno de Iván Duque, quien ha señalado que parte de su plan económico va de la mano con las industrias creativas y de desarrollo creativo.
Según el Sistema Nacional de Aprendizaje (Sena), la Economía Naranja es un modelo de desarrollo en el que la diversidad cultural y la creatividad son pilares de transformación social y económica del país, desde las regiones.
Así mismo desde un contexto más general, la economía naranja es el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual.
En este orden de ideas es importante reconocer que esta iniciativa no esta tan errada teniendo como antecedente la aprobación de la Ley 1834 de 2017 (conocida como Ley Naranja), de autoría del entonces senador Iván Duque, hoy mandatario de los colombianos.
Recordemos que, a partir de la implementación de la Ley Naranja en 2017, Colombia ha adelantado importantes acciones en el ámbito de las industrias culturales y creativas, entre las que se destaca la creación del Consejo Nacional de Economía Naranja, que articula a 12 entidades del Gobierno Nacional, con el objetivo de implementar acciones que contribuyan a promover la economía creativa en todas las regiones del país.
Sin embargo, Colombia ha tenido una capacidad en los últimos 20 años, a pesar de los cambios de gobierno, de trazar una línea en materia de políticas culturales que hoy le permite hablar de la economía creativa como un pilar de desarrollo del país.
Pero, ¿qué busca el gobierno con la política de Economía Naranja? La idea es propiciar condiciones para generar empleo digno en el sector cultural. Apoyar la generación y materialización de nuevas ideas creativas y productos innovadores. Fortalecer los saberes ancestrales y las prácticas del patrimonio cultural inmaterial.
De esta manera se busca desarrollar el potencial económico del sector cultural y creativo, generando condiciones para la sostenibilidad de las organizaciones y agentes que lo conforman, en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Según el Dane, el año pasado esta industria movió $12,4 billones en Bogotá, cifra superior a los $11,6 billones que se registraron en 2018. Estos recursos estuvieron divididos así:
Creaciones funcionales (diseño, medios digitales y software, y publicidad): 62,5 %
Industrias culturales (agencias de noticias, audiovisual, editorial): 26,2 %
Artes y patrimonio (actividades manufactureras, artes escénicas, turismo cultura, etc.): 11,3 %
A pesar de lo anterior, esta rama de la economía registró una importante contracción en los empleos creados el año pasado, lo cual revela que no ha sido inmune a los efectos de la pandemia. Mientras que entre enero y septiembre de 2019, la cifra de puestos de trabajo en economía naranja era de 517.187, en el mismo periodo de este año llegó a 455.653.
Entre 2019 y 2020, el Programa Nacional de Concertación Cultural ha destinado recursos por $165.370 millones para la ejecución de 4.808 proyectos en los 32 departamentos del país y el Distrito Capital.
Adicionalmente, el Gobierno Nacional puso en marcha el paquete de alivios e incentivos fiscales más ambicioso que haya tenido el sector cultural y creativo desde la creación del Ministerio de Cultura hace 23 años, y le otorgó a esta entidad el presupuesto más alto de su historia para este año 2021, que según presidencia, asciende a $414 mil millones.
En síntesis, Duque busca con esta iniciativa posicionar a Colombia como un ganador de la Cuarta Revolución Industrial, aprovechando lo mejor de la tecnología al servicio de lo mejor del talento y la creatividad humana.
Aunque aún falta mucho por lograr en este campo, Colombia puede alcanzar importantes logros en los próximos años ya que como dijo el presidente después de verter el jugo de naranja en un vaso de agua “Esa creatividad es la que está generando más contacto, más apego y más cariño de los ciudadanos hacia los productos que consumen”.
*TG. Agroforestal, pensador y político.
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