Por: Diego Ruiz/ El mundo entero estará celebrando, entre la última semana de Junio y primera de Julio, la marcha del Orgullo Gay (Gay Pride) u Orgullo LGBT (LGBTIQ en algunos sitios), conmemoración que nace el día 28 de Junio de 1969 a raíz de los disturbios de Stonewall (Nueva York, EE.UU.) y que representará para un gran porcentaje de la población mundial (según datos de Naciones Unidas, el número de personas lesbianas, gais, bisexuales y Trans LGBT en el mundo está entre el 10 y el 15 por ciento) la oportunidad de salir y celebrar el amor diverso, el amor en todas sus formas.
Bucaramanga no será la excepción. Mientras repasaba algunos escritos que sirvieran de apoyo para la construcción de éste artículo, encontré el siguiente título: “Arcoíris en blanco y negro: Reflexiones en torno a derechos, condiciones de vida y construcción de Paz de personas LGBTI en los municipios de Maicao (La Guajira), Ciénaga (Magdalena), Soledad (Atlántico) y El Carmen de Bolívar (Bolívar) en el Caribe colombiano en el año 2017”, uno de los más increíbles textos de investigación realizados en Colombia, producto de la Corporación Caribe Afirmativo de la ciudad de Barranquilla.
El aticismo hallado en su título, Arcoíris en Blanco y Negro, no es una simple casualidad. La frase hace referencia a las condiciones de vida y de violencia que cientos de personas LGBTI viven en la cotidianidad en contraste a los imaginarios sociales de equidad y algarabía que representa el arcoíris.
Así queda expreso en uno de los párrafos de la introducción de ésta increíble obra: “Estas violencias comienzan en sus familias de origen, se reproducen en la escuela, en los lugares de trabajo, espacios públicos, entre otros. Son ejercidas por familiares, compañeros, personas desconocidas, actores armados legales e ilegales, en fin… la lista es larga. Estas violencias las encarnan personas LGBTI en sus rostros, en sus cuerpos, en sus historias y trayectorias de vida; en el día a día, donde tienen que aprender a vivir con miedo, en medio de tensiones y resistencias”. (Arcoíris en Blanco y Negro, Página 14).
En Santander, pareciera que la población LGBTI no escapa de éste arcoíris en blanco y negro.
Mientras continuaba revisando otros textos investigativos sobre Derechos Humanos y Poblaciones LGBTI en Colombia (recomendando aquí el texto del Centro Nacional de Memoria Histórica, “Aniquilar la Diferencia”), meditaba sobre los profundos contrastes y similitudes de la investigación realizada por la organización Caribe Afirmativo frente a los hallazgos del equipo de la Corporación Conpázes en Santander, ONG sin ánimo de lucro local, que trabaja por el reconocimiento del Enfoque de Género y la Diversidad Sexual en nuestro departamento.
Un ejemplo de ello es la investigación cualitativa realizada por el equipo de Conpázes frente al miedo que viven las poblaciones LGBTI en nuestro departamento ante la validación social de los discursos de odio, los cuales vienen en aumento en los últimos meses, ofrecidos por cibernautas para cada ocasión u oportunidad dónde emerge alguna noticia relacionada con la diversidad sexual, sea éstas en redes sociales y/o en los medios de comunicación.
En Santander, el último detonante de odio aconteció por la decisión del Alcalde de Bucaramanga al posicionar la bandera del Orgullo Gay en uno de los laterales del edificio administrativo.
Aquí, una vez más, los más gruesos discursos de odio no se hicieron esperar, proviniendo ésta vez de múltiples políticos “preocupados” por “la familia tradicional y los valores cristianos” algunos de ellos, figuras representativas del escenario político de Santander.
Pero ésta audaz decisión de la Alcaldía de Bucaramanga, el espaldarazo ofrecido de parte del Ingeniero Rodolfo Hernández hacia la Población LGBTI de la ciudad de Bucaramanga, debe ser comprendido exclusivamente desde su sentido simbólico más allá de su sentido político. Nada más.
La Administración de Bucaramanga, al situarse por segundo año consecutivo del lado de las poblaciones LGBTI, buscó consolidar el mensaje de inclusión social y de lucha en contra del odio, la violencia e intolerancia hacia un sector poblacional estigmatizado bajo el farsante rótulo de “ideología de género”, rótulo desmentido hasta el cansancio por relevantes sectores académicos pero nuevamente utilizado hace unos pocos días, por distintas personalidades públicas y políticas de Santander con miras a recuperar adeptos para las elecciones del 2019, entre ellos, el sector que representó al ex candidato al senado Jefferson Vega.
Éste rótulo, a pesar de no contener un significado real, genera pánico y un miedo generalizado en la población santandereana. El odio vende.
El posicionamiento de la bandera del Orgullo Gay también puede entenderse como un acto simbólico transgresor que busca desenmascarar la naturalizada hipocresía social incrustada en el ADN de decenas de políticos Santandereanos que van en contra de los derechos de las poblaciones LGBTI y de las Mujeres.
Éstos políticos que se congracian e identifican como adalides y guardianes “defensores de los derechos de los niños, las mujeres y las familias tradicionales” de Santander en el plano real nunca, bajo ninguna circunstancia, se manifestaron, marcharon o sintieron indignación en todos éstos años contra los aberrantes casos de violencia sexual dirigidas a jóvenes, adolescentes y mujeres en Santander, o frente a los atroces asesinatos de menores de edad en nuestro departamento en manos de sus mismos padres o de parientes más cercanos.
Por ello, su manifestación de repudio hacia la diversidad sexual revitaliza sus carreras y sus apuestas políticas para el próximo año.
Parafraseando un comentario que el Ingeniero Rodolfo me expresó hace algunos años: “Es que mano, todos ellos (los LGBT) se merecen respeto por una sola razón: todos somos humanos.”
Quizá puedo no compartir alguna de las decisiones más polémicas del Alcalde de Bucaramanga (como no buscar soluciones alternativas a la tala de árboles del Colegio La Normal) pero hay que reconocer su lucha en contra del odio, la violencia y la homofobia en una ciudad como Bucaramanga, acto simbólico que pasará a la Historia.
Éste acto no le ha representado un solo peso. (Revisen las cifras del subprograma LGBT de la Alcaldía de Bucaramanga en los últimos 3 años, siempre han sido igual a $0).
Ojalá, sea ésta marcha la oportunidad perfecta para que todos los sectores sociales se unan a la energía emanada por cientos de jóvenes que en los últimos 3 años han participado reconfigurando el sentido del Orgullo Gay, LGBTI o LGBTIQ en Santander, dejando de lado, por un momento, el arcoíris en blanco y negro.
Twitter: @Diego10T