Por: César Mauricio Olaya/ A raíz de la pasada publicación en este portal sobre los resultados del primer Global Big Day del año, que reconfirmó la potencialidad de Colombia como primer país en el mundo con mayor cantidad de aves registradas, pero donde hacía un llamado de atención para el caso de Santander, donde los resultados nos ubicaron en un muy lejano puesto 19 en el país, cuando por otra parte, estudios del Instituto Humbolt muestran que esta región del país es una de las primeras en presencia de aves.
El doctor Jorge Avendaño, biólogo UIS y hoy día considerado como una autoridad nacional en materia de ornitología, me comentaba que este resultado obedecía a varias razones. La primera y eso es motivo de todos los aplausos, es que la actividad de la fotografía y la observación de aves va en aumento en todo el país. Cada año son más las listas que se incorporan oficialmente al Global Big Day, lo que ratifica que esta rama del turismo debe ser hoy objeto del mayor interés como política misma de la economía naranja.
La segunda observación y esta sí es de llamado de atención a las autoridades departamentales para que atiendan esta línea del turismo con el debido compromiso y seriedad, es que hay departamentos de Colombia como el caso de Caquetá y Putumayo, donde no solo se ha asumido el compromiso de la promoción de la ornitología, sino que para estas actividades se destinan importantes recursos e incluso, se traen expertos de otros países del mundo, que aseguren un conteo importante en sus departamento, a sabiendas que esta inversión representa a futuro, un trampolín para la promoción de la industria sin chimeneas.
De otra parte, el biólogo Fernando Cediel, uno de los miembros directivos de la organización SONORA (Sociedad Ornitológica del Nororiente Andino), al establecer contacto en referencia a esta columna, manifestó qué con el propósito de que se dieran luces sobre la versión de quienes ejercen la pajarería en Santander, resultaba fundamental detenerse en las cifras y los balances. A juicio del experto, ese puesto 19 no permite visualizar importantes ganancias en esta actividad, cómo por ejemplo, el hecho de que el crecimiento tanto de reportes de especies, como de listas de observadores ha crecido casi de manera exponencial, así como ha sucedido con los lugares para el ejercicio de esta actividad.
En este análisis presentado por Cediel, se complementa con el cuadro evolutivo de la actividad en cuanto a resultados se refiere. Así puede apreciarse qué desde el primer año con cuatro observadores y 120 registros, al último con 140 observadores y 400 especies registradas, es notorio el avance.
Se concluye como hecho importante, que el registro de 400 especies para nuestro territorio, al compararse con las 1549 del conteo a nivel país, determina que en Santander se contabilizaron el 25% del total de estas aladas maravillas de la naturaleza, razón de más para insistir en que el manejo de este reglón, debe convertirse en un imperativo a tener en cuenta por parte de los candidatos a llevar la batuta del departamento por los próximos años.
Para tener en cuenta
En nuestro privilegiado territorio, se cuenta con once especies endémicas, una cifra importante que se convierte en un anzuelo para los pajareros del mundo entero, pues ese endemismo las convierte en especies únicas y de difícil avistamiento.
Las citamos como dato para los expertos: Habia ahumada (Habia guturales), Chango colombiano (Macroagelaius subalaris), Guacharaca colombiana (Ortalis columbiana), Perdíz santandereana (Odontophorus strophium), Colibrí ventricastaño (Amazilia castaneiventris), Colibrí frentiazul (Amazilia cyanifrons), Torito capiblanco (Capito hypoleucus), Carpintero lindo (Melanerpes pulcher), Tapaculo del alto Magdalena (Scytalopus pulcher) y el Cucarachero del Chicamocha (Thryophilus nicefori).
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