Por: Diego Ruiz Thorrens/ María* es una mujer de 63 años. Es menuda, delgada y de tez trigueña cuyas manos saludan con bastante firmeza y calidez. Tiene una mirada dura que dice haber adquirido gracias a los golpes que recibió (tanto a ella como toda su familia) por culpa de la guerra en Colombia. Ella, es una mujer que fue desplazada por la violencia en el marco de conflicto armado colombiano y quien siendo joven tomó la dura decisión de “recoger su corotos”, lo poquito que tenía a la mano y salir huyendo junto con su esposo y sus 3 pequeños hijos buscando un mejor futuro en Venezuela.
“Yo pertenezco a esa generación donde mis abuelos, mis padres, hermanos e hijos vivimos en carne propia lo más crudo de la guerra en Colombia, donde muchos de nosotros (contando amigos y vecinos) tuvimos que irnos desplazados y amenazados del país luego de perder todo, la casita, una finquita y los animales. A mí me mataron 2 hermanos y a mi madre le mataron uno. Nos fuimos porque mis niños estaban pequeños y no quería que algo le pasara a mis pelados”.
Cuenta que sus primeros años en Venezuela no fueron fáciles, pero que poco a poco, ella junto a su esposo, hijos y familiares lograron estabilizarse económicamente, o como dice ella, “surgir”: “Mis hijos crecieron, lograron educarse y trabajar en Venezuela. Algunos de ellos regresaron a Colombia antes de que todo se pusiera duro por Venezuela. Mi esposo y yo quisimos quedarnos pero ya la vida era imposible, todo era muy costoso. Por esta razón decidimos regresar a Colombia”.
Le pregunto sobre cómo fue el trato que recibió durante su estancia en el país vecino y responde que, personalmente, no tiene queja alguna. Manifiesta que fue bien acogida aunque no niega que muchos colombianos no contaron con la suerte que ella tuvo. Afirma con dolor que la violencia y la agresión social que nunca experimentó en Venezuela sí la ha tenido que vivir en Colombia: “Usted aquí no existe para nadie, ni para la justicia, ni para las instituciones y menos para el Estado. Usted llega aquí con las manos vacías. La gente lo mira a uno raro, y si te escuchan el acento venezolano te observan como si uno fuera a robarles o a hacerles daño”.
Comparte que ella, al igual que muchos colombianos que retornaron al país, sienten que la cuna que les vio nacer y del que tuvieron que emigrar (buscando un mejor futuro, huyendo de la violencia, por trabajo o probando suerte) es agreste. Reflexiona que en Santander, principalmente, en Bucaramanga y su área metropolitana, los discursos de odio y xenofobia también les afectan porque para muchos colombianos, ser retornado, es sinónimo de ser un lastre o una molestia: “Aquí no existe verdadera integración social del colombiano retornado. Pareciera que para el santandereano, o eres colombiano o eres venezolano, pero nunca un colombiano que tuvo vida e historia en Venezuela. El mayor y más grande impulso lo recibí cuando me enteré que existía el Registro Único como Retornada (RUR) y decidí registrarme como Colombia Retornada. Gracias a este registro he podido recibir información sobre los beneficios que tenemos los colombianos que retornamos al país, permitiendo que podamos construir una vida y nuevas raíces en la ciudad”, afirma.
La estrategia del “Intégrate Bucaramanga” y el Registro Único de Retornados (RUR).
Desde el año 2022, en Bucaramanga funciona el Centro Intégrate. Ubicado en la carrera 19 # 31 – 73 (Centro Cultural del Oriente), este centro (de 9 en total que hay en todo el país) hace parte de una estrategia nacional de integración, dirigida a personas migrantes, refugiadas y colombianos retornados provenientes de Venezuela, así como a la población de acogida, es decir, población colombiana en general.
Este centro, que nació como resultado de un trabajo de articulación entre la Gerencia de Fronteras de la Presidencia de la República, la Cooperación Internacional liderada por Usaid en asocio con OIM y la Alcaldía de Bucaramanga, cuenta con un equipo de profesionales de alto perfil que brindan información en emprendimiento, la ruta de empleabilidad, en asesoría para afiliación en salud, asesoría en educación, acompañamiento legal y acompañamiento psicosocial, entre otros servicios, para todas aquellas personas ubicadas en Bucaramanga y su área metropolitana que así lo requieran.
También, es el espacio de atención de instituciones como la Registraduría (días martes y jueves), el Sisbén (días jueves y viernes), la Escuela Municipal de Artes de Bucaramanga (EMA) y la corporación Conpazes, dinamizadora del Registro Único de Retornados, RUR (días lunes, miércoles y jueves en horario de la mañana).
Al igual que María, gracias al Centro Intégrate, muchas personas de la población colombiana retornada han encontrado la información, orientación y acompañamiento que les ha permitido una mejor reintegración y cohesión social, un mejor acceso a la oferta en salud, la educación y la inclusión en el mercado laboral.
Si usted tiene familiares, amigos conoce personas que nacieran en Colombia, hayan salido del país, decidieran regresar y cuenten con cédula de ciudadanía, infórmeles que existe el Centro Intégrate y que ellos y ellas tiene derecho a registrarse en el Registro Único de Retornados (RUR).
Para una mayor y más amplia información, acérquese al Centro Intégrate los días lunes, miércoles y jueves de 7:30 AM a 12:00 del mediodía, o escriba al “X” de la Corporación Conpazes (@Conpazes).
De todas y todos nosotros depende que alcancemos una mejor cohesión social y un mejor tejido humano en la ciudad de Bucaramanga y el departamento de Santander, especialmente, cuando muchos colombianos y colombianas retornadas nos necesitan y merecen una mejor calidad de vida.
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*Estudiante de Maestría en DDHH y gestión del posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP Seccional Santander
X: @DiegoR_Thorrens