Por: Carlos Alberto Furnieles Rojas/ Desde la creación conocemos que el agua lo es todo como fuente de vida, de allí podemos dimensionar que Barrancabermeja y el Magdalena Medio son como la tierra prometida; al encontrarse con una alta presencia del preciado líquido por todos sus costados; una ventaja comparativa con importantes connotaciones que brinda múltiples oportunidades para el desarrollo local y regional; nada despreciable es que contemos con cuarenta (40) ciénagas en la región, donde dieciséis (16) pertenecen a Barrancabermeja y cuatro son ciénagas urbanas; la ciénaga San Silvestre, ciénaga Miramar, ciénaga Juan Esteban, ciénaga El Castillo, ciénaga El Llanito, Brava, Zarzal, Zapatero, salado, Guadualito, Tierradentro, Sábalo, El Tigre, La Cira, del Guamo y Chucurí, entre otras.
A las claras y con visión emprendedora vemos que estas ventajas nos abren un abanico de grandes oportunidades de desarrollo turístico, piscícola y agroindustrial a través de empresas rentables sostenibles y que impacten el indicador de generación de empleo local y regional, tal como ha sucedido en la mayoría de localidades a nivel mundial donde contar con agua en proporciones tan abundantes como en Barrancabermeja les ha permitido desarrollar un polo de desarrollo altamente rentable y generador de empleos.
No obstante si seguimos sumando ventajas en nuestra localidad en cuanto a espejos de agua con que cuenta el municipio, le podemos agregar otras principales fuentes, tales como: el rio Magdalena, una verdadera arteria fluvial de incalculable valor ambiental, económico y cultural, el rio opón, el rio Carare, el rio Sogamoso, la Colorada y Oponcito; constituyéndose en un espectacular circuito hídrico que propicia no solamente el desarrollo turístico si no el desarrollo agroindustrial, pesquero y acuícola de la Región, como viento de paz.
Solo apoyándonos en estas ventajas (sin contar con la industria petroquímica), podríamos basar gran parte de la economía de la ciudad en la explotación de este recurso natural inagotable, si así lo quisiéramos.
Pero lastimosamente Barrancabermeja, nada en agua; nada es nada, pareciera que no nos importara el agua, por lo menos a la gran mayoría; y esto es evidente porque hemos dejado deteriorar los ríos, las ciénagas y las quebradas, de estas últimas no queda es nada, así es: Nada; solo nos queda el recuerdo de las postreras que se resistieron como el caño El Rosario, Las Lavanderas, Las Camelias, caño Cardales, Pozo Siete, Pozo Forero y muchos más que ya se nos olvidaron. ¿Bueno y, será que esto debe seguir así?
Antepusimos culturalmente el petróleo al agua (grave error); es más, la industria hizo uso de nuestros recursos para la aplicación de técnicas de explotación, permitiéndose hacer nocivos vertimientos que han deteriorado fuertemente el recurso y lo han convertido en depósito de desechos, como azufre, plomo, mercurio y otros metales pesados variados que lo convierten en recursos sin valor en razón a que de esta manera se destruye la posibilidad de producción de peces en estas aguas dado el nivel de contaminación propiciada por la industria petrolera y otras industrias de explotación minera.
Con los niveles de contaminación por metales pesados que existen en nuestras ciénagas, se disminuye la posibilidad de desarrollar la industria de producción de peces para exportar, pues las barreras técnicas establecidas por los países que aplican y restringen con rigurosidad el ingreso de productos que representen un riesgo para la salud, están en que los productos deben estar libres de estos componentes.
Nos queda la industria turística, claro que sí; la cual requiere una mayor rigurosidad en la normatividad de explotación y contaminación de los recursos naturales, control sobre vertimientos de la industria, vertimientos de aguas servidas de la población, compromiso de universidades, sector público, empresarios, Gobierno en general para trazar la política respaldada por Planeación Nacional, Departamental y Municipal, lo cual requiere direccionamiento de recursos para dar soporte a los cierres financieros de los proyectos que se tracen.
Es claro que Barrancabermeja no puede seguir de espalda al agua. Con carácter urgente debe desarrollarse la cultura del agua, pues es factor fundamental para su crecimiento, diversificando la economía; aprovechando al máximo lo mejor que tenemos, construyendo una nueva economía que con seguridad brindara productividad y desarrollo, y haciendo uso de las experiencias vividas, aplicar con rigurosidad que la nueva industria incorpore el equilibrio ambiental, económico y social como derroteros fundamentales de responsabilidad social empresarial.
Largo camino, pero con una visión clara, se lograran los objetivos; si todos contribuimos y nos comprometemos de manera responsable, en la generación de economías rentables y sostenibles en el tiempo.
Ahora, priorizando el tema hoy, ya, urgente ¡Por Dios! No dejemos acabar la Ciénaga San Silvestre.
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