El líder ultraderechista es sospechoso de haber participado en una conspiración que buscaba desacreditar el proceso electoral e impedir que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el mando de Brasil en enero del año pasado.
Bolsonaro defiende su inocencia y asegura ser víctima de una «persecución implacable».
La investigación llevó a la policía a lanzar el 8 de febrero la operación Tempus Veritatis (la hora de la verdad, en latín), con decenas de allanamientos, confiscación de pasaportes y detenciones en el entorno de Bolsonaro, a quien se le prohibió salir del país.
La audiencia, en la sede de la Policía Federal en Brasilia, ocurre a solo tres días de una concentración callejera convocada por el exmandatario (2019-2022) en Sao Paulo para repudiar las acusaciones.
Bolsonaro dijo el miércoles que solo dará declaraciones si su defensa obtiene acceso al contenido del proceso en su contra. Acudirá a declarar junto a otros aliados sospechosos, incluidos varios exministros, según la prensa local.
«Nadie intentó dar un golpe en Brasil, es la gran verdad», reiteró a la radio CBN Recife.
Es la sexta vez que el exmandatario concurre ante la policía para prestar declaraciones desde que dejó la presidencia.
El año pasado compareció por la presunta falsificación de certificados de vacunación contra el covid-19, así como por el ingreso irregular a Brasil de valiosas joyas obsequiadas por Arabia Saudita.
También tuvo que declarar por sospechas de instigar los disturbios del 8 de enero de 2023.
Un decreto, un video
Aquel día, una semana después de que Lula asumiera su tercer mandato, miles de bolsonaristas inconformes con su victoria en las elecciones de octubre de 2022 asaltaron el palacio presidencial, el Congreso y la corte suprema.
Bolsonaro, que se hallaba en ese momento en Estados Unidos, niega cualquier incitación de la asonada y rechaza que fueran parte de un plan preconcebido. Incluso, sugirió que no se trataba de seguidores suyos.
Pero según la policía, unos dos meses antes Bolsonaro recibió y modificó un decreto en el que preveía detener al presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, y convocar nuevas elecciones.
En el expediente del supuesto plan de golpe de Estado también figura un video de una reunión realizada el 5 de julio de 2022, tres meses antes de los comicios en los que Lula resultó victorioso.
La grabación, divulgada por la corte suprema el 9 de febrero, muestra a Bolsonaro exhortando a varios de sus ministros a emprender una campaña contra el sistema de urnas electrónicas.
«Si reaccionamos después de las elecciones, será el caos en Brasil, una gran guerrilla», dice el ultraderechista a sus ministros en el video.
Relación tensa
La indagación sobre la supuesta trama golpista fue ordenada por Moraes, al frente de varias investigaciones contra el expresidente y su entorno.
Moraes, también juez de la corte suprema, es constante blanco de críticas de Bolsonaro.
La defensa solicitó apartar a Moraes del caso alegando que carece de «la imparcialidad necesaria para desempeñar sus funciones».
Pidió también postergar la declaración de su cliente ante la policía.
La corte suprema negó ambas.
Bolsonaro puede «guardar silencio» durante su audiencia, pero «no puede decidir» cuándo comparecer, declaró Moraes, según un comunicado del Supremo Tribunal Federal.
«Evento pacífico» en Sao Paulo
Pese a las numerosas investigaciones de que es objeto desde que dejó la presidencia hace 14 meses, el excapitán del ejército de 68 años se ha mantenido a la cabeza de la oposición.
Y aunque en junio fue inhabilitado políticamente hasta 2030 por desinformación, el miércoles dijo estar «convencido» de que podrá revertir esa «injusticia».
Sobre la manifestación del domingo en Sao Paulo, prometió que será un «evento pacífico» para mostrar a «Brasil y al mundo una fotografía de verde y amarillo» -los colores nacionales- y negar las sospechas en su contra.