Por: Juvenal Bolívar/ La izquierda en Santander hace rato desapareció. Aquellos grupos ideológicos que luchaban por los derechos de las comunidades, de la clase trabajadora, de la salud y la educación pública, entre otras, hoy están ‘enmermelados’ o han sido seducidos por los pellizcos burocráticos que el poder regional les ha venido otorgando. La tarea que antes cumplían, hoy la asumieron las organizaciones sociales y de jóvenes, por fuera del sectarismo que generan los partidos.
Desde cuando vimos a los Liberales, que se han declarado de izquierda-centro, votando por el ultraderechista y autoritarista (bien llamado uribista), Iván Duque Márquez; para que a la esposa de César Gaviria le dieran un cargo diplomático, pudimos entender que la ideología tiene precio y se mide en burocracia.
En Santander los casos de voltearepismo se pueden contar por montones. Uno no puede autodefinirse de izquierda o de derecha al momento de inscribirse como candidato y actuar como mono amaestrado, al son que le imponga el gobernante de turno.
La tal izquierda en el departamento no existe. Uno no entiende como a una activa dirigente sindical la nombran insubsistente como Secretaria de Educación de Santander y ni siquiera su partido, ni los sindicatos ni los partidos que dicen luchar por la clase obrera, se hicieron sentir en contra de una decisión basada para favorecer negocios personales de una familia.
Pero la situación es aún peor en la alcaldía de Bucaramanga, donde pasa de todo, autoritarismo, irrespeto por los trabajadores, corrupción, ineficiencia administrativa, etc., pero partidos como el Polo, ASI y Verde, principalmente; que alguna vez fueron los que dieron alguna lucha por lo social; hoy están atragantados de poder, lo que les impide criticar al alcalde Rodolfo Hernández.
El último caso digno de criticar tiene que ver con el masivo despido de los trabajadores del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, que incluyó a la cúpula sindical. Qué este tipo de decisiones las tome el alcalde, ya no nos sorprende -es normal que el diablo haga maldad- pero lo que si nos deja atónitos es que supuestos líderes de la izquierda, como el concejal Jorge Flórez y el senador Leonidas Gómez-Gómez, ambos del Polo Democrático, no solo sigan comiendo de la mano de Rodolfo Hernández, sino que, no hayan sido solidarios con la clase trabajadora, la misma a la que supuestamente deben defender.
Pero eso no es todo. Hace más de un año, otro despido masivo de trabajadores de la planta de la Administración Central, que llevó a una huelga de hambre por parte de los empleados de la alcaldía, los afectados tampoco tuvieron la mano amiga de estos dos representantes de la clase obrera.
Y así sucesivamente. Uno quisiera que esos políticos como Leonidas y la exsenadora Claudia López, que en la plaza cívica dicen una cosa, pero con su actuar hacen otra, algún día encontraran coherencia política. No pueden rasgarse las vestiduras ante los medios de comunicación denunciando la corrupción pero siguen al lado, apoyando, impulsando y creando proyectos electorales con quien ha sido el protagonista del escándalo más grande de corrupción en los últimos 20 años: El corretaje en favor de Vitalogic.
Entonces empieza uno a entender que, entre bomberos no se pisan las mangueras. La izquierda necesitaba un poco de ‘gasolina’ y el tener el poder en la alcaldía de Bucaramanga, les ha permitido tener burocracia y contratación -porque en política nada es gratis- y máxime, cuando se debe abandonar el criterio y el libre pensamiento por un pedazo del pastel.
Si alguna vez estos supuestos dirigentes de izquierda o aquellos que están al lado de Hernández, apoyando todas sus travesuras y que alguna vez tuvieron ideología, como Wilson Ramírez (que perteneció al Polo y hoy a Cambio Radical), Fabián Oviedo (Cambio Radical), Cleomedes Bello (la U), John Jairo Claro (proveniente de universidad pública, hoy en ASI), entre otros, recuerden que dentro de un año vienen las elecciones. Ya sabemos cómo actúan, ya sabemos que lo hacen a espaldas de la comunidad.
Ojalá el poder no los atragante. Ojalá que lo que Rodolfo les haya pagado en contraprestación de sus servicios les permita retirarse de la política.
Nota: El perro de San Roque es una mítica pintura que pinta la realidad política regional. Un perro con una mogolla en la boca no puede ladrar, claro, porque se le cae.
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