Por: Carlos A. Gómez/ La triple cuenta de la sostenibilidad está conformada por los aspectos sociales, económicos y ambientales. La intersección de estos tres aspectos conforma la sostenibilidad. Nuestro país, que tiene abundancia de recursos naturales, peligra por los desastres de la intervención humana. Algunas personas, no conformes con tener al Amazonas como el «pulmón» del planeta, prefieren deforestarlo para usarlo en ganadería.
Los páramos, ríos y océanos son las fuentes hídricas que nos bañan con gran abundancia. Sin embargo, los desechos industriales son regados con poco control y en algunos casos sin control alguno. El río Magdalena es uno de los más perjudicados por la gran cantidad de residuos que recibe, particularmente en la zona del Magdalena medio caracterizada por la industria petrolera.
Este año particularmente nos ha mostrado que somos frágiles en los aspectos de la sostenibilidad. Socialmente, el país sufre por las desigualdades; los líderes que trabajan para que los entornos de las zonas rurales ofrezcan mejores oportunidades son asesinados. Las masacres no paran, casi que cada semana en el país se presenta una. Además, las medidas que se toman no son preventivas, sino que nos acostumbramos a escuchar la frase de «se harán las investigaciones necesarias para dar con los responsables».
Económicamente estamos mal con cara de estar peor. La pandemia está mostrando la fragilidad de nuestra economía que sigue dependiendo de recursos no renovables. Los índices de desempleo subieron a niveles históricos y hacen ver que los sectores que producen ingresos en los hogares colombianos son informales. Los sectores industriales que son tradicionales en nuestro país se sostuvieron gracias al músculo financiero que tienen. Los bancos como siempre protegidos y los menos vulnerables.
Ambientalmente, las problemáticas de contaminación, deforestación e intervención, a pesar de ser evidentes para el sector del Gobierno, pareciera que la miopía es mayor y no ven la realidad. Ojalá los 15 billones de pesos que prometieron para intervenir en Santander no lo cobren con Santurbán. Los huracanes que pasaron por el Caribe y dejaron un coletazo en el país son evidencia de que somos realmente frágiles en todo aspecto. Los estragos que deja el paso del huracán Iota por San Andrés y Providencia no serán tan fáciles de recuperar, ya que venían de una situación difícil por depender del turismo.
Me quedo corto en mencionar las deficiencias que tenemos en estos aspectos, realmente hago una muy breve recolección de información sobre lo que está pasando en el país.
Mucho de lo que pasa en el exterior afecta a Colombia. Una vez se conoció el nombre del nuevo presidente de Estados Unidos, el precio del dólar bajó 100 pesos en un día. La política de los países vecinos sigue dejando vacíos y genera incertidumbre en general.
Colombia, con todo el potencial que tiene, parece que no tuviera un futuro brillante. Más bien, está a la espera de querer no fortalecer su industria y esperar que todo lo importen. Podemos apoyar el producto colombiano, aquellos que hacen el esfuerzo de lograr que sus productos sean Made in Colombia.
Por ejemplo: el pan que usted se come de la tienda Tostao es traído congelado de Europa y horneado aquí, para que se lo coma calientico. La dona que vende la tradicional empresa Ramo es hecha en Barcelona, España. Esa dona la hacen en un día, la transportan en avión y llega a Colombia al día siguiente. Con ese proceso, la dona puede durar dos semanas en las tiendas de Colombia. Ramo comenzó a envasar la cubierta de chocolate que viene en el producto famoso «Chocorramo», al estilo Nutella, pero esa crema es hecha en Canadá y vendida aquí. La cerveza que produce la empresa Bavaria es producida con cebada traída de Estados Unidos, Bolivia y Argentina.
¿No tenemos la capacidad de hacer pan, donas o la crema de chocolate? Por costos de producción saldrá más barato enviar un pan de Alemania congelado y venderlo aquí en una tienda de Tostao, pero estoy convencido de que somos capaces de hacerlo aquí.
¿Recuerdan la semana pasada de lo que pasó con la papa? Cientos de campesinos la regalaban porque había mucha oferta y poca demanda. Ahí salieron a flote las importaciones de papa que hace el país también desde Europa. Hace 4 años estábamos trayendo mangos del Perú; es increíble.
Somos un país con una capacidad agrícola no explotada, tenemos los climas diversos para sembrar lo que deseemos. Ojalá el ajo que compre no sea de China; el nuestro es mil pesos más caro, pero vale la pena.
En lo que a mí respecta, somos un país insostenible: importamos más de lo que exportamos y eso quiere decir que la balanza comercial es negativa. Apoyemos lo nuestro, compremos lo nuestro, pero que haya sido producido por los nuestros.
*Ingeniero Industrial – Magister en Responsabilidad Social y Sostenibilidad.
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