Por: Paola Guarín/ Indudablemente la humanidad ha logrado estrechar lazos de afinidad y complicidad con los animales y su entorno biológico desde épocas remotas, logrando con ello grandes transformaciones sociales a lo largo de su evolución.
Como resultado de ello, la domesticación más allá de ser una necesidad experimental, logra consolidarse como un equilibrio entre la misma evolución de las culturas y en muchos casos costo-beneficio cuya balanza levemente se inclina hacia la misma especie humana.
En Colombia la compañía animal hoy por hoy está en auge, donde la familia típica colombiana goza en gran parte de animales domésticos, estrechando lazos de afinidad que en extremo puede considerarse dependencia sea perro o gato especialmente.
Pero no todo es color de rosa, al igual que los objetos inservibles o la vida útil de los bienes muebles nunca puede compararse con la de un animal, pero lamentablemente los descontrolados hechos de abandono, comercialización de especies y la falta de acciones directas de esterilización o control poblacional, se está gestando como un problema de salubridad pública y seguridad de estas especies como de nosotros mismo.
Es urgente poner manos a la obra en la solución inmediata en este flagelo que no solo afecta la seguridad vial y salubridad pública entre otros aspectos, con el emergente abandono de animales y así garantizar sostenibilidad y desarrollo social. Por ello la necesidad que la nueva administración local, aúne esfuerzos en la construcción inicial de un centro de bienestar animal digno de la ciudad bonita, demostrando con ello que las acciones hablan por sí solas, si de brindar bienestar se trata.
Medellín, Bogotá, Pasto y Cali son algunas de las ciudades que poseen centros de protección y bienestar animal, donde se brinda ayuda y apoyo profesional a nuestros compañeros gatunos, perrunos entre otros.
La capital santandereana está en mora en dar ejemplo en la gestión de programas y recursos destinados a esta emergente y noble causa. En los últimos planes de desarrollo de los gobiernos locales, tenían como meta la modernización y/ construcción de un centro de protección animal digno de talante bumangués, sin embargo, con la ejecución de estos planes, a hoy, lamentablemente no ha sido una realidad.
Es indudable los avances en el periodo legislativo nacional de los años 2018-2019, toda vez que se impulsaron y generaron iniciativas a favor de los animales en la historia del Congreso de la República. En total 15 proyectos, según el Observatorio Animalista que lidera la Universidad Javeriana.
En esta instancia, uno de los más avanzados, que está a solo un debate de ser norma, es el Proyecto de Ley 120 de 2018, que busca prohibir la experimentación en animales con fines cosméticos.
Por otra parte, en esta legislatura se encuentra un proyecto que, si llegase a ser ley, sería la más importante del país en materia de animales al quererse expedir un Código Nacional de Protección y Bienestar Animal, proyecto extenso que intenta compilar todas las normas del ordenamiento y propone regulaciones que prioricen la protección animal en diferentes ámbitos de la convivencia humana.
La expedición de un código de estas características sería la solidificación de una rama jurídica como el derecho animal, un ejemplo no solo latinoamericano, sino mundial.
Lo avances nacionales del legislativo impulsan a los entes territoriales a través de su gobernabilidad, llevar acciones y hechos, construir pedagogía y bienestar con la creación de este tipo de centros donde los principales beneficios es la relación animal que en última compartimos con nuestro territorio.
Espero que este llamado involucre y motive a los diferentes actores políticos en pro de construir una Bucaramanga propositiva y por qué no soñar y hacer realidad el centro de protección animal de Bucaramanga.
Correo: paolaguarin1985@gmail.com
Twitter: @Bupagu