Por: Fray Andrés Julián Herrera Porras, O.P./ Escribo esta columna con esa tusa propia de todos los colombianos que caemos en el letargo mental de los noventa minutos de cada partido de la selección de mayores. Es una suerte de condena la de comprender que uno se vuelve idiota durante más de una hora; sin embargo, quiero hacer un alto racional en medio de este sentimiento y recordar algunas victorias.
El primer consuelo al que me quiero referir para superar este asunto de ser como Venezuela; es decir, quedarnos sin mundial de nuevo, es la alegría y el orgullo que debería generarnos la selección colombiana de amputados que clasificó al mundial de Turquía tras ganarle por seis goles a la selección de Perú. Lástima que el fútbol de amputados no sea tan buen negocio como el fútbol tradicional. Así como se le ganó a Perú, también la selección Colombia, pero esta vez de voleibol, le ganó a Brasil y logró con esa victoria, su clasificación al mundial de mismo deporte que se realiza este año 2022 y aunque el encuentro deportivo ocurrió el 20 de septiembre de 2021, ninguno de nosotros se dio por enterado.
Sigamos hablando de deportes poco promocionados; ahora, es el turno para los 18 títulos mundiales de la selección Colombia de patinaje que este año competirá también en Argentina buscando continuar con una racha que inició cerca del año 2000. Esto, debido a que, desde ese año hasta el 2021 hemos perdido el título únicamente en tres ocasiones: En 2001 y 2003 contra Estados Unidos y en el 2009 contra Corea del Sur. A su vez, la selección colombiana de tenis sub 14 también estuvo participando en el mundial de su disciplina; a nadie le importa, pero en esa selección tenemos a promesas como María Camila Osorio quien en todo el torneo sudamericano de tenis sub 14 solamente perdió un set.
Por otro lado, mientras el traspaso de Luis Díaz costó 45 millones de dólares, Tatiana León, Mary Sol Echeverry y Dariana Suache buscaban en el pasado mes de febrero, recaudar 45 millones de pesos colombianos para poder ir al mundial de taekwondo al cual clasificaron, para representar a nuestro país. Aclaro que no tengo nada en contra de Lucho; por el contrario, merecido su traspaso. A pesar de ello, la comparación es válida para demostrar la injusticia fáctica del fútbol frente a otros deportes.
Pareciera que en el fútbol pagan mucho mejor que en los demás deportes. Frente a esto es necesario hilar más fino y tener en cuenta que no aplica para la selección Colombia de amputados, ni tampoco para la selección femenina sub 17 que también clasificó al mundial, tras vencer a Chile tres goles por cero, y que al igual que sus colegas amputados, tampoco fue noticia relevante. Y si eso pasa con la selección femenina de fútbol de Colombia, ni que decir de la selección femenina de rugby que también logro su cupo al mundial sin lograr con ello mayor visibilidad.
Quizá el error ha sido poner toda la apuesta a un deporte exclusivamente, ojalá podamos, y me incluyo en ese podamos, dejar de lado la idea absurda de solo aplaudir a la selección colombiana masculina de fútbol, no porque no se pueda vibrar con un partido de la selección, sino porque tal vez sea una muestra de cómo el mercado influye en nosotros, es momento de ver otros deportes y con ello apoyar a tantos deportistas que lo merecen.
Volviendo a la tusa inicial, es necesario precisar que, al parecer, el gran culpable detrás de la derrota de la selección Colombia no es solamente el técnico, sino toda la directiva de la Federación Colombiana de Fútbol. Se trata pues, de una derrota deportiva por la primacía del negocio. Es decir, les importa más el dinero recaudado que el nivel deportivo e incluso la dignidad del cuerpo técnico, como ya lo ha sugerido Carlos Queiroz frente a su salida de la selección nacional.
En el fondo de todo esto, hay un entramado de corrupción que parece no importarle a nadie, se trata de la corrupción propia del fútbol. Por un lado, dándole la razón un poco al gran Diego y sus denuncias por negocio de la pecosa. Y, por otro, la corrupción frente al manejo de los deportes en Colombia, situación que, aunque pasa desapercibida, trunca el futuro de nuestros deportistas y los deja con sueños totalmente frustrados.
Para finalizar debo pedir perdón por todos aquellos deportes a los que no me referí: el ciclismo, el ajedrez, el baloncesto, el beisbol, la natación y tantas otras disciplinas que parecen menospreciadas y olvidadas gracias a “su majestad” el fútbol.
Cota 1: Felicidades al tigre Gareca por su merecida victoria, ojalá logre hacer lo propio en el repechaje.
Cota 2: Ver a Egan Bernal de nuevo en carretera me llena de emoción y de esperanza, un día a la vez.
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*Abogado. Estudiante de la licenciatura en Filosofía y Letras. Miembro activo del grupo de investigación Raimundo de Peñafort. Afiliado de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.
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